Pasear a cuerpo
Esforzarse en tareas imposibles, nos dicen los cl¨¢sicos, solo lleva a la frustraci¨®n y la melancol¨ªa. Por tanto, no merece la pena seguir insistiendo un d¨ªa tras otro en que Bildu debe condenar la violencia de ETA, es decir, la existencia misma de la banda terrorista. Sencillamente no lo va a hacer porque el papel de Bildu (como el de Sortu) es gestionar pol¨ªticamente la tentativa de abandono de la violencia de ETA, forzada por su derrota social y policial, pero salvando la cara a ETA y a lo que ETA y servicios auxiliares han significado estos a?os.
Como milicia, ETA ha perdido la batalla contra el Estado democr¨¢tico: pero a¨²n puede ganarla como mito ideol¨®gico que ampare -con la "generosidad" de su renuncia al crimen y a la extorsi¨®n- una operaci¨®n de marketing pol¨ªtico.
El papel de Bildu es gestionar la tentativa de abandono de la violencia de ETA salv¨¢ndole la cara
Hay que recuperar los espacios y la visibilidad de los constitucionalistas
Lo que el terror no ha conseguido directamente, lo puede lograr el alivio del cese del terror en quienes lo han padecido y ya est¨¢n condicionados por ¨¦l. Bildu no quiere condenar a ETA porque su clientela est¨¢ formada por los que admiten que la lucha armada es ahora contraproducente, pero siguen pensando que fue necesaria para sus intereses y que hay que estar agradecidos a quienes la practicaron.
Muchos han sufrido, claro, pero fue por una buena causa: puede que los bildutarras reconozcan el sufrimiento, pero no condenar¨¢n jam¨¢s ni la causa ni a los causantes. Adem¨¢s, las principales v¨ªctimas son las suyas, sus presos, sus ca¨ªdos: los dem¨¢s son da?os colaterales, ya que no se pueden hacer tortillas sin romper huevos.
Es pueril empe?arse en demostrar la directa vinculaci¨®n entre Bildu (o Sortu) y ETA. Ellos mismos son los primeros en asumirla al anunciar que a partir de ahora renuncian a las pompas f¨²nebres de la violencia y optan por las v¨ªas pac¨ªficas.
Si en otro tiempo no hubiesen apoyado el terrorismo, ?qu¨¦ sentido tendr¨ªa tal declaraci¨®n de intenciones? Pero adem¨¢s es esa consanguinidad -nunca mejor dicho- lo que da inter¨¦s pol¨ªtico a su propuesta. Si fuesen las Hermanitas de los Pobres o la Asociaci¨®n de Ayuda en Carretera quienes anunciasen que a partir de hoy renuncian a los m¨¦todos violentos la cosa tendr¨ªa menos gracia.
En su momento, algunos pensamos que su legalizaci¨®n como partido pol¨ªtico no deb¨ªa ser vetada por sus nexos anteriores con ETA, pero en cambio ten¨ªa que pasar por una inequ¨ªvoca exigencia de condena de la pr¨¢ctica terrorista llevada a cabo y un pleno reconocimiento del Estado de derecho contra el que hab¨ªan atentado.El Tribunal Constitucional opin¨® de otra manera y de momento, salvo que ETA volviese a las andadas y los ahora "pac¨ªficos" no fuesen n¨ªtidos en su repudio, poco m¨¢s cabe a?adir. Seguir dale que te pego exigi¨¦ndoles la condena que no van a hacer o implorando la ilegalizaci¨®n que en su d¨ªa no fue es ya una jaculatoria para enmascarar la situaci¨®n actual, como cuando en ¨¦pocas pasadas se desviaba la atenci¨®n de problemas reales repitiendo "?que nos devuelvan Gibraltar!".
Lo que en cambio resulta imprescindible es que se legalice a Bildu con todas sus consecuencias, es decir, que se vele para que cumplan toda la legalidad y no permanezcan en una c¨®moda nebulosa paralegal cuando les apetezca. Y tambi¨¦n que se aclare si realmente ha desaparecido toda forma de violencia y coacci¨®n o solo los asesinatos. ?Pueden ya realizarse todo tipo de actividades pol¨ªticas o culturales sin miedo a sufrir agresiones? ?Pueden moverse y expresarse los no nacionalistas libremente por cualquier localidad vasca o deber¨¢n seguir encerrados en guetos prudenciales para evitarse problemas?
Ciertas cosas deben comprobarse en la pr¨¢ctica, por lo que es preciso sustituir las lamentaciones por la audacia de recuperar los espacios y la visibilidad perdida por los constitucionalistas durante los a?os negros del terrorismo. As¨ª sabremos hasta qu¨¦ punto es cierto que han acabado.
En vez de quejarnos de que otros se manifiesten o exhiban pancartas, expresemos nosotros con plena libertad lo que antes se callaba por miedo. Hay cosas que no pueden resolverse solamente con sentencias judiciales, sino con compromiso ciudadano.
Ya hace muchos a?os Rivarol se?al¨® una inc¨®moda verdad: que lo malo de los conflictos civiles es que siempre los pierden quienes se quedan en casa.
Hace unos d¨ªas Antonio Basagoiti se neg¨® a saludar al alcalde bildutarra de San Sebasti¨¢n "hasta que sus jefes depongan las armas". No s¨¦ si los pol¨ªticos en ejercicio deben decirse esas cosas: yo desde luego las dir¨ªa mucho peores, por eso no puedo aspirar a tales menesteres. A diferencia de bienintencionados ret¨®ricos y de los c¨ªnicos que les dan la raz¨®n como a los locos, soy tan anticuado que creo que los electos s¨ª que nos representan, es decir, que pueden tomar u omitir decisiones pol¨ªticas en nuestro nombre. Por eso es tan importante elegir bien y presentar alternativas cuando las ofertas existentes no nos satisfacen.
Y me indigna, modestamente, que lumbreras socialistas sigan a¨²n cuestionando la din¨¢mica conjunta del constitucionalismo en el Pa¨ªs Vasco, gracias a la cual han llegado a gobernar, o insistan en la monserga del "vasquismo" que es a ser vasco lo mismo que el machismo a ser macho. Pueden ser cosas m¨ªas.
Lo que en cambio me parece objetivamente intolerable es que enseguida voces de Batasuna hayan remitido las palabras de Basagoiti al "ultraderechismo que odia todo lo vasco".
De eso nada: quienes han odiado lo vasco que no se aven¨ªa al lecho de Procusto de sus medidas sectarias, quienes persiguen el castellano que es lengua mayoritaria de los vascos y detestan a los vascos que no por serlo se sienten menos ligados a Espa?a, quienes han asesinado, extorsionado, exiliado y coaccionado de mil maneras a sus compatriotas son ETA y sus ac¨®litos.
No se nos olvida ni nadie puede ocultarlo con el botafumeiro de una paz hecha de mentiras. ?Han decidido dejar de practicar su odio o quieren que nos resignemos a aceptarlo para que no haya m¨¢s l¨ªos? Pues nada: a la calle, que ya es hora de pasearnos a cuerpo, como dijo el poeta.
Fernando Savater es escritor.
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