Deporte y educaci¨®n
Siempre he sido muy aficionado al deporte, como participante y como espectador. Me gusta el deporte puro y tambi¨¦n el deporte espect¨¢culo. Detesto, sin embargo, el contradeporte, que lamentablemente est¨¢ teniendo cada vez m¨¢s presencia en nuestro pa¨ªs, y muy especialmente en el f¨²tbol.
Luchar con todas las fuerzas, dentro de las reglas del fair play, para ganar es uno de los grandes atractivos del deporte. Reconocer la victoria del contrario y felicitarlo es parte de ese fair play intr¨ªnseco al verdadero deporte. La protesta generalizada, el juego sucio, la falta de reconocimiento de la victoria del contrario y, peor a¨²n, ausentarse a la hora de la entrega del trofeo son parte de ese contra-deporte que detesto y que todos, empezando por los responsables de los clubes y de los equipos, deber¨ªamos detestar.
El deporte siempre ha sido un elemento importante para la educaci¨®n de los j¨®venes, no solo por el valor del ejercicio f¨ªsico, sino tambi¨¦n porque ense?a a competir noblemente. El f¨²tbol como deporte de masas y por su ampl¨ªsima cobertura a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n puede contribuir a este efecto educativo de nuestra juventud.
El espect¨¢culo que hemos visto recientemente no solo no contribuye a la educaci¨®n de nuestros j¨®venes, sino que propicia la creaci¨®n de enfrentamientos y tensiones excesivos y la deformaci¨®n de los valores de nuestra sociedad. La victoria por encima de todo, el odio al enemigo e incluso el ataque personal (de palabra y de hecho) parecen estar ganando un terreno desmedido que puede causar un da?o duradero en la educaci¨®n de nuestra juventud.
Adem¨¢s de lo que sucede en el terreno de juego y en el entorno de los clubes, escuchar las expresiones agresivas, irrespetuosas y a menudo desequilibradas que muchos espectadores manifiestan durante un partido deber¨ªa ser motivo de preocupaci¨®n y reflexi¨®n para todos. Esperemos que los responsables de los clubes y, si es necesario, las autoridades deportivas, tomen las medidas necesarias para frenar esta peligrosa espiral, cuyo negativo impacto excede al terreno deportivo.
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