Hambre literaria

Me despert¨¦ con ansia. Un ansia profunda de leer. Busqu¨¦ entre mis libros y no sent¨ª antojo de ninguno de ellos. March¨¦ de ruta. Una librer¨ªa c¨¦ntrica y grande. Otra m¨¢s peque?a. Esa antigua a la que siempre hab¨ªa pensado entrar pero a¨²n no lo hab¨ªa hecho. Segu¨ªa sintiendo ansia pero no consegu¨ªa definir de qu¨¦. Compr¨¦ el peri¨®dico. Busqu¨¦ alguna referencia entre sus p¨¢ginas, nada. Mi hambre no hacia m¨¢s que crecer. Era cada vez m¨¢s grande. Comenc¨¦ a morderme las u?as y decid¨ª volver a aquella gran librer¨ªa. Un libro tras otro pasaban por mis manos. ? Este!, ?no, este!, que va, va a ser ?este!. Eran todos excelentes pero ninguno era el que buscaba. Frustrada, comenc¨¦ el retorno a casa. Despacio, un poco triste y a¨²n muerta de hambre literaria. A mitad de calle, de pronto, un graffiti: una pareja y un voraz cuadrado negro entre los dos junto con la frase "El espacio que impide que dos personas se amen eternamente". Unas calles m¨¢s all¨¢, una cara enorme con barba de serpientes y la tabla de los diez mandamientos donde solo se le¨ªa la letra euro. Justo enfrente, un mont¨®n de coches aparcados en vertical como men¨² suculento. Continu¨¦ andando. Una escalera hacia el cielo y la frase "Bonjour tristesse". Despu¨¦s de algunas horas sent¨ª mi ansia saciada y comprend¨ª que tambi¨¦n existe la literatura urbana.