L¨ªderes y vacaciones
?Qu¨¦ l¨ªder europeo se ha tomado m¨¢s vacaciones en medio del caos? ?Cu¨¢l est¨¢ m¨¢s moreno? ?A cu¨¢l se le ve disfrutando m¨¢s en sus paseos por la playa o por el campo? ?Qui¨¦n tiene los ojos m¨¢s brillantes de felicidad? Los l¨ªderes tienen mucha sangre fr¨ªa, por eso son l¨ªderes. No se acobardan, no se desmoronan, deben mantener la moral alta pase lo que pase. Saben abstraerse del desastre, ponerse en mangas de camisa y lucir una sonrisa sincera, porque lo que de verdad vale son las peque?as cosas, la brisa del mar, una siesta, una cena con los amigos.
Alguno se justifica diciendo que son los otros los que no han saltado de la hamaca ante el desplome de las Bolsas una vez m¨¢s. Ante la prima de riesgo. Ante las calificaciones de esas agencias tan cachondas. A los l¨ªderes, en alg¨²n momento de su traves¨ªa, les asalta una revelaci¨®n que no nos pueden transmitir porque es demasiado grande, demasiado global, demasiado apocal¨ªptica quiz¨¢, y no podr¨ªamos resistirla. Sin embargo, a ellos les ayuda a estar unos palmos por encima de los asuntos terrenales, a ser m¨¢s p¨¢jaro que rana. Las ranas no podemos salir de la charca, no tenemos visi¨®n de conjunto. Por eso los pol¨ªticos siempre se dirigen al conjunto de ciudadanos y ciudadanas, al conjunto de los parados, al conjunto de los jubilados, al conjunto del conjunto, porque tienen una visi¨®n a¨¦rea del mundo.
No estar¨ªa mal saber c¨®mo emplean el tiempo y c¨®mo rinden cuentas nuestros diputados
Perm¨ªtanme que esta vez me tome la libertad de dirigirme yo, desde esta tribuna, al conjunto de los diputados y diputadas para pedirles, con toda la admiraci¨®n del mundo por haber conseguido un espl¨¦ndido esca?o, que en el pr¨®ximo curso lo ocupen. Es una pena que esos sillones tan c¨®modos, giratorios, bien separados de los de al lado, con unos micr¨®fonos supermodernos que puedes tumbar de un manotazo para subrayar la fuerza de tus palabras, est¨¦n siempre vac¨ªos. Es una pena y una verg¨¹enza en comparaci¨®n con otros Parlamentos europeos, pongamos el ingl¨¦s, siempre a rebosar de diputados api?ados, literalmente codo con codo, que en nuestro Congreso de los Diputados siempre veamos a alguien habl¨¢ndole a los se?oriales sillones. No es de extra?ar que Jos¨¦ Bono propusiera comprimir en dos d¨ªas los plenos. Total, para cuatro gatos. Y encima sin corbata. ?Por qu¨¦ no dejar a los ujieres a cargo de todo esto hasta las jornadas de puertas abiertas?
Hablando de puertas abiertas, no estar¨ªa mal saber qu¨¦ hacen nuestros diputados y diputadas, cu¨¢l es su cometido, de qu¨¦ se encargan, en qu¨¦ emplean el tiempo, qu¨¦ problemas son los que tienen entre manos, c¨®mo los resuelven. No sabemos nada. ?C¨®mo rinden cuentas? ?Qui¨¦n controla su trabajo? Ha llegado el momento de despejar esas dudas. Hace unos a?os, en cuanto se hablaba de estas cosas, parec¨ªa que se estaba poniendo en tela de juicio la mism¨ªsima democracia. Afortunadamente, como ya llevamos unos a?os en este sistema, sabemos que los pol¨ªticos van y vienen, que hay gente honrada y gente corrupta, que los hay trabajadores y otros que se aprovechan del esfuerzo de los dem¨¢s y del dinero de las arcas p¨²blicas y que esos son los que da?an la democracia y la convivencia.
Pero volvamos a algo tan ligero como las vacaciones. ?No es un poco exagerado que agosto cierre por vacaciones? ?No es exagerado que todos nos tengamos que tomar las vacaciones al mismo tiempo, cuando la vida y los problemas siguen su curso? Una cosa es que los ni?os dejen de ir al colegio y que los estudiantes aprovechen para practicar un idioma en el extranjero, y otra que haya una espantada generalizada de gobernantes, pol¨ªticos y profesionales en todos los campos, que para comprar el peri¨®dico tenga que ir uno al quinto pino y que haya que rebuscar para encontrar un restaurante abierto en Madrid, sobre todo porque esta ciudad cada vez contin¨²a m¨¢s llena de gente de a pie en el periodo estival.
El ciudadano corriente, gracias a cuya sensatez el mundo no se va a pique definitivamente, el ciudadano al que le aprietan el cintur¨®n de la crisis, tiende a escalonar sus vacaciones. Sabe que salir muchos d¨ªas seguidos con la pareja puede ser un peligro, como se?ala la abrumadora estad¨ªstica de divorcios que se producen tras el temido descanso, sobre todo antes de que apareciese en nuestras vidas ese ogro llamado prima de riesgo. D¨ªas de ocio que interrumpe el ritmo de entradas y salidas de casa y de verse lo justo. Si el fin de semana ya supone una prueba de fuego, 15 d¨ªas de verse continuamente y compartirlo todo puede ser definitivo. Menos para los l¨ªderes, encantados con sus vacaciones.
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