El carisma de Uri Caine
El pianista deslumbra con su fusi¨®n de g¨¦neros en el Alc¨¢zar de Segovia
Han pasado ya un par de d¨¦cadas desde que el pianista de jazz Uri Caine y su grupo recrearon la m¨²sica de Mahler a su manera, en un proceso de adaptaci¨®n de los grandes compositores a los lenguajes avanzados de la modernidad. El m¨²sico de Filadelfia se adentrar¨ªa con similar capacidad de fascinaci¨®n en Wagner, Bach, Schumann, Beethoven, Mozart o Verdi. Uri Caine era considerado un autor de culto desde las ra¨ªces populares. Hace dos o tres a?os decidi¨® dialogar con el flamenco y mont¨® un espect¨¢culo en Granada con la cantaora Carmen Linares sobre los desastres de la guerra. Una vez m¨¢s sorprendi¨® gracias a sus inagotables b¨²squedas y a su insobornable rigor.
El ¨²ltimo espect¨¢culo de Uri Caine se estren¨® hace unos meses en una f¨¢brica abandonada de Stuttgart y se present¨® en Espa?a el pasado s¨¢bado en el patio de armas del Alc¨¢zar de Segovia, dentro del Festival de Verano de la ciudad castellana. Versa sobre las lamentaciones nocturnas de Jerem¨ªas y en ¨¦l se dan cita, alrededor del pianista, la cantaora Carmen Linares, la cantante americana de soul Barbara Walker, la cl¨¢sico-contempor¨¢nea Cristina Zavalloni, el cuarteto de violas de gamba Il Suonar Parlante, con el gran Vittorio Ghielmi de maestro de ceremonias, el saxofonista Achille Succi y el guitarrista flamenco Salvador Guti¨¦rrez. Un cartel de lujo para una ceremonia nada convencional.
Carmen Linares y la cantante de 'soul' Barbara Walker pusieron la voz
Porque nada convencional es alternar los lamentos, quej¨ªos y expresividades m¨¢s encendidas de universos tan distintos como los que representan el soul, la experimentaci¨®n cl¨¢sica y el flamenco, y m¨¢s si se enmarcan en un proceso de di¨¢logo e improvisaciones con un cuarteto de violas de gamba y el piano inclasificable de Uri Caine. Hasta cierto punto, el saxof¨®n y la guitarra introduc¨ªan mensajes c¨®mplices con el soul y el flamenco. Eran unos instantes de reposo, pues enseguida encontr¨¢bamos al piano dialogando con la guitarra o a las cantantes entre s¨ª. Todo ello con una alegr¨ªa y una complicidad entre los m¨²sicos que acab¨® contagi¨¢ndose. El p¨²blico se mostr¨® primero un poco distante -o tal vez, desconcertado-, pero a partir de unas buler¨ªas de Carmen Linares rompi¨® aguas y se integr¨® en el espect¨¢culo aplaudiendo todos los n¨²meros y pas¨¢ndolo francamente bien.
El concierto -cantado en hebreo, ingl¨¦s y espa?ol- no siempre mantuvo las mismas dosis de genialidad, pero incluso los altibajos que se produc¨ªan como consecuencia de los riesgos que adquir¨ªan los m¨²sicos eran comprensibles y hasta atractivos. El inspirado guitarrista Salvador Guti¨¦rrez -una incorporaci¨®n respecto al estreno en Stuttgart- fue determinante en el lucimiento de Carmen Linares por seguiriyas, tientos, peteneras y martinetes. La gran dama del cante flamenco estuvo soberbia en expresividad, estilo, dominio de los palos y adaptaci¨®n al lenguaje contempor¨¢neo. Barbara Walker se mostr¨® irresistible de principio a fin con un sentido prodigioso del ritmo y Cristina Zavalloni cautiv¨® en todo momento con sus hallazgos sonoros y ling¨¹¨ªsticos. El cuarteto de violas de gamba -en el que milita el sevillano Fahmi Alqhai- qued¨® un poco en segundo plano por problemas t¨¦cnicos de sonido, pero mostr¨® una calidad ejemplar, al igual que Achille Succi. Ni que decir tiene que el trabajo de direcci¨®n de Uri Caine fue impecable, as¨ª como sus intervenciones desde el piano. Despu¨¦s del concierto, el m¨²sico americano se encontraba feliz. Es m¨¢s, a avanzadas horas de la noche se le pudo sorprender repartiendo generosos abrazos a sus m¨²sicos y cantantes en la plaza Mayor de Segovia. Eran la consecuencia de un concierto m¨¢gico.
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