El espejismo de las dos orillas
El discurso de las dos orillas estuvo muy vinculado en su origen al proceso de construcci¨®n inicial de la Uni¨®n Europea con la aprobaci¨®n del Tratado de Maastricht. IU se qued¨® pr¨¢cticamente sola en contra de que Espa?a suscribiera dicho Tratado, ya que todas las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas espa?olas votaron su aprobaci¨®n. Aunque ya se hab¨ªa coqueteado con esa idea en la campa?a del refer¨¦ndum de la OTAN, fue en esa soledad en el rechazo a la Uni¨®n Europea en los t¨¦rminos en que el Tratado de Maastricht la institucionalizaba, frente a todos los dem¨¢s partidos que lo aceptaban, donde se fragu¨® el discurso de las dos orillas. En un tema pol¨ªtico tan central como ese se produc¨ªa la coincidencia de todos y en particular de PSOE y PP, en un mismo espacio, en una misma orilla, en tanto que en la otra se situaba exclusivamente IU. Dicha teor¨ªa permitir¨ªa a la direcci¨®n de IU, encabezada por Julio Anguita, justificar en los a?os siguientes, en la campa?a de las elecciones generales de 1993, en las auton¨®micas andaluzas y europeas de 1994, en las municipales de 1995 y en las generales y andaluzas de 1996, una pol¨ªtica de choque frontal con el PSOE, que pod¨ªa llegar incluso a la colaboraci¨®n, por activa o por pasiva, con el PP. Todo ello con la vista puesta en la ocupaci¨®n mayoritaria del espacio de la izquierda por IU, dada la deserci¨®n del PSOE de tal espacio.
La llegada de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar a La Moncloa pondr¨ªa fin al espejismo de las dos orillas. El retorno de IU a unos resultados electorales tan catastr¨®ficos como los que hab¨ªa tenido en la primera mitad de los ochenta, conducir¨ªa a que el discurso fuera abandonado progresivamente hasta desaparecer pr¨¢cticamente por completo de nuestra vida pol¨ªtica. Las dos orillas hab¨ªan quedado como el ¨²ltimo discurso pol¨ªtico de la izquierda de tradici¨®n comunista del siglo XX, que ya no significaba nada en el nuevo siglo. Parec¨ªa que de manera irreversible.
Pero no ha sido as¨ª. El actual coordinador regional de IU en Andaluc¨ªa, Diego Valderas, acaba de resucitar el discurso de las dos orillas en el marco del debate que se ha abierto sobre la reforma de la Constituci¨®n pactada por el PSOE y el PP. Nuevamente se vuelve a sostener que ambos partidos est¨¢n en la misma orilla, en la orilla de la derecha, y que, en consecuencia, es IU el ¨²nico partido de ¨¢mbito nacional que ocupa la orilla de la izquierda.
En el fondo nos encontramos ante un problema similar al de 1992, aunque su forma de manifestaci¨®n sea muy distinta. La reforma constitucional espa?ola es formalmente espa?ola, pero materialmente es una reforma europea. La ha hecho en primer lugar Alemania en 2009. La est¨¢ haciendo ahora Espa?a y la van a acabar haciendo todos los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea, al menos todos los que comparten el euro como moneda. La crisis ha puesto de manifiesto que las tensiones entre una moneda y una pol¨ªtica monetaria ¨²nica y pol¨ªticas econ¨®micas y fiscales distintas no son manejables. La Uni¨®n Europea no puede sobrevivir en tales circunstancias. De ah¨ª la necesidad de armonizar las pol¨ªticas econ¨®micas y fiscales. Como no hay un ¨®rgano constitucional europeo que pueda tomar la decisi¨®n, el objetivo tiene que ser alcanzado mediante decisiones de los ¨®rganos constitucionales competentes de los pa¨ªses de la Uni¨®n o, por lo menos, de los pa¨ªses del euro. Para que sea cre¨ªble es necesaria la reforma de la constituci¨®n.
Esto es lo que significa la reforma. Aqu¨ª no hay dos orillas, sino algo muy distinto. O se est¨¢ dentro de la Uni¨®n Europea, o se est¨¢ fuera. Algo parecido a lo que se plante¨® en el refer¨¦ndum de ratificaci¨®n del Tratado de Maastricht. Las dos orillas vuelven a ser un espejismo.
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