PISTAS
De entre las principales pistas que hay que entresacar sobre los proyectos televisivos del Partido Popular cuando alcance el poder nacional, no est¨¢ de m¨¢s detenerse en los ¨²ltimos nombramientos de directivos en televisiones auton¨®micas bajo su batuta. El rescate para redirigir Telemadrid de Jos¨¦ Antonio S¨¢nchez, directivo principal de TVE en las jornadas de los atentados del 11-M, puede ser una se?al de que el banquillo conservador no ofrece mucha renovaci¨®n. M¨¢s bien el reparto de pasteles suena que va a premiar a los mismos golosos. Siempre es importante el grado de experiencia adquirido, pero a¨²n lo es m¨¢s transmitir una sensaci¨®n de progreso y renovaci¨®n. Es hora de afianzar el intento por poner en marcha algo parecido a un servicio p¨²blico ajeno al partidismo.
Cuando Dolores de Cospedal puso sobre el tapete su denuncia del sectarismo de la televisi¨®n p¨²blica nacional, que bajo el Gobierno socialista ha obtenido por primera vez un estatuto de independencia y de sometimiento al Congreso m¨¢s que al partido gobernante, ya sospechamos que se trataba de un retorcer la verdad para contarnos que los avances logrados no iban a ser prolongados ni aumentados por los populares. Ser¨ªa terrible que los t¨ªmidos avances por convertirnos en un pa¨ªs democr¨¢tico normal fueran cercenados para volver a tiempos peores. Pero el nombramiento de Ignacio Villa para dirigir la televisi¨®n castellanomanchega tambi¨¦n apunta a que las fidelidades ciegas son m¨¢s importantes que los esp¨ªritus reformadores. La rencilla se protege m¨¢s que la mirada abierta.
Es curioso que los populares insistan en que su proyecto, y m¨¢s en tiempos de crisis, consiste en privatizar los canales auton¨®micos. Pasado un tiempo de choque prudencial, el proceso de venta se paraliza, el canal se infrautiliza y el resultado final es una especie de limbo interesado donde ni se hace televisi¨®n ni se permite el aire plural. Es decir, se denuncian las carencias al tiempo que se colabora en aumentarlas. Los perdedores somos los ciudadanos, que pagamos las facturas, pero no disfrutamos de servicios razonables. Ser¨ªa bueno presentar un plan global y de pa¨ªs dise?ado para ser cumplido. Y no olvidarnos de mirar a las carencias que a¨²n nos ruborizan cuando echamos un ojo a la moral de servicio p¨²blico de los canales franceses, ingleses o alemanes.
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