Nick en madrid

Nicholas Ray ten¨ªa 48 a?os cuando lleg¨® a Madrid para rodar Rey de reyes. El productor Samuel Bronston le hab¨ªa ofrecido la pel¨ªcula a John Ford, que declin¨® el encargo. Ray quer¨ªa hacer una historia sobre la pasi¨®n de Cristo, as¨ª que Bronston le llam¨® y le ofreci¨® un contrato de m¨¢s de tres mil d¨®lares semanales. A finales de 1959, Ray y su segunda mujer, la bailarina Betty Utey, alquilaron una casa en La Moraleja, muy cerca de donde viv¨ªa Ava Gardner.

Ray ten¨ªa tres adicciones: el alcohol, las anfetaminas y el juego. En Hollywood dec¨ªan que era un artesano irregular que hab¨ªa conseguido un ¨²nico ¨¦xito gracias a la muerte de James Dean tras el rodaje de Rebelde sin causa. Los j¨®venes cr¨ªticos de Cahiers lo consideraban un gran artista. Bronston vendi¨® Rey de reyes a la Metro dici¨¦ndoles que ser¨ªa el nuevo Ben-Hur, pero el presupuesto se dispar¨® de seis a ocho millones de d¨®lares. Pese a la desmesura del proyecto, Ray consigui¨® llevar la pel¨ªcula a buen puerto, aunque solo funcion¨® en Espa?a, donde recaudar¨ªa diez millones de pesetas.

En su bar actuaban desconocidos como una existencialista Mari Trini

Despu¨¦s del rodaje, Ray se fue a vivir a Italia y jur¨® que nunca volver¨ªa a trabajar con Bronston. El productor le convenci¨® para rodar 55 d¨ªas en Pek¨ªn despu¨¦s de que David Lean, su primera opci¨®n, rechazara la oferta. Cuando Ray volvi¨® a Madrid, en oto?o de 1961, se encontr¨® con una producci¨®n cerrada, en la que apenas pudo intervenir, y un guion inacabado en el que meti¨® mano todo el mundo. El rodaje comenz¨® en julio de 1962. Charlton Heston no le consideraba el director adecuado. En su diario recuerda una frase tremenda de su amigo Bill Blowitz: "Tiene talento, Chuck, pero he jugado al p¨®ker con ¨¦l durante a?os y es un perdedor". Agotado por la dureza del rodaje y las tensiones con Bronston y el equipo, Ray se vino abajo a principios de septiembre, v¨ªctima de una crisis coronaria, y fue ingresado en el Hospital Angloamericano, que atend¨ªa a los militares de Torrej¨®n. Heston llam¨® a Guy Green (y Bronston a Andrew Marton) para acabar la pel¨ªcula. Cuando Ray comprendi¨® que no iba a volver al plat¨®, decidi¨® dar un giro a su vida y compr¨® un local que estaba en Mar¨ªa de Molina esquina Cartagena, junto a las Torres Blancas. All¨ª mont¨® un club que bautiz¨® como Nickas, aunque tambi¨¦n pod¨ªa leerse como Nick Ass en un rasgo de humor autopunitivo.

En Nickas, me cont¨® el inolvidable Teddy Villalba, tocaban jazz y rock, pero sobre todo actuaba la gente que le gustaba a Ray, a menudo absolutos desconocidos, como una jovenc¨ªsima y muy existencialista Mari Trini, que entonces cantaba vestida de negro y a la que quiso convertir en actriz de cine. Antonio Recoder fue otro de los grandes amigos del director americano, al que recordaba como "un loco de la vida, generos¨ªsimo, sin ning¨²n sentido del dinero". Nickas se convirti¨® en el club de los americanos y la gente de cine, pero apenas dur¨® dos a?os porque era incapaz de administrarlo.

Lo dej¨® luego en manos de su sobrino, el actor Sumner Williams, otro ser tan maravilloso como derrochador, id¨¦ntico a su t¨ªo, que abri¨® all¨ª un restaurante, tambi¨¦n de corta vida, llamado Sum-Sum. Ray abandon¨® Madrid y se fue a vivir a la isla de Sylt, al norte de Alemania. 55 d¨ªas en Pek¨ªn fue un desastre econ¨®mico y cr¨ªtico que supuso el fin de su carrera. No volvi¨® a rodar ninguna pel¨ªcula para un estudio, ni siquiera una producci¨®n independiente. Todo lo que film¨® desde entonces fueron trabajos de escuela, con sus alumnos del Harpur College de Binghampton. Tard¨® casi diez a?os, del 71 al 78, en rodar We can't go home again, interrumpida por su muerte en 1979.