Francesc Torres y la memoria oculta del 11-S
El artista catal¨¢n documenta los restos de los ataques terroristas de Nueva York
El 11 de septiembre de 2001, a las 8.46 de la ma?ana, Francesc Torres estaba en su piso a 300 metros del World Trade Center. "Estaba llamando a mi madre cuando cay¨® la torre y de golpe termin¨® el siglo XX", recuerda el artista catal¨¢n, afincado en Nueva York desde hace 27 a?os. De esta proximidad f¨ªsica y emocional surge La memoria fragmentada 11-S NY. Artefactos en el hangar 17, un proyecto expositivo sobre la memoria hist¨®rica y nacional, el duelo social e individual y los traumas colectivos profundos, que se plasma en las fotograf¨ªas captadas por el artista en la nave del aeropuerto Kennedy donde se almacenaron los restos de los atentados: desde gigantescas vigas retorcidas hasta un calcet¨ªn de ni?o. Torres, que descubri¨® la existencia del hangar en 2006, fue el ¨²nico artista en obtener de la Autoridad Portuaria de Nueva York la autorizaci¨®n para acceder a esta especie de santuario. Tras un sinf¨ªn de gestiones, en la primavera de 2009, el artista -conocido por obras de corte social- estuvo cinco semanas solo fotografiando las reliquias de la tragedia.
El artista accedi¨® al hangar en que se guardan restos de los atentados
El resultado de aquellos d¨ªas de fotos y reflexiones se plasma en el libro Memory remains, publicado por la National Geographic Society, y en cuatro exposiciones, que se celebran casi simult¨¢neamente en Barcelona y en las tres ciudades occidentales v¨ªctimas del terrorismo isl¨¢mico radical. El 26 de agosto se inaugur¨® la primera en el Imperial War Museum de Londres; el pr¨®ximo jueves, d¨ªa 8, abrir¨¢n sus puertas las del Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB) y del International Center of Photography (IPC) de Nueva York; cerrar¨¢ el ciclo el 16 la del palacio de Cibeles de Madrid. En todas ellas se proyecta el mismo material: 176 im¨¢genes en color de objetos y conjuntos de restos y las fotos en blanco y negro de la enorme estructura arquitect¨®nica que los acog¨ªa. Sin embargo, los montajes son muy diferentes. En cada muestra adem¨¢s se exhibe un ¨²nico objeto. En Barcelona es un fragmento de una escultura de Calder, una de las numerosas obras de arte que la tragedia equipar¨® a los dem¨¢s desechos; en Madrid, un aparador de gafas de farmacia con 24 pares intactos, ajenos a la monta?a de escombros que les vino encima.
Babelia
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