La contradicci¨®n del PP
Como hay crisis y el d¨¦ficit p¨²blico se ha convertido en un term¨®metro de esa fiebre econ¨®mica a los ojos de los mercados financieros, el Partido Popular es el gran abanderado de modificar la Constituci¨®n para poner coto a un instrumento que, bien administrado, tambi¨¦n fue a veces positivo para la econom¨ªa y el Estado de bienestar. En cambio, como hay crisis, seg¨²n el PP no hay que modificar ahora el Estatuto de Galicia. Cuando menos, las posiciones de los conservadores son contradictorias.
En Espa?a ya no basta con que el techo del d¨¦ficit se fije en la ley de estabilidad presupuestaria. Nada menos que se movilizar¨¢ a las tres quintas partes de los diputados y los senadores, b¨¢sicamente socialistas y populares, para que lo escriban en la Carta Magna, mediante un a?adido al articulado, ya que la actual Constituci¨®n no contiene referencias a algo tan concreto como el d¨¦ficit p¨²blico. En Galicia, por el contrario, parece que ese tipo de asuntos no va con los gallegos.
Hay que modificar la Constituci¨®n por la crisis. Pero, como hay crisis, no se puede tocar el Estatuto
Escuchando el discurso del PP da la impresi¨®n de que la Constituci¨®n es una herramienta pol¨ªtica y econ¨®mica de primera magnitud, lo cual es evidente, mientras que el Estatuto parece una especie de cosa rara, cuando en el ¨¢mbito de Galicia es el instrumento m¨¢s potente del autogobierno. Dicho de otro modo, Alberto N¨²?ez Feij¨®o tiene el poder pol¨ªtico y econ¨®mico que tiene gracias al Estatuto de Autonom¨ªa, cuya actualizaci¨®n parece imprescindible, como ¨¦l mismo ha reconocido en otros momentos. Tambi¨¦n, por supuesto, para luchar a favor del bienestar de los gallegos. ?O alguien piensa que el Estatuto es otra cosa, una especie de librillo con letras doradas sobre pastas duras, al que veneran los nacionalistas y los autonomistas izquierdosos, que lo utilizan para buscarle las cosquillas y, ya puestos, las contradicciones al PP?
Este tipo de pedagog¨ªa pol¨ªtica es da?ina para el autogobierno, porque puede haber gente que se crea ese discurso simplista seg¨²n el cual el Estatuto es incompatible con las prioridades del momento. Por eso tiene tanto valor que tambi¨¦n desde el PP voces como la de Rafael Cui?a -hijo del ex n¨²mero dos del PP de Galicia- salgan a la palestra para decir que justo el nuevo Estatuto debe definir los pilares de la recuperaci¨®n y la futura relaci¨®n de Galicia con el Estado. Sin embargo, la voz de Cui?a se est¨¢ quedando sola en el PP, incluso ahora que EL PA?S ha confirmado que la Xunta abandon¨® definitivamente la idea de presentar un texto de reforma del Estatuto en esta legislatura. Como mucho, parece que puede haber un gesto cuando ya expire el mandato de Feij¨®o, de manera que, en resumidas cuentas, no habr¨¢ nuevo Estatuto antes de 2013. Una mala noticia para Galicia y no solo para el PSdeG-PSOE y el BNG, fuerzas claramente favorables a revisar el Estatuto del 81.
Por desgracia, el rosario de contradicciones de la pol¨ªtica espa?ola no se queda ah¨ª. Resulta que ahora reforman la Constituci¨®n y se olvidan otra vez de algunas cosas que todos cre¨ªamos ampliamente consensuadas, como la reforma del Senado, de modo que sirva para algo; la inclusi¨®n de una referencia al Tratado de la UE; la menci¨®n de los nombres de todas las comunidades aut¨®nomas, y la eliminaci¨®n de la discriminaci¨®n de las mujeres en el acceso a la jefatura del Estado. Es m¨¢s, si el problema de Espa?a es la deuda privada y no la p¨²blica, como sabe ya cualquier persona medianamente informada, ?a qu¨¦ viene hacerle creer a la ciudadan¨ªa que el c¨¢ncer del pa¨ªs es el sector p¨²blico, cuando eso es una tremenda falsedad? ?o acaso pondr¨¢n en la Constituci¨®n un l¨ªmite al sobreendeudamiento del sector privado, es decir, el de los bancos y cajas, las empresas y las familias? ?a qui¨¦n pretenden enga?ar?
Es probable que la crisis, de un calado extraordinario, haya alterado al conjunto de la clase pol¨ªtica, pero circunstancias tan extraordinarias deber¨ªan aconsejar precisamente mayor profundidad en los an¨¢lisis pol¨ªticos y econ¨®micos y, en el peor de los casos, eludir las contradicciones. Las de todos: las del PP en Galicia y las del PSOE en Espa?a. En este sentido, al PSdeG tambi¨¦n se le abre una oportunidad para marcar su agenda pol¨ªtica con criterios propios, m¨¢xime cuando su calendario en Galicia tiene la vista puesta en 2013, si es que no hay adelanto a finales de 2012.
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