Propietarios de la historia
Tiendas y patios de vecinos de M¨¢laga integran restos arqueol¨®gicos en sus muros
En 1782 el obispo de M¨¢laga, Jos¨¦ Molina Lario, fue el impulsor de la construcci¨®n del acueducto de San Telmo para el abastecimiento de agua a la ciudad. Esta obra de ingenier¨ªa hidr¨¢ulica esta considerada la m¨¢s importante del siglo XVIII en Espa?a, ya que ten¨ªa 11 kil¨®metros de longitud que abarcaban desde el nacimiento del r¨ªo Guadalmedina hasta el puerto de la capital. El recorrido que hac¨ªa el agua es similar al que el visitante puede hacer para dejarse guiar por la otra M¨¢laga, la que muestra una muralla andalus¨ª en una librer¨ªa, la que guarda una antigua tener¨ªa isl¨¢mica en una joyer¨ªa o la que esconde un camar¨ªn de un convento de religiosas en el patio de unas viviendas. Son retazos del patrimonio incrustados en la ciudad actual.
Como pasa tantas veces, el impulsor del acueducto no lo vio terminado. En la actualidad se conservan unos seis kil¨®metros y 20 puentes, aunque algunos est¨¢n enterrados y otros forman parte de viviendas. En la zona de Ciudad Jard¨ªn se encuentra el puente de Quintana, del que una parte discurre por el s¨®tano de un edificio de viviendas y en su salida al exterior lo rodea una pista de f¨²tbol y un parque infantil. Los vecinos de la zona se sienten orgullosos de poder mostrar lo que se esconde bajo sus pies, muchos no se imaginaron cuando compraron sus pisos que guardar¨ªan entre los muros de su urbanizaci¨®n vestigios del pasado.
Siglos antes del acueducto de San Telmo, cuando M¨¢laga era musulmana, se construy¨® una muralla andalus¨ª en la ciudad. Discurr¨ªa por la Alcazaba, la Cortina del Muelle, Atarazanas, calle Carreter¨ªa y ?lamo hasta enlazar otra vez con la fortaleza ¨¢rabe. Para entrar en M¨¢laga hab¨ªa siete puertas, una de ellas era Bad al-Jawja o tambi¨¦n conocida como la de Buenaventura, que da nombre a la calle donde se encuentra actualmente la librer¨ªa Proteo. La puerta fue construida en el siglo XI y 200 a?os despu¨¦s destruida. Los fragmentos de uno de los torreones de la muralla se integraron en 2004 en la librer¨ªa. La huella de la cultura musulmana qued¨® a la luz y se mezcl¨® con el nuevo dise?o arquitect¨®nico. En la fachada del edificio donde se encuentra la tienda se pueden ver restos de la muralla que contin¨²a en el interior y que dan una pista de lo que el visitante puede encontrar nada m¨¢s traspasar su umbral. "Algunos gu¨ªas tur¨ªsticos traen a mucha gente. Y los institutos y los colegios suelen venir bastante", explica Sandra Moreno una de las dependientas de la librer¨ªa Proteo.
Cada vez que se hace una obra o se excava en alguna ciudad de Andaluc¨ªa surge alg¨²n resto arqueol¨®gico que hace que se pare la construcci¨®n. Los Ayuntamientos o la Junta mandan a los arque¨®logos para que valoren los yacimientos y si son de un gran inter¨¦s se obliga a que se conserven y se integren en los nuevos edificios.
Esto fue lo que pas¨® en la joyer¨ªa Olivares de la plaza de las Flores. Su propietario, Andr¨¦s Olivares, comenz¨® la reforma del local y descubri¨® restos de una tener¨ªa de la ¨¦poca isl¨¢mica, dedicada al tratado de pieles y que formaba parte del barrio de los curtidores situado en pleno centro de la capital, en la calle Larios. Un complejo artesanal formado por unas estructuras de ladrillos donde quedan embutidos cinco alcadafes -lebrillos o piletas- en los que se trataban y tintaban las pieles.
Bajo el suelo del establecimiento, un peque?o cristal separa las joyas y complementos que se venden en la tienda de los restos con 10 siglos de antig¨¹edad. "Es un reclamo. Viene mucha gente a verlo, hay veces que aparece un colegio entero y tienen que entrar por grupos", comenta muy orgulloso su propietario.
La fusi¨®n de vestigios arqueol¨®gicos y edificios modernos se puede encontrar en muchas ciudades, pero pocos bloques de vecinos pueden presumir de tener en su patio el camar¨ªn de un convento. En el barrio del Perchel se encuentra una de las edificaciones m¨¢s representativas de la zona: la Casa de las Monjas. El edificio se transform¨® hace 10 a?os en viviendas de protecci¨®n oficial (VPO), tras una larga reforma. Entre sus muros, pintados de blanco, qued¨® guardada la capilla de la Congregaci¨®n del Rosario de la Aurora del siglo XVIII, rica por su decoraci¨®n de yeser¨ªas por las que recibi¨® en 1994 la calificaci¨®n de Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC). La capilla est¨¢ ahora cubierta para proteger a los vecinos de posibles desprendimientos, pero para ellos no es un problema porque a pesar de su estado se sienten afortunados por ser propietarios de una parte de la historia.
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