Con memoria incompleta
Celebramos la Semana Grande y me gustar¨ªa que todos particip¨¢semos con ganas y con el ¨¢nimo en paz. Nadie deber¨ªa aprovechar una fiesta para incomodar moralmente al vecino. Para m¨ª ser¨ªa un gran paso que quienes gobiernan San Sebasti¨¢n se acordaran de las v¨ªctimas del terrorismo con un simple detalle. No es mucho pedir para avanzar en la manoseada "normalizaci¨®n". Porque de los presos ya hay previstas, como cada a?o, manifestaciones y actos de apoyo y recuerdo. Sin olvidar "la decoraci¨®n politizada" de los marcos festivos.
Tambi¨¦n en estas fechas constatamos una dura realidad en la vida ciudadana. Y es que algunos de los que anteayer nos amenazaban directamente o desde un medio de comunicaci¨®n, personas que hasta hace poco supon¨ªan una coacci¨®n intolerable para movernos con libertad por ciertas zonas, hoy presiden la fiesta en balcones oficiales y asientos reservados para los representantes del gobierno de San Sebasti¨¢n y de Gip¨²zkoa o est¨¢n en el entorno de Bildu. No necesito dar nombres.
Nadie deber¨ªa aprovechar una fiesta para incomodar al vecino
Acepto su participaci¨®n en esta democracia a la que deben servir y a la que han dicho querer respetar, as¨ª como la voluntad de la ciudadan¨ªa que les ha situado donde les vemos. No me arrepiento del apoyo expresado a que fueran legalizados. D¨¦mosles otra oportunidad para rectificar a quienes hac¨ªan construcci¨®n nacional en claves de kale borroka y de justificaci¨®n del terrorismo. Eso pens¨¦. Pero s¨¦ que esto resulta dif¨ªcil de asumir por quien ama y respeta la democracia sin que haya mediado ninguna declaraci¨®n solemne de autocr¨ªtica, ning¨²n reconocimiento del dolor causado a tantas familias, a todo un pa¨ªs y al propio sistema democr¨¢tico. En un Estado de Derecho que adem¨¢s tuvo que soportar, sin equiparaci¨®n posible al terrorismo de ETA, a los GAL y los excesos contra los derechos humanos.
Por estas razones, me siento con derecho a pedirles que maduren sus comportamientos y dejen a un lado provocaciones en fiestas que no ayudan a favorecer la convivencia ni una sociedad vasca m¨¢s cohesionada. Hay gestos de exclusi¨®n en estas fiestas que estando avaladas por esos gobernantes les dejan en evidencia. En todo caso, tras el ca?onazo y las charangas me refugiar¨¦ un rato en el Kursaal para o¨ªr la Tercera de Mahler.
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