El chino que ama Islandia
Huang Hubo es chino, tiene 55 a?os y quiere comprar un trozo de Islandia. El tama?o del terreno, en el noreste del pa¨ªs, es
de unos 300 kil¨®metros cuadrados, y all¨ª quiere montar un complejo tur¨ªstico con campo de golf incluido. No hay af¨¢n pol¨ªtico alguno en su iniciativa, as¨ª que nadie vea ah¨ª una maniobra del gigante asi¨¢tico por situarse en un lugar estrat¨¦gico
de Europa tras darle un bocado a un pa¨ªs en apuros econ¨®micos. Nada de eso: Huang Hubo tiene debilidad por Islandia porque ama la naturaleza. Y su amor es amor de poeta. De hecho, el magnate -a quien la revista Forbes atribuye una fortuna de m¨¢s de 400 millones de euros- empez¨® por estudiar filolog¨ªa y public¨® dos libros de versos, antes de hacer dinero en el negocio
de la construcci¨®n.
El Ministerio de Industria ha dado luz verde a la compra: hace falta dinero, sea como sea, para afrontar la brutal crisis econ¨®mica que atraviesa su pa¨ªs. El Departamento de Exteriores, en cambio, no lo ve nada claro: Islandia forma parte de la OTAN y ocupa un lugar sensible por lo que se refiere a cuestiones de estrategia militar. As¨ª que hay pol¨¦mica. Huang Hubo, mientras tanto, hace amigos y ha montado una fundaci¨®n para acercar la cultura de los dos pa¨ªses.
La operaci¨®n puede resultar sorprendente, pero con el tiempo corre el peligro de generalizarse. Ya corri¨® la voz, en tono jocoso, de que la situaci¨®n griega podr¨ªa llegar a ser tan delicada que, en caso de extrema emergencia, no les quedar¨ªa otra a sus autoridades que ir desprendi¨¦ndose de sus islas o sacar el Parten¨®n a subasta para que se lo lleve el mejor postor. Huang Hubo ha decidido probar con Islandia: prefiere sus paisajes vac¨ªos y extremos que los delicados climas del Mediterr¨¢neo.
Si la gesti¨®n llega finalmente a buen puerto, ser¨ªa otro dato m¨¢s que a?adir a los cambios que ha producido la globalizaci¨®n. Comprar territorios no es cosa nueva en la pol¨ªtica internacional: Napole¨®n Bonaparte vendi¨® en 1803 la Luisiana a los Estados Unidos de Jefferson. La operaci¨®n de Huang Hubo es infinitamente m¨¢s modesta, pero da cuenta de ese nuevo mundo donde unos cuantos millonarios pueden hacer suyos grandes espacios de pa¨ªses en quiebra.
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