Por si sirve de algo
Se sabe que, en verano, ese campo de donde brotan las noticias es un erial. Eso es lo que creemos en estos pa¨ªses mediterr¨¢neos en los que, en cuanto llega julio, desplumamos los peri¨®dicos y los dejamos del tama?o de una hoja parroquial y aprovechamos para emitir reportajes en los telediarios sobre masajistas falsos en las playas, m¨®viles en los restaurantes, indigesti¨®n por gazpacho, extranjeros entusiasmados por la Tomatina y el toro Rat¨®n, que como nos han dejado claro por activa y por pasiva, es un gran asesino y por eso se lo rifan en los ayuntamientos, y al que no le haga gracia que se vaya del pueblo. A veces, la realidad, maldita sea, se nos desmanda y se empe?a en que en verano empiecen la Primera Guerra Mundial, la Guerra Civil espa?ola o la Revoluci¨®n Francesa. Pero son excepciones, nos decimos cada vez que se acerca la can¨ªcula, porque lo que queremos todos, periodistas, escritores, pol¨ªticos y fontaneros es creer que en verano, informativamente hablando, no hay nada que llevarse a la boca y que lo mejor es que nos vayamos en masa a cargar la bater¨ªa, como dicen las abuelas, y volvamos con ganas de comernos el mundo. Al becario, al sufrido sustituto y al chistoso veraniego se les desea que les caiga en suerte alguna noticia para que les d¨¦ vidilla pero nada tan fundamental como para que un jefe tenga que volver de sus merecidas vacaciones. En verano no pasa nada. Esa es la norma que nos hemos inventado. Salvo cuando pasa. Este verano que acabamos casi de cerrar deb¨ªa de haber tenido bastante abriendo con el anuncio de boda de la duquesa de Alba, esa se?ora a la que la prensa del coraz¨®n define como elegante, valiente y muy moderna, y cerrando con la visita del Papa que, sin ¨¢nimo de ofender a sus fans, es menos moderno que la duquesa. L¨¢stima que para fastidiar este verano que promet¨ªa ser ca?¨ª, porque reconozcamos que entre Su Santidad, la duquesa, el toro asesino, los encierros y la ola de calor s¨®lo se echaba en falta la voz de Don Mat¨ªas Prats poniendo voz a este No-Do redivivo; lastima, digo, que la realidad, maldita sea, se apresurara a hacer de las suyas y se pusiera tan insoportablemente negra que hiciera volver de sus retiros vacacionales a Cameron, Zapatero y Sarkozy. A Cameron le dieron el verano entre Murdoch y los juveniles asaltadores de tiendas. ?l volvi¨® al tajo y yo me alegr¨¦ de no estar en ¨¦l, porque me hubiera sentido tentada a escribir una de esas columnas sociol¨®gicas de las que te arrepientes con el peri¨®dico a¨²n caliente. A Zapatero, por su parte, se la jug¨® la prima de riesgo. Y no tengan la menor duda de que la mayor¨ªa de los columnistas que est¨¢bamos de vacaciones le¨ªmos at¨®nitos un art¨ªculo titulado: ?Qu¨¦ es la prima de riesgo? De Sarkozy se dijo que volv¨ªa al El¨ªseo por el impacto que pod¨ªa tener en la econom¨ªa francesa el suspenso a la deuda estadounidense, pero viendo las im¨¢genes rayanas en el acaramelamiento de la pareja Sarkozy-Merkel, con pies de foto que rezaban: "unidos contra la crisis", una no llegaba a saber de qu¨¦ crisis est¨¢bamos hablando y a qu¨¦ ven¨ªan las prisas por dejar a Carla Bruni sola en sus horas de dulce espera. Para colmo, va y se muere Amy Winehouse. No cualquier cantante, no, se muere Amy, la gran esperanza blanca en un momento de estrellas musicales cl¨®nicas. Los libios derrocan a ese dictador al que los europeos vend¨ªan armas. Los ni?os somal¨ªes se mueren como moscas olvidados por el mundo. Y, como fin de fiesta, Zapatero y Rajoy nos sorprenden con un cambio en esa Constituci¨®n que, hasta hace menos de un mes, era una carta magna de m¨ªrame y no me toques. Empieza una a pensar que eso de que en verano no pasa nada pertenece a un pasado que no ha de volver. Incluso la visita del Papa, que ten¨ªa que haber transcurrido, no digo sin pena ni gloria, pero s¨ª con m¨¢s discreci¨®n y contenci¨®n espiritual, irrumpi¨® en la actualidad como un tsunami y convirti¨® a muchos peri¨®dicos, que ya por su extensi¨®n parec¨ªan hojas parroquiales, en hojas parroquiales verdaderamente. Entre las consideraciones que sol¨ªan repetir entusiasmados contertulios y entrevistados de un canal de televisi¨®n que pagamos usted y yo brillaba aquella de que mientras hay una juventud alegre, que lleva una mochila de peregrino, que no pide nada, que es formal, aseada y trabajadora, hay otra que, al parecer, es un asco. En ning¨²n momento se les ocurri¨® alabar la paciencia con la que muchos trabajadores que quedaron en Madrid soportaron una fiesta a la que no asist¨ªan y permitieron que la ciudad estuviera acotada. Una semana celebrando un s¨®lo tipo de juventud y denigrando a la juventud sin mochila, que me temo que es la mayoritaria. Va quedando atr¨¢s la antigua necesidad de los medios por aquellas inocentes serpientes de verano. La culebrilla se ha convertido en una boa constrictor y el pa¨ªs est¨¢ tan alterado que cualquier an¨¦cdota se saca de quicio. Ha sido frecuente contemplar c¨®mo en las tertulias se acusaba a gritos a indignados, ateos, creyentes sin Papa y ciudadanos de por libre de haber alterado el orden. Como si ellos no llevaran a?os predicando con ese ejemplo. Dan ganas de no volver. Y al mismo tiempo, dan ganas de volver para expresar educada pero firmemente lo que se piensa. Por si sirve de algo.
Empieza una a pensar que eso de que en verano no ocurre nada pertenece a un pasado que no ha de volver
Al parecer, hay una juventud alegre, con mochila de peregrino, aseada y trabajadora, y otra que es un asco
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