Heribert Barrera, el hombre que hizo presidente a Pujol
El exdirigente de ERC fue un exponente de la izquierda antimarxista
El pol¨ªtico nacionalista catal¨¢n Heribert Barrera i Costa falleci¨® ayer en Barcelona a consecuencia de una embolia. Barrera, nacido en 1917 en Barcelona, fue diputado y presidente del Parlamento catal¨¢n entre 1980 y 1984 y diputado de esta C¨¢mara hasta 1988. Hab¨ªa sido diputado a Cortes en 1977 y 1979, y despu¨¦s fue eurodiputado entre 1991 y 1994. Qu¨ªmico de profesi¨®n, estaba casado y era hijo de Mart¨ª Barrera, un sindicalista de la CNT que fue consejero de Trabajo en la Generalitat republicana.
La aritm¨¦tica parlamentaria coloc¨® en 1980 a Barrera en la posici¨®n de decantar la mayor¨ªa hacia la izquierda o hacia la derecha. Si los 14 diputados de Esquerra Republicana se alineaban con la izquierda, habr¨ªa habido un presidente y un Gobierno de izquierdas, sustentado por 33 diputados socialistas, 23 comunistas y 14 republicanos. Sumaban 74 entre 135. Si se decantaba hacia la derecha, como hizo, habr¨ªa lo que hubo, un presidente y un Gobierno de centro derecha sostenidos por ERC. Aquella comprometida decisi¨®n marc¨® a hierro la trayectoria del partido de Barrera durante las dos d¨¦cadas siguientes y es el momento crucial de su biograf¨ªa pol¨ªtica personal. Barrera pas¨® a la historia como el hombre que abri¨® la puerta de la presidencia de la Generalitat al que se convertir¨ªa en el protagonista de las dos siguientes d¨¦cadas de la pol¨ªtica catalana, Jordi Pujol.
En 1980, sus 14 diputados dieron la mayor¨ªa y el Gobierno a CiU
Fue un hombre marcado por los esquemas de la guerra fr¨ªa
Barrera cre¨ªa que la inmigraci¨®n har¨ªa desaparecer Catalu?a
Discrep¨® de ERC cuando en 2003 alumbr¨® el Gobierno tripartito
La opci¨®n de Barrera fue duramente castigada por sus electores, que en las siguientes elecciones le abandonaron en masa. En 1984, ERC pas¨® de 14 a 3 diputados en el Parlament. Su partido no se rehizo hasta muchos a?os despu¨¦s. Pero ¨¦l no se arrepinti¨® nunca. En las d¨¦cadas de 1970 y 1980, Barrera era un producto t¨ªpico de la izquierda antimarxista, marcada por los esquemas de la guerra fr¨ªa entre la OTAN y el Pacto de Varsovia. Acudi¨® a las elecciones auton¨®micas de 1980 con un programa en el que se exclu¨ªa, expresamente, toda colaboraci¨®n gubernamental con los comunistas y a esa condici¨®n se atuvo despu¨¦s de las elecciones, pese a que eso le convert¨ªa objetivamente en un sat¨¦lite de la derecha. Su alternativa fue formar una coalici¨®n parlamentaria o de gobierno con el PSC y CiU, con o sin ERC, e incluso se ofreci¨® a apoyar en ella que el presidente de la Generalitat fuera un socialista. Esta oferta fue rechazada tanto por CiU como por el PSC. Este rechazo fue la baza de Barrera para sostener luego que la responsabilidad era de los socialistas por no haber aceptado aliarse con Pujol. Pero eso no impidi¨® que durante a?os se le atacaba duramente por haber convertido al partido de Llu¨ªs Companys y Francesc Maci¨¤ en el complemento indispensable de una mayor¨ªa de centro derecha formada por CiU y la Uni¨®n de Centro Democr¨¤tico (UCD), que agrupaba a los franquistas. A cambio, Barrera obtuvo la presidencia del Parlament, que ocup¨® hasta 1984, y el compromiso de CiU de plantear la reforma del Estatuto de Autonom¨ªa en aquella legislatura.
Este comportamiento de Barrera oscureci¨® el prestigio que se hab¨ªa ganado en 1978 ante buena parte de la opini¨®n p¨²blica progresista al defender en el Congreso de los Diputados la forma de gobierno republicana en los debates de la Constituci¨®n Espa?ola. Su voz dijo entonces lo que muchos electores esperaban o¨ªr en boca de los diputados socialistas y comunistas. Barrera ocup¨® en 1977 el ¨²nico esca?o obtenido por Esquerra en las primeras elecciones democr¨¢ticas. Hasta entonces hab¨ªa sido un figura de segunda fila porque su partido, diezmado por la represi¨®n durante la dictadura y dividido en m¨²ltiples facciones durante el exilio, hab¨ªa sido v¨ªctima de la inacci¨®n en la ¨²ltima etapa del franquismo y no se reorganiz¨® efectivamente hasta la llegada de la democracia.
Barrera alcanz¨® la secretar¨ªa general de ERC en 1976, cuando el partido era todav¨ªa ilegal, en dura pugna con otros grupos, en particular con el denominado de L'Opini¨®, encabezado por Joan Casanellas. Se impuso tambi¨¦n al grupo dirigido por otro notable republicano, Josep Andreu i Abell¨®. Pero las querellas internas y la supeditaci¨®n de Barrera a los intentos del socialdem¨®crata Josep Pallach para crear una izquierda antimarxista junto el partido de Jordi Pujol y otros grupos diluyeron el perfil de ERC en aquel momento y le dejaron en una posici¨®n marginal. La escasa representaci¨®n parlamentaria obtenida en 1977, un esca?o, le permiti¨® mantener criterios puramente testimoniales en la elaboraci¨®n tanto de la Constituci¨®n como del Estatuto de Autonom¨ªa de 1979, que siempre consider¨® insuficientes. En 2003, no ocult¨® su desacuerdo con ERC cuando la direcci¨®n encabezada por Josep Llu¨ªs Carod y Joan Puigcerc¨®s decidi¨® sumarse a la mayor¨ªa de izquierdas que puso fin a los 23 a?os de pujolismo.
Sus opiniones en los ¨²ltimos a?os rozaban la xenofobia. As¨ª en 2001 no dud¨® en asegurar: "Catalu?a desaparecer¨¢ si contin¨²an las corrientes migratorias actuales". Barrera opinaba que cuando el fallecido Haider dec¨ªa que en Austria hab¨ªa demasiados extranjeros no estaba haciendo "una proclama racista".
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