Feligreses
En Mi ¨²ltimo suspiro, las memorias sin desperdicio de un hombre complejo y sabio llamado Luis Bu?uel, este le contaba a Jean-Claude Carriere que paseando por la Gran V¨ªa madrile?a en el pr¨®logo de la Guerra Civil vio a un grupo de anarquistas que cruzaba hacia la otra acera con la transparente intenci¨®n de linchar a unos curas que transitaban relajadamente por all¨ª. Los agresores intentaban justificar su violencia al grito de: "Es una provocaci¨®n y una chuler¨ªa intolerable que salgan tan tranquilos a la calle a cruzarse con nosotros". Bu?uel, como cualquier persona sensata, flip¨® con el peligroso descerebramiento de gente cuya ideolog¨ªa se supon¨ªa que era cercana a la suya.
Tengo parecida sensaci¨®n de n¨¢usea cuando en la mesa contigua en una terraza escucho la beoda perorata (no soporto a los borrachos cuando estoy sobrio) de tres damas con inequ¨ªvoca apariencia y modales de raciales camioneras que se dedican a maldecir a las piadosas legiones del sombrerito naranja y amarillo. Entre eructos les se?alan y comentan: "Esto es una provocaci¨®n que no se puede consentir". Ese discurso es algo peor que intolerante, es simplemente est¨²pido.
Mi ¨²nico problema con esas infinitas criaturas de pinta y gesto cl¨®nico que han venido a Madrid para rendir tributo a su anciano e inquietante pr¨ªncipe, que oran y cantan para demostrar al mundo que la muchachada cat¨®lica es la hostia de bullanguera, sana y divertida, es que debido a caminar tan pegaditos o a su tendencia a formar grupitos en medio de la acera me bloqueen el paso. Se soluciona con un educado: ?Me dejan ustedes pasar? Y si no me entienden debido a su multiculturalidad ling¨¹¨ªstica con el m¨¢s tajante: ?Me dejan pasar de una puta vez? Pero considerar que est¨¢n provocando a alguien con su cat¨®lica alegr¨ªa solo se le puede ocurrir a un tarado.
Tambi¨¦n resulta enternecedor el baboseo (la cortes¨ªa y la diplomacia son otra cosa) con el que tratan los presuntamente laicos timoneles de la patria al representante de Dios en la tierra. Que el piadoso Bono pueda sufrir un ataque de lumbago haci¨¦ndole reverencias es un gesto consecuente. Pero sospecho que su fervor es ampliable al que sienten el resto de autoridades.
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