"Fui y compr¨¦ pepinos espa?oles"
Solo hace un par de semanas que termin¨® oficialmente "el periodo m¨¢s intenso de trabajo" en la vida de Beatriz Guerra. La bi¨®loga, nacida en Le¨®n hace 42 a?os y educada en Asturias, se dedica desde hace 10 a estudiar las resistencias bacterianas contra los antibi¨®ti-cos en los laboratorios del Instituto de Evaluaci¨®n de Riesgos (BFR) en Berl¨ªn, uno de los cuarteles generales de la lucha contra el brote infeccioso de Escherichia coli que esta primavera provoc¨® la infundada alarma sanitaria internacional contra los pepinos espa?oles. ?C¨®mo reaccion¨® Guerra ante la acusaci¨®n? "Comprando una bolsa de pepinos espa?oles", dice riendo.
El 23 de mayo se declar¨® el estado de crisis en el BFR de Berl¨ªn. La poblaci¨®n estaba enfermando por una infecci¨®n de posible origen alimentario. Dos semanas despu¨¦s se delimitaba la fuente del problema: las autoridades daban con una plantaci¨®n de brotes vegetales germinados en Bienenb¨¹ttel (Baja Sajonia) como probable origen de la infecci¨®n que se hab¨ªa extendido ya por el norte de Alemania. Fue un poco tarde. El 26 de mayo, la senadora de Sanidad de Hamburgo, Cornelia Pr¨¹fer-Storcks, hab¨ªa apuntado a un culpable que luego se demostr¨® falso: se hab¨ªan encontrado bacterias en unos pepinos importados de Espa?a. El enorme eco, alentado por la esperanza de haber dado con la soluci¨®n al enigma del E. coli, provoc¨® que se hundieran las exportaciones de hortalizas espa?olas. El 31 de mayo, cuando la bacteria ya hab¨ªa causado 14 muertos y manten¨ªa enfermos a m¨¢s de 300, Pr¨¹fer reconoci¨® que no hab¨ªan dado con bacterias del serotipo O104:H4, que es el que puso en jaque a las autoridades sanitarias de la primera potencia econ¨®mica y cient¨ªfica de Europa. El da?o, no obstante, ya estaba hecho. Y el rid¨ªculo, tambi¨¦n. Ni siquiera Guerra sabe bien qu¨¦ hab¨ªa en aquellos pepinos.
"Hubo presiones pol¨ªticas desde los despachos hasta los laboratorios"
Como sus colegas de la Cl¨ªnica Universitaria de Hamburgo, Guerra no manten¨ªa contacto con el Instituto de Higiene de Hamburgo que lanz¨® la falsa alarma. Aquellos d¨ªas se revelaron problemas de coordinaci¨®n entre los diversos institutos p¨²blicos que luchaban contra el brote. Tambi¨¦n en el BFR percib¨ªan "las presiones pol¨ªticas y p¨²blicas" para que se lograra detener la bacteria letal. Alcanzaban "desde los despachos hasta los laboratorios", cuenta.
La bi¨®loga confirma que la bacteria apenas era conocida hasta entonces. Se especul¨® con todo tipo de posibilidades: una vez descartado el posible origen espa?ol de la infecci¨®n, algunos medios sensacionalistas sugirieron incluso que pod¨ªa tratarse de un ataque terrorista. "Ser¨ªan terroristas de lo m¨¢s h¨¢biles, porque la bacteria lo tiene todo: resistencias a los mejores antibi¨®ticos y capacidad de permanecer mucho tiempo en el intestino", sonr¨ªe incr¨¦dula Guerra.
?De d¨®nde viene, entonces? La asturiana ve probable que una bacteria enteroagregativa (estomacal) adquiriera varias cualidades de una bacteria hemorr¨¢gica en un intestino humano. La primera, t¨ªpica de humanos, puso el 80% del material para el nuevo serotipo O104:H4. Su alta toxicidad y las resistencias contra los antibi¨®ticos las adquiri¨® de otras bacterias enterohemorr¨¢gicas, posiblemente de origen animal.
Luchando contra la crisis sanitaria, Guerra se percat¨® de la efectividad de las redes sociales "para sumar inteligencias". Una vez descifrado el c¨®digo gen¨¦tico de la bacteria, hab¨ªa que interpretarlo. Se logr¨® con aportaciones procedentes de todo el mundo a trav¨¦s de Internet. La tarea de Guerra era "dar ideas de qu¨¦ antibi¨®ticos usar o descartar para aislarla". Su equipo investig¨® "en el m¨ªnimo tiempo posible" si alguna de los cientos de bacterias pendientes de estudio este a?o era la buscada.
Seg¨²n el Instituto epidemiol¨®gico Robert Koch, murieron 50 personas por el brote. Otras 4.300 sufrieron la agresiva infecci¨®n bacteriana, cuya virulencia no tiene precedentes conocidos en Europa. El origen de todo se sit¨²a en semillas procedentes de Egipto.
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