La magia del directo
Live at the Apollo
James Brown
Mientras en Detroit la Motown ensaya el black beautiful para la joven Am¨¦rica, el teatro Apollo de Nueva York es una enorme olla a presi¨®n donde se cuece un rhythm and blues fren¨¦tico que exhuma el orgullo de ser negro y lanza llamaradas de gospel lascivo. James Brown se desliza como un Fred Astaire sudoroso dejando genio y figura en herencia para Prince y Michael Jackson. Los Famous Flames ponen el contrapunto vocal y coreogr¨¢fico al reci¨¦n nacido rey del soul que enciende el auditorio con sus gritos que se escuchan al otro lado del Hudson. La desmesura ya hace tiempo que ha devenido valor est¨¦tico y Brown lleva la representaci¨®n del cantante negro al punto de ruptura. Sexi, salvaje, triunfador, Brown rehabilita el placer, el juego y el orgullo de la m¨²sica negra. Y sabe que es mejor arder de golpe que consumirse lentamente.
Olympia 1964
Jacques Brel
A lo largo de dos horas, Brel se ha paseado triunfalmente entre los dos mil espectadores que llenan el Olympia. Comienzan los primeros compases de uno de los estrenos de la velada. Al acabar de cantar Amsterdam, el p¨²blico aplaude durante cerca de diez minutos reclamando un nuevo tema que nunca llegar¨¢. Para esas fechas el cantante ya ha aprendido la lecci¨®n de Yves Montand: el cuerpo tambi¨¦n habla sobre la escena. Se ha transformado en un showman que enciende los escenarios, que interpreta como un comediante y act¨²a como un tr¨¢gico. Brel, como ha se?alado un cr¨ªtico, refleja el car¨¢cter ca¨®tico y el nerviosismo del siglo XX que circulan a trav¨¦s de ¨¦l como los impulsos de un motor. Explota como una tormenta magn¨¦tica o se proyecta en delicados tonos cantando Les vieux o Le plat pays, tributo emocionado a su paisaje flamenco.
The Royal Albert Hall Concert
Bob Dylan
Durante muchos a?os form¨® parte del cuadro de honor de los discos piratas de la historia del rock. Treinta a?os despu¨¦s ve¨ªa la luz el registro que confirm¨® a Dylan como el h¨¦roe y el traidor. El juglar "purista" para sus seguidores del folk y el dandi "moderno" que abraza los sonidos electrificados acompa?ado de The Band. Las dos caras de la luna dylaniana que dividen al p¨²blico en sus conciertos. El Royal Albert Hall se?ala la ruptura entre un artista que ha renunciado a ser el nuevo mes¨ªas para un p¨²blico que espera sus respuestas para todas las causas y combates. Para Dylan solo es v¨¢lido un presente en movimiento proyectado hacia el futuro. A?adamos que en realidad el disco est¨¢ registrado en el Free Trade Hall de Manchester, pero eso solo es una an¨¦cdota.
Sinatra at The Sands
Frank Sinatra
Cuando Sinatra graba su disco en el hotel Sands de Las Vegas, ya hace tiempo que ha dejado atr¨¢s su periodo Capitol, donde arreglistas como Nelson Riddle y Gordon Jenkins le han vestido algunos de sus ¨¢lbumes legendarios y con un int¨¦rprete en estado de gracia. Muchas de las canciones grabadas pasar¨¢n a partir de ahora a calificarse como est¨¢ndares. Sinatra at The Sands se registra en la mitad de los a?os sesenta y corresponde a su periodo junto a Count Basie. Con la ayuda de un joven m¨²sico y arreglista, Quincy Jones, le imprime a sus temas una tensi¨®n y atm¨®sfera jazz¨ªstica que transforma la sala del Sands en un peque?o club. Y en mitad de la noche centelleante del Strip se escucha It was a very good year y sus ojos brillan recordando cuando ten¨ªa diecisiete a?os. Acaba de dejar su testamento musical por adelantado.
Johnny Cash at San Quentin
Johnny Cash
Hello I'm Johnny Cash, una breve presentaci¨®n para un concierto hist¨®rico donde las canciones y la voz del m¨²sico se encadenan como un tren de mercanc¨ªas conducido por una veloz locomotora que atraviesa, del Pac¨ªfico al Atl¨¢ntico, todo el territorio de la Am¨¦rica rural. Es el sue?o de libertad registrado y emitido por televisi¨®n. Por unas horas, el d¨ªa 24 de febrero del a?o 1969, las canciones de Johnny Cash ponen voz a un colectivo cuyo ¨²nico destino es permanecer invisible en la sociedad. Temas como I walk the line o San Quentin -que el cantante escribe para el concierto- construyen un t¨²nel m¨¢s all¨¢ de los muros de la prisi¨®n, excavado por un hombre que ha escuchado su propia voz entre las voces del silencio del penal de San Quentin.
Barcelona Gener 1976
Llu¨ªs Llach
El Palau dels Esports de Barcelona se convierte en el parlamento ciudadano de la epifan¨ªa democr¨¢tica en Espa?a. O la primera plaza de Tahrir iluminada bajo el destello de los mecheros Bic. Barcelona Gener 76 es el tamtan insurgente en el tocadiscos dual. Llach oficia como m¨¦dium entre las voces de la calle y el vinilo testimonial. El disco se transforma en aval sonoro y entrada de registro del fin de la dictadura. El cantante es el nuevo heraldo que anuncia desde la agencia de viajes el pr¨®ximo destino a ?taca, la isla de todos los deseos. El trayecto, como de todos es sabido, ser¨¢ de largo recorrido, de peaje y renuncias. Pero aquel d¨ªa el Palau dels Esports -cuando fumar todav¨ªa era un placer- lanzaba su fumata blanca esperando ver cualquier noche salir el sol.
Mina. Live
Mina
En la portada del disco, Mina aparece como una ninfa de formas fellinianas escapada de alguna fuente barroca. O como una deidad que se ofrece por ¨²ltima vez en carne y voz antes de transformarse en un espectro sonoro. La cantante se presenta durante varios d¨ªas del verano de 1978 en uno de los escenarios, La Bussola, donde ha forjado parte de su leyenda. Mina. Live recoge el ¨²ltimo encuentro de esta cadena de deseos construida a lo largo de veinte de a?os y que se anuncia con los latidos de la m¨²sica disco, Stayin' Alive como signo de los tiempos que corren. Pero la gloria de la velada est¨¢ reservada para su collage Battisti trenzado con las melod¨ªas extraterrestres del cantante ermita?o o Lacreme napulitane. Es el ¨²ltimo acto. La cantante que pod¨ªa cantar hasta el list¨ªn telef¨®nico ha dejado de sentir la emoci¨®n de los aplausos del p¨²blico.
Canet Rock
Varios
Canet Rock fue nuestro Woodstock pendiente, el sue?o jipi de una noche de verano vestido con pantal¨®n de pata de elefante y capazo ibicenco. La fiesta tocaba a su fin y la tercera edici¨®n se?al¨® el ¨²ltimo hurra de la llamada m¨²sica laietana. La Companyia El¨¨ctrica Dharma, Mirasol-Colores, M¨²sica Urbana, Orquestra Plater¨ªa, Jordi Batiste y Oriol Tramvia componen la ensalada estil¨ªstica de la m¨²sica registrada. De Antonio Mach¨ªn a Miles Davis. Fuera del disco queda Pau Riba, que, acompa?ado de Perucho's, ha dejado caer su Astarot Univers d'Herba como ejercicio sadomasoquista entre los congregados. La pr¨®xima parada del rock en directo, ahora ya mainstream, tendr¨¢ que esperar cinco a?os. Miguel R¨ªos recoge su inversi¨®n de veinte a?os rocanroleando y vende medio mill¨®n de copias del Rock and R¨ªos.
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