Trazos de una realidad global desconcertada
Vivimos una nueva realidad global que trastoca los caminos trillados. Merece la pena describir sus rasgos -aqu¨ª se apuntan 10-, en la confianza de que, al verlos en conjunto, quede claro que m¨¢s que una era de cambios estamos viviendo realmente un cambio de era.
Estos son algunos de estos rasgos nuevos de la realidad:
1. Los poderes p¨²blicos se est¨¢n "encogiendo". Una gran parte de los problemas que experimentamos en nuestra vida diaria no pueden ser abordados aisladamente por cada pa¨ªs (el problema de la deuda soberana o la regulaci¨®n de los mercados financieros, terrorismo global o cambio clim¨¢tico). Esto plantea el problema de los l¨ªmites de la democracia: resulta dif¨ªcil al ciudadano dar el voto a cualquier opci¨®n pol¨ªtica, sabiendo que su capacidad para resolver problemas est¨¢ m¨¢s que restringida.
M¨¢s que una era de cambios, estamos viviendo realmente un cambio de era
Las redes sociales son un multiplicador de la intervenci¨®n de los ciudadanos en la agenda p¨²blica
2. Adem¨¢s, durante la segunda mitad del siglo XX aprendimos que el crecimiento ilimitado del sector p¨²blico no resuelve todos los problemas. Esto no significa que las pol¨ªticas p¨²blicas son innecesarias. El supremo objetivo de la pol¨ªtica (Philip Petit) es la libertad, entendida como la erradicaci¨®n de todo tipo de dominaci¨®n ejercida por unos individuos sobre otros. Es necesaria la intervenci¨®n del Estado para ayudar a la gente a sacudirse las dominaciones que padece, pero tambi¨¦n es necesario prevenir los abusos p¨²blicos a trav¨¦s de una democracia mucho m¨¢s deliberativa y disputativa.
3. Mientras los poderes p¨²blicos democr¨¢ticos muestran sus limitaciones, el poder de las empresas globales se ha incrementado en la ¨²ltima d¨¦cada, como resultado de la globalizaci¨®n, las desregulaciones y las privatizaciones. Si las empresas del Fortune 500 fueran un pa¨ªs (datos de 2010), ser¨ªan el segundo m¨¢s grande del mundo, con el equivalente a dos tercios del PNB de Estados Unidos, y el doble que Jap¨®n o China. Y esto plantea el problema de a qui¨¦n rinden cuentas los nuevos poderes globales.
4. En parte como respuesta espont¨¢nea al aumento del poder de las empresas globales, ha surgido la tendencia internacional de regulaci¨®n social de la empresa por parte de un n¨²mero creciente de grupos afectados: la sostenibilidad, responsabilidad social corporativa, ciudadan¨ªa corporativa. Parece que las empresas comienzan a atenerse a ciertos est¨¢ndares de conducta social, medioambiental y de gobernanza, haciendo entreverun nuevo papel de la empresa en el siglo XXI como instituci¨®n econ¨®mica con impactos positivos en la sociedad y en la arena global. Sin embargo, la tendencia no est¨¢ consolidada y, adem¨¢s, las instituciones financieras de inversi¨®n no la han aceptado a¨²n en su mayor¨ªa.
5. Tambi¨¦n ha cambiado un aspecto extraordinariamente importante de la f¨¢brica social: la generaci¨®n de legitimidad. La legitimidad -la licencia moral para operar- proviene de la opini¨®n p¨²blica (Habermas). Pero en nuestros d¨ªas la opini¨®n p¨²blica no es solamente generada por los medios locales-nacionales de comunicaci¨®n sino, sobre todo, por las redes sociales globales: una cantidad exponencialmente creciente de an¨¢lisis, opiniones, comentarios y enlaces generados por los propios usuarios. A trav¨¦s de Internet y sus plataformas (Twitter, Likedin, Facebook, Google, blogs, etc¨¦tera), un n¨²mero creciente de ciudadanos de a pie se han convertido en una poderosa fuente de reflexividad (Giddens), de creaci¨®n r¨¢pida de estados de conciencia y de legitimidad tanto para los poderes p¨²blicos como para los privados.
6. A este hecho se le a?ade otra evidencia complementaria: las redes sociales se est¨¢n revelando como un poderos¨ªsimo multiplicador y facilitador de la intervenci¨®n masiva de los ciudadanos corrientes en la agenda p¨²blica. Los ¨²ltimos seis meses nos han mostrado abundantes ejemplos: la primavera ¨¢rabe, el 15-M en Espa?a, las manifestaciones masivas en Tel Aviv o los disturbios en Reino Unido y la respuesta ciudadana a los mismos.
7. Estas tendencias se han agudizado con la crisis econ¨®mico-financiera de 2008. En primer lugar, las instituciones de inversi¨®n financieras globales, hedge funds, fondos de inversiones y fondos de pensiones, flanqueados por agencias privadas de calificaci¨®n, han creado una situaci¨®n realmente in¨¦dita: las mismas instituciones que originaron la crisis en primer lugar, que han salido indemnes y econ¨®micamente reforzadas de la misma, han puesto contra las cuerdas a instancias democr¨¢ticas como Estados Unidos o Europa.
8. Las restricciones presupuestarias y el desempleo se han combinado para producir la mayor desigualdad de rentas registrada en toda nuestra vida. En Espa?a, m¨¢s de un mill¨®n de familias tienen a todos sus miembros en el paro. La desigualdad de rentas en Estados Unidos es la mayor desde que el Census Bureau comenz¨® sus estad¨ªsticas en 1967. En ese mismo pa¨ªs, la renta de trabajo de los que hacen m¨¢s de 50 millones al a?o era en 2008 de 91,2 millones de d¨®lares, pero en 2010 pas¨® a la escalofriante cifra de 518,8 millones. Esos 74 estadounidenses ganaron con su renta salarial el equivalente a lo que ingresaron los 19 millones de compatriotas con peores salarios. Al mismo tiempo, las grandes empresas globales nos recuerdan cada d¨ªa que est¨¢n obteniendo beneficios notables a pesar de la crisis. Si otra vez consider¨¢ramos a las empresas del Fortune 500 como un pa¨ªs, ser¨ªa uno de los pa¨ªses con mayor crecimiento en 2010, por delante de China o India.
9. La crisis, finalmente, ha revelado otro nuevo y determinante rasgo: un mundo multipolar en el que nuevas potencias econ¨®micas ir¨¢n afirmando su voz. Esto conducir¨¢ tarde o temprano a una nueva realidad multilateral global, tanto en el plano econ¨®mico como en el pol¨ªtico. No es descabellado pensar que estamos en la antesala de un nuevo acuerdo monetario internacional, que ancle el sistema a una cesta de monedas y no solamente al d¨®lar y que, idealmente, tambi¨¦n termine por acordar una regulaci¨®n de las instituciones financieras de inversi¨®n. Pero, cuando esto ocurra es posible que no todo nos resulte c¨®modo: India, China, Brasil o Rusia pudieran traer ideas y sugerencias no muy familiares para los que hasta el momento vivimos en el epicentro de la globalizaci¨®n.
10. Y como ¨²ltimo rasgo inescapable, existen otras crisis, menos mencionadas, pero tambi¨¦n determinantes. Vivimos en un planeta muy poblado (Jeffrey Sachs) en el que los cuatro pilares del crecimiento humano est¨¢n sujetos a cuellos de botella crecientes: junto a la amenaza de un r¨¢pido cambio clim¨¢tico, existen 1.000 millones de personas con riesgo de desnutrici¨®n, 1.200 millones de personas no tienen acceso a agua potable, y 1.800 millones no tienen acceso a la electricidad... Y estas cifras no son sino el anuncio de las crisis de seguridad alimentaria, de agua y de energ¨ªa que seguiremos experimentando intermitentemente en el futuro.
Ante este cambio de era caben dos posiciones intelectuales: la m¨¢s natural es el desconcierto, y el sentimiento de impotencia. Pero tambi¨¦n cabe el convencimiento de que una tarea primordial de gran significaci¨®n social hoy es que los investigadores sociales, pol¨ªticos y econ¨®micos se desapeguen de las creencias prevalentes y hagan un esfuerzo para ver la realidad tal y como es, con la esperanza de, al menos, acertar a hacer preguntas relevantes.
Manuel Escudero es director general de la Deusto Business School.
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