Miss Simpat¨ªa
Horror. He visto a mi cu?ado en la cola del AVE y despu¨¦s de ir detr¨¢s de ¨¦l dos kil¨®metros en fila india haci¨¦ndome la sueca resulta que estamos en el mismo vag¨®n. Uno en cada punta, eso s¨ª, alabado sea Adif. Menos mal que el tren va petado, que si no se cambia de asiento y dos horas y media de ch¨¢chara no me las quita ni Dios. Lo malo es que ahora no puedo ni ir al bar a por agua. Mejor: si no bebo, no orino. Porque tampoco puedo levantarme al servicio. Sentada no soy nadie, pero de pie no paso inadvertida con esta delantera que me leg¨® mi madre. Y menos para ¨¦l. Por esas dos razones se cas¨® con mi hermana, no es porque yo lo diga. Lo suelta ¨¦l solito en cuanto huele el cava en bodas, bautizos y comuniones. El t¨ªo est¨¢ forrado a base de vender fosas s¨¦pticas, pero en el fondo es un esteta.
Mi familia y mis amigos dicen que soy borde como yo sola, pero lo que pasa es que, cuando no trabajo, me relajo. Soy animadora de masas y tengo que estar todo el d¨ªa como unas pascuas. Despu¨¦s de 12 horas sonriendo de oreja a oreja a diestro y siniestro llego a casa con la mand¨ªbula de una pieza. Me duele la cara de ser tan guapa y tan maja, para algo fui Miss Simpat¨ªa en las fiestas de mi comarca. S¨ª, yo, qu¨¦ pasa. Desde entonces he ensanchado, vale, pero todas tenemos un pasado. ?No fue Cospedal Guapa de la Feria de Albacete y ahora se gana la vida repartiendo estopa?
Mi marido es m¨¢s directo. Dice que soy una soci¨®pata de psiquiatra. Yo no llegar¨¦, pero ¨¦l se pasa. Tiene amigos hasta en el infierno. Sobre todo ah¨ª. Temiendo estoy que empiece la temporada. Entre la Liga, la Champions y la UEFA, d¨ªa s¨ª y d¨ªa no llego a casa reventada y me encuentro a cinco t¨ªos reboz¨¢ndose en mi sof¨¢ viendo el partido del siglo en mi plasma. Yo ya ni saludo. Son ellos los que me tienen un respeto. Es verme y se me cuadran. Creen que no s¨¦ que me llaman la estirada. Por los liftings. Y por lo arisca. Peor es lo de sus santas. Al menos yo al m¨ªo lo tengo controlado en casa.
Bueno, ya estamos en Barna. En cuanto ha parado el tren he salido escopetada. Total, para nada. El t¨ªo de mis ni?os me ha trincado en la cola de los taxis y se me ha colado en el m¨ªo. Acabo de dejarlo en el paseo de Gracia, maldita la que me ha hecho. Que vuelve en el ¨²ltimo AVE, como yo, me ha dicho. "En el golfo, pillina", y me gui?a el ojo, el cretino, en cuanto vea a mi hermana se lo digo. Me ense?a el billete y tenemos asientos pareados, a m¨ª me da algo. Ahora mismo llamo a Renfe y exijo que me pongan en el otro extremo. Pobre del que me atienda. No sabe con qui¨¦n ha dado.
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