El asesinato de tres musulmanes eleva el riesgo de un conflicto inter¨¦tnico
Los j¨®venes proteg¨ªan unas tiendas de Birmingham cuando fueron arrollados por un veh¨ªculo - Varios testigos acusan del crimen a un grupo afrocaribe?o
Cuatro noches de conflictos en Londres y otras ciudades inglesas han servido para crear una larga serie de h¨¦roes, de m¨¢rtires y de vigilantes, como se conoce, con ese mismo t¨¦rmino castellano, a las patrullas ciudadanas que llegan all¨ª donde no llega la polic¨ªa. La lista de m¨¢rtires est¨¢ encabezada por tres j¨®venes musulmanes que murieron atropellados la noche del martes en Winson Green, en la segunda noche de disturbios en Birmingham. La polic¨ªa cree que fueron asesinados y el caso amenaza con enfrentar a musulmanes y afrocaribe?os.
Los j¨®venes, de 21, 30 y 31 a?os, formaban parte de un grupo de musulmanes que se hab¨ªan juntado para proteger unas tiendas y evitar que fueran objeto de pillajes. De repente lleg¨® un coche a toda velocidad y embisti¨® al grupo all¨ª congregado. La polic¨ªa ha detenido a un hombre de 32 a?os como presunto autor de lo que en principio se considera un triple asesinato.
Los vecinos se organizan para proteger barrios, casas y comercios
Los camareros de un restaurante de lujo se enfrentaron a los saqueadores
Un hombre recibi¨® una paliza brutal al intentar impedir un incendio
"Ha sido detenido por asesinato porque la informaci¨®n que tenemos en este momento apoya la idea de que el coche fue conducido deliberadamente [contra el grupo]", declar¨® el jefe de la polic¨ªa de las West Midlands, Chris Sims. Tariq Jahan, padre del chico de 21 a?os fallecido, no sab¨ªa que su hijo Haroon estaba entre los heridos cuando se acerc¨® a ayudar a los atropellados. "Estaba ayudando al primer hombre y alguien me dijo que mi hijo estaba detr¨¢s de m¨ª. Empec¨¦ a darle masaje cardiorrespiratorio con mi cara llena de sangre, mis manos llenas de sangre", relat¨® ayer con admirable entereza.
"?Por qu¨¦? ?Por qu¨¦? El hombre que lo hizo condujo el coche directamente contra el grupo de gente y mat¨® a tres inocentes. ?Por qu¨¦?", se preguntaba Tariq Jahan. "Era un gran chaval, con toda la vida por delante. No tengo palabras para explicarme por qu¨¦ se lo han llevado de esta manera y por qu¨¦ le est¨¢ pasando esto a Inglaterra. No tiene sentido que la gente se comporte de esta manera y se lleve la vida de tres personas inocentes".
Por la tarde, Tariq Jahan fue a¨²n m¨¢s conciliador al pedir tranquilidad a la comunidad musulmana para evitar m¨¢s violencia: "Esto no es una cuesti¨®n de raza. Las familias han recibido mensajes de apoyo de todas las comunidades, de todas las fes, de todos los colores, de todos los or¨ªgenes".
"La gente sali¨® de las oraciones en la mezquita y se acerc¨® para proteger la zona", explic¨® un testigo del incidente. "Han dado su vida por proteger a otra gente. Estos hombres no estaban a las puertas de una mezquita, una sinagoga o una iglesia: estaban aqu¨ª defendiendo unas tiendas a las que va todo el mundo. Estaban protegiendo a la comunidad en su conjunto", se lament¨®.
Pese a las palabras conciliadoras del padre y a las apelaciones no sectarias de este testigo, el incidente podr¨ªa abrir un enfrentamiento entre las comunidades musulmana y afrocaribe?a de Birmingham. Testigos citados por The Guardian denuncian que coches conducidos por j¨®venes afrocaribe?os pasaron cuatro veces por delante del grupo antes del incidente y est¨¢n convencidos de que estaban planeando el ataque que llegar¨ªa luego. Aunque los disturbios de estos d¨ªas no han tenido un contenido espec¨ªficamente racial, el incidente de Birmingham abre un resquicio al enfrentamiento entre comunidades.
Los grupos de vigilantes han protagonizado muchos episodios m¨¢s felices que la tragedia de Birmingham. Pero est¨¢n tambi¨¦n marcados por las diferencias comunitarias. El lunes en Dalston, un barrio del este de Londres cercano a Hackney, decenas de turcos se congregaron para proteger de los saqueadores los comercios de la zona: barber¨ªas, restaurantes, tiendas de comestibles.
Los banglades¨ªes se juntaron en Whitechapel para proteger las tiendas de Commercial Road. "En 10 minutos se juntaron 1.500 personas, no solo asi¨¢ticos [como se conoce a la gente de India, Pakist¨¢n y Bangladesh], sino tambi¨¦n somal¨ªes" que hicieron huir a los saqueadores, seg¨²n explic¨® un testigo a The Telegraph.
Escenas semejantes se vivieron en Harlesden, un barrio del noroeste de Londres. Lo mismo ocurri¨® en Norticote Road, en Clapham, despu¨¦s de que los saqueadores arrasaran St. Johns Road sin que la polic¨ªa hiciera nada. En Southhall, la comunidad sij sac¨® a cientos de hombres a la calle para proteger sus templos. Armados con palos y machetes, 200 hombres de todas las edades vigilaban cada templo despu¨¦s de saber que en el vecino Ealing se hab¨ªan vivido saqueos terribles.
En Notting Hill, los empleados del famoso restaurante Ledbury, de dos estrellas Michelin, se enfrentaron a los saqueadores que quer¨ªan llevarse joyas, dinero y tel¨¦fonos m¨®viles de la clientela. Los comensales acabaron bebiendo champ¨¢n y g¨¹isqui refugiados en la bodega. Hubo tambi¨¦n h¨¦roes individuales, como el joven historiador y presentador de televisi¨®n Dan Snow, que le hizo un inesperado placaje callejero a un saqueador que iba cargado de zapatos a las once de la noche en Notting Hill Gate, contaba The Times.
Pero tambi¨¦n m¨¢rtires an¨®nimos, como un hombre de unos 50 a?os que se enfrent¨® a un grupo de revoltosos que hab¨ªan incendiado una papelera que estaba a punto de alcanzar una tienda vecina debajo de unas viviendas en Ealing Broadway. Le dieron tal paliza que le dejaron malherido. La polic¨ªa no ha logrado identificarle porque nadie le ha reclamado todav¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.