Ver con las manos

Tocar vale m¨¢s que mil palabras. As¨ª lo sienten ocho de los 18 ciegos que probaron el dispositivo t¨¢ctil creado por un grupo de 13 investigadores (m¨¦dicos, ingenieros y psic¨®logos) de la Universidad Complutense de Madrid. El producto, en el que ya se han invertido 1.460.000 euros, estar¨¢ en el mercado en seis meses y costar¨¢ entre 2.000 y 3.000 euros. Unos 80.000 ciegos espa?oles y m¨¢s de 40 millones en el mundo podr¨¢n beneficiarse.

Se trata de unas gafas de sol y un estimulador t¨¢ctil similar a una cajita del tama?o de la palma de la mano, que pesa 200 gramos. En medio de las gafas hay una microc¨¢mara con un chip. Este transmite las im¨¢genes al estimulador, que est¨¢ cubierto de bolitas que se levantan coordinadamente, produciendo un relieve que, sobre la palma de la mano, emula las siluetas captadas por la grabadora. "Evoco las im¨¢genes, las veo simplificadas y en blanco y negro, como si me las dibujaran sobre una pizarra", describe Enrique, de 52 a?os, uno de los invidentes que participa en el estudio desde su inicio.

"Detecta cosas que el bast¨®n no. Por ejemplo, los toldos", dice un invidente

La idea surgi¨® hace 15 a?os en un bar, entre amigos. Un ciego tropez¨® contra las personas correctas; ingenieros y neurocient¨ªficos. El peque?o incidente los incentiv¨® a buscar una soluci¨®n. "A partir de ah¨ª, todo fue sufrir", bromea el ingeniero Ram¨®n Nogales. "Se puede decir que fueron 12 a?os de fracasos y tres de ¨¦xitos pero la persistencia ha dado sus frutos", cuenta.

Todos los objetivos se cumplieron. Los ciegos pueden reconocer objetos a ocho o 10 metros de distancia y el 40% siente que ve cuando recibe el est¨ªmulo t¨¢ctil mientras que el 100% (incluidos un grupo de 10 videntes) reconoce los objetos a trav¨¦s del dispositivo. Gracias a esta nueva herramienta, las personas que padecen problemas severos de visi¨®n pueden ahora calcular la distancia a la que se encuentran los objetos aunque la percepci¨®n todav¨ªa no incluye colores y vol¨²menes. "En la calle es fant¨¢stico porque detecta cosas que el bast¨®n no, como los toldos. Por eso hay muchas personas ciegas con marcas en la frente", subraya Enrique con humor. "Al principio era un poco esc¨¦ptico, pero pas¨¦ de sentir cosquillas en la mano a delimitar la costa de Galicia, donde vivo", cuenta fascinado por las posibilidades que le abre el dispositivo. El objetivo a largo plazo es, seg¨²n el investigador Tom¨¢s Ortiz, "reemplazar al bast¨®n y a los perros gu¨ªa".

David, de 34 a?os, perdi¨® la visi¨®n a los 12. Aclara que la potencialidad del dispositivo depende en parte de la experiencia previa de cada uno. "Ahora, por ejemplo, me cuesta m¨¢s identificar un Renault Sc¨¦nic que un Nevada, que era el que yo ten¨ªa", explica. Enrique est¨¢ de acuerdo. "La primera vez que me mostraron un autob¨²s, dije que era una radio".

Una vez se disponga del dispositivo -dise?ado con la ayuda de la Comunidad de Madrid, la Fundaci¨®n Esther Koplowitz, el Centro para el Desarrollo Tecnol¨®gico Industrial (CDTI) y la Fundaci¨®n Mutua Madrile?a- es necesario entrenarse unos meses. Por eso, el producto, comercializado por ViTact, se vender¨¢ con una gu¨ªa. Cuando el sensor ya est¨¦ en el mercado, el mismo bar los estar¨¢ esperando para celebrar el incidente que se convirti¨® en ¨¦xito.

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