Frank DiLeo, un 'duro' en la industria musical americana
Cuestionado por sus m¨¦todos, fue m¨¢nager de Michael Jackson
En el antiguo negocio de la m¨²sica, la apariencia era casi tan importante como la realidad. Y Frank DiLeo, que muri¨® el mi¨¦rcoles a los 63 a?os, manten¨ªa una presencia imponente. Voluminoso, din¨¢mico, exhibiendo su Rolex y siempre con un puro que tardaba en encender, daba una imagen precisa: la del mafioso metido en la industria del espect¨¢culo.
Lo reconoci¨® un connoisseur como Martin Scorsese, que le fich¨® para Uno de los nuestros (1990): es all¨ª el ejecutor del feroz personaje encarnado por Joe Pesci. Tambi¨¦n apareci¨® en las pel¨ªculas de Wayne's world como disquero. Realmente, DiLeo (Pittsburg, 1947) era un promotor: el responsable de que los ¨²ltimos lanzamientos tomasen al asalto los medios, un vendedor nato que dominaba los trucos de la calle.
Vend¨ªa su fama de peligroso como garant¨ªa de eficacia en su trabajo
Era bueno en lo suyo: tras ejercer a nivel regional, lleg¨® a Nueva York con RCA. En 1979 ascendi¨® a vicepresidente de promoci¨®n en Epic, el sello menor de CBS. DiLeo identific¨® pronto el obst¨¢culo -las discogr¨¢ficas ten¨ªan prohibida la compra de pinchadas en la radio- y la soluci¨®n: contratos millonarios con unos promotores "independientes" que hac¨ªan el trabajo sucio.
Inmediatamente, Epic empez¨® a engordar con artistas como REO Speedwagon, Meatloaf, Cyndi Lauper, Ozzy Osbourne y, sobre todo, Michael Jackson. El cantante de Thriller atribuy¨® su ¨¦xito a la apisonadora de DiLeo y, en 1984, le nombr¨® su m¨¢nager, en una decisi¨®n que desconcert¨® a la industria musical: carec¨ªa precisamente de experiencia en management. Aunque Michael sab¨ªa que lograba cosas, por discutibles que fueran sus m¨¦todos, y que adem¨¢s hablaba el lenguaje de los poderosos de Nueva York.
Pero ni siquiera DiLeo era capaz de repetir milagros. Michael pretend¨ªa que su ¨¢lbum Bad (1987) duplicara las cifras de Thriller y no se conform¨® con una fracci¨®n. Jackson necesitaba trasladar a otro la culpa por el (relativo) fracaso y DiLeo fue despedido en 1989. Algunas fuentes sugieren que DiLeo atrajo la ira de la superestrella en sus intentos de frenar lo que entend¨ªa como caprichos peligrosos, incluyendo su intimidad con ni?os. Sin embargo, logr¨® sacar adelante desastres potenciales como la visita a la Casa Blanca de Ronald Reagan.
Liberado del compromiso de exclusividad con Michael, trabaj¨® con Laura Branigan, Taylor Dane, Richie Sambora y, ocasionalmente, con Prince, a quien Jackson consideraba su competidor. A pesar de su intensa paranoia, Michael volvi¨® a contratar a DiLeo como representante en 2009: necesitaba seguridad para resolver el mayor reto de su vida, la temporada de conciertos en Londres. Como sabemos, no pas¨® de los ensayos.
Frank DiLeo vend¨ªa su fama de peligroso como garant¨ªa de eficacia. Alardeaba de haberse librado de un proceso por apuestas ilegales y confesaba algunos patinazos: la casa que ten¨ªa en su Pittsburg natal ardi¨® pero no pudo convencer a la aseguradora, que se neg¨® a pagar. Tambi¨¦n evadi¨® su responsabilidad en el esc¨¢ndalo de unos "promotores independientes" relacionados con la familia mafiosa de los Gambino. Se pon¨ªa serio para asegurar que "en Estados Unidos no hay crimen organizado desde que Al Capone fue a la penitenciaria federal".
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