Coreograf¨ªa de la muerte

La constante repetici¨®n de esquemas desde que la primera entrega de la serie Destino final aterrizara con notable ¨¦xito en las carteleras en el a?o 2000 ha ido provocando que la saga languideciera por agotamiento. Ni siquiera la apuesta por la moda de las tres dimensiones consigui¨® hace dos a?os su revitalizaci¨®n con la cuarta entrega, por lo que esta quinta que hoy se estrena parec¨ªa, a priori, carne de basura veraniega. Pero no. Y la raz¨®n es ¨²nica y claramente apreciable: el talento para el manejo de la puesta en escena, el montaje, los planos-detalle, el suspense, el 3D y el tiempo exacto que debe durar cada imagen de su director, Steven Quale, cuya ¨²nica nota rese?able en su curr¨ªculo era haber sido director de segunda unidad en Avatar.

Los fans no encontrar¨¢n (casi) nada nuevo en su estructura, salvo una sorpresa final en forma de gui?o para entendidos, pero una refrescante apuesta por el sentido del humor autoconsciente de la banalidad de su propio producto mientras se despliega una inusual solvencia en la direcci¨®n convierten ciertos momentos de la pel¨ªcula en algo verdaderamente inolvidable en el sentido m¨¢s macabro de la palabra. Una coreograf¨ªa del horror alrededor de un puente colgante, un masaje con acupuntura, una operaci¨®n de miop¨ªa y el ejercicio de barras asim¨¦tricas de una gimnasta que bien valen una entrada. Destino final 5 no enga?a a nadie y demuestra que, con talento, hasta la basura puede acabar oliendo a palomitas y coca-cola.