Nuevos aires 'antimezquitas'
Plataforma por Catalu?a (PxC), aupada por un no desde?able n¨²mero de votantes, est¨¢ dispuesta a hacer suyas las actitudes y soflamas m¨¢s xen¨®fobas del resto de Europa. Salt ha sido el escenario de la ¨²ltima algarada organizada por el partido, en contra esta vez de la construcci¨®n de mezquitas en el pueblo, despu¨¦s de la vergonzante persecuci¨®n de dos concejales por el terrible delito de enamorarse de sendos inmigrantes.
El Ayuntamiento de Salt, presionado por PxC, ha decidido suspender durante un a?o la concesi¨®n de nuevas licencias para construir centros de culto. Es la consecuencia de un l¨ªo montado no por los fieles musulmanes del municipio, ni los evangelistas, muy molestos con esta decisi¨®n, sino por los xen¨®fobos que lidera Josep Anglada, para los que tal suspensi¨®n no es garant¨ªa suficiente, por lo que mantienen su convocatoria de una manifestaci¨®n antimezquitas para ma?ana s¨¢bado.
En Espa?a se da la paradoja de que mientras las iglesias cat¨®licas se vac¨ªan por falta de seguidores, fieles de otros credos, como los citados evangelistas, desbordan la oferta de templos y deben apretujarse en espacios peque?os y mal acondicionados para llevar a cabo sus rezos u otras actividades.
A tal paradoja se une en algunos rincones como Salt una preocupante intransigencia que quiere frenar la mejora de las condiciones de culto de los inmigrantes musulmanes, que han tenido que conformarse hasta ahora con adaptar pisos, locales comerciales y naves industriales al margen de toda regulaci¨®n para la pr¨¢ctica religiosa. Como todo es susceptible de empeorar, Anglada y los suyos cuentan con un nuevo aliado. La Generalitat, gobernada por Artur Mas, de CiU, ha dado una vuelta de tuerca y quiere echar por tierra la norma del tripartito de obligar a reservar suelo para nuevos templos, como manda la Ley de Centros de Culto.
Dos asociaciones musulmanas ya ten¨ªan el permiso para erigir una mezquita en Salt y la nueva norma del pueblo no puede revocar el proyecto, si bien, a la vista de los nuevos aires que corren en los despachos oficiales de la Generalitat catalana, corre un serio peligro.
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