Delicias de la noche

Zampar, engullir, devorar, cenar atiborr¨¢ndote hasta no poder m¨¢s. Y a pesar de ello levantarse a medianoche martirizada con la idea de ese cuarto de tortilla de patata jugosa que qued¨® abandonado en la nevera. Un tenedor. Un inocente trocito. Un poco m¨¢s. ?Fr¨ªa esta casi m¨¢s rica! Finiquitamos la tortilla, pero entre bocado y bocado hemos encendido la televisi¨®n. ?Aquella pel¨ªcula! ?Y ahora qu¨¦? Hemos finiquitado la tortilla y no tenemos al insomnio como excusa para mantenernos de pie pues fue la gula, la dulce gula trasnochadora, la que nos llev¨® hasta aqu¨ª. La pel¨ªcula nos est¨¢ enganchando. La noche silenciosa y c¨®mplice nos susurra: un poco de vino ser¨ªa ideal para ese regustito en el paladar. Dudamos por un segundo, al d¨ªa siguiente habr¨¢ que trabajar. Pero acabamos rindi¨¦ndonos a la tentaci¨®n del Pepito grillo estomacal. Vino, un poco de queso, no vaya a ser que me emborrache, adem¨¢s, un poco de pan con tomate y unas olivitas. Ya que nos ponemos. Termina la pel¨ªcula. Comienza a amanecer. Nos levantamos del sof¨¢ con la sonrisa puesta. Dos o tres copitas en vez de una, al final. Vuelta a la cama, cerramos las ventanas. Nos acurrucamos entre las s¨¢banas. Respiro profundo. La tripa llena y el recuerdo de aquel delicioso trocito de tortilla de patatas.