Qui¨¦n es Mariann Budde, la obispa que plant¨® cara a Trump
La religiosa, que aprovech¨® la ceremonia que puso fin en la catedral de Washington a la toma de poder presidencial para pedirle piedad, ya se enfrent¨® al republicano en 2020
La somnolienta resistencia en Washington ¨Dy en el mundo¨D a la nueva presidencia de Donald Trump, un colectivo desalentado y ansioso por dar con nuevos referentes, recibi¨® este martes como un rayo de esperanza la irrupci¨®n en escena de Mariann Edgar Budde, obispa episcopaliana de la capital de Estados Unidos, quien, en el tradicional servicio religioso que pone fin a los fastos de la toma de poder presidencial, mantuvo la calma y, ante una audiencia que las redes sociales convirtieron despu¨¦s en planetaria, pidi¨® a Trump que ¡°tuviera piedad de la gente que tiene miedo ahora¡±. Se refer¨ªa, lo aclar¨® a continuaci¨®n, a la comunidad LGTBI+, a los trabajadores migrantes indocumentados, a los refugiados y al resto de colectivos vulnerables que est¨¢n en el punto de mira de la nueva Administraci¨®n.
Lo expres¨® as¨ª, con aplomo: ¡°D¨¦jeme hacer un ¨²ltimo ruego, por favor, se?or presidente. Millones [de personas] han depositado su confianza en usted, y como usted mismo dijo ayer a la naci¨®n, ha sentido la mano providencial de un Dios amoroso¡±, dijo, en vista de que Trump hab¨ªa asegurado la v¨ªspera en su discurso de investidura que una intervenci¨®n divina lo hab¨ªa salvado de su primer intento de asesinato, cuando una bala le roz¨® la oreja derecha en un mitin. ¡°En nombre de Dios¡±, le pidi¨® que tenga ¡°piedad de las personas que tienen miedo ahora¡±. ¡°Hay ni?os gais, lesbianas y transexuales en familias dem¨®cratas, republicanas e independientes. Algunos temen por sus vidas¡±, afirm¨®. Y ah¨ª estaba hablando del decreto que, entre el aluvi¨®n de ordenes ejecutivas con la que Trump regres¨® el lunes a la Casa Blanca, elimina las protecciones a la discriminaci¨®n de los miembros de la comunidad LGTBI+ y que establece que solo existen el sexo masculino y femenino, una maniobra de borrado de las personas trans de consecuencias a¨²n imprevisibles.
La religiosa abog¨® por los inmigrantes indocumentados, que contienen estos d¨ªas la respiraci¨®n ante la inminencia de una serie de redadas en ciudades de todo el pa¨ªs, previas a la deportaci¨®n masiva que lleva meses prometiendo el nuevo presidente. Tambi¨¦n pidi¨® por los refugiados. Son ¡°miembros fieles de nuestras iglesias y mezquitas, sinagogas, gurdwaras y templos¡±. ¡°Le pido que tenga piedad, se?or presidente¡±, insisti¨®, ¡°con aquellos en nuestras comunidades cuyos hijos temen que se lleven a sus padres, y que ayude a aquellos que huyen de zonas de guerra y persecuci¨®n en sus propias tierras a encontrar compasi¨®n y acogida aqu¨ª¡±.
Ante esas palabras inesperadas, las caras de Trump, de su vicepresidente, J. D. Vance, y de las familias de ambos fueron un poema, mientras quedaba inaugurado un nuevo culto: el culto a la valiente Budde. Los hubo en Washington que buscaron las se?as de la religiosa para mandar un ramo de flores al d¨ªa siguiente. Pues bien, los interesados pueden remitirlas a la sede de la Di¨®cesis Episcopaliana de Washington, en el n¨²mero 3101 de la avenida Wisconsin, direcci¨®n de la Catedral Nacional.
All¨ª ejerce Budde como obispa desde 2011, cuando se convirti¨® en la primera mujer en asumir ese cargo. Tiene 65 a?os, y antes fue rectora de la Iglesia Episcopal de San Juan en Minneapolis, ciudad dem¨®crata en mitad del Medio Oeste republicano. Es licenciada de la Universidad de Rochester, en el norte del Estado de Nueva York, y creci¨® entre Nueva Jersey y Colorado. Su fichaje como obispa de Washington supuso una cierta vuelta a casa: en los a?os ochenta pas¨® una temporada como alumna del Seminario Teol¨®gico de Virginia, en Alexandria, ciudad a las afueras de la capital. Est¨¢ casada con un hombre, con el que tiene dos hijas, y es com¨²n verla andar en bicicleta por el parque de Rock Creek y por las v¨ªas ciclistas que bordean el r¨ªo Potomac.
De perfil liberal, no es nueva en el fren¨¦tico ciclo de noticias de Trump, con el que, entre tanto sobresalto, la memoria tiende a ser corta. En 2020, Budde escribi¨® un art¨ªculo de opini¨®n en The New York Times en el se dec¨ªa ¡°indignada¡± y ¡°horrorizada¡± despu¨¦s de que Trump posara, junto a su hija Ivanka, con una Biblia en alto a las puertas de la Iglesia de San Juan, tambi¨¦n conocida como ¡°la iglesia de los presidentes¡± por su historia y por su proximidad con la Casa Blanca. Trump, al que no se le conoce un pasado especialmente p¨ªo, lo hizo despu¨¦s de que los agentes usaran gases lacrim¨®genos contra los manifestantes que exig¨ªan justicia racial en la cercana plaza Lafayette como parte de las protestas que siguieron al asesinato en mayo de ese a?o del afroamericano George Floyd.
En una entrevista con la CNN, Budde explic¨® este martes que, aunque Trump ten¨ªa la vista clavada en el suelo mientras pronunciaba su serm¨®n, ella sostuvo la mirada porque ¡°le estaba hablando directamente¡±. ¡°Hablaba tambi¨¦n con el resto de los que escuchaban, record¨¢ndoles que las personas que est¨¢n asustadas en nuestro pa¨ªs, esos dos grupos que mencion¨¦, son nuestros semejantes, y que han sido retratados durante la campa?a electoral de la manera m¨¢s dura. Yo quer¨ªa contrarrestarlo con la mayor suavidad posible y con un recordatorio de su humanidad y de su lugar en nuestras comunidades¡±, argument¨® la religiosa. ¡°Tiene que haber lugar para la compasi¨®n. Son algunas de las personas m¨¢s vulnerables de nuestra sociedad y tambi¨¦n son miembros de nuestras congregaciones, nuestros amigos, nuestros hijos, los hijos de nuestros amigos...¡±.
Una vez concluy¨® el servicio religioso, Trump, que ha contado para su reelecci¨®n con el decidido apoyo de los evang¨¦licos estadounidenses, expres¨® su disgusto por el serm¨®n. ¡°No me pareci¨® un buen servicio. Podr¨ªan hacerlo mucho mejor¡±, dijo a una periodista.
Elon Musk, el hombre m¨¢s rico del planeta y reciente Amigo en Jefe de Trump 2.0, critic¨® al rato a Budde en su red social X. ¡°Ella contrajo el virus woke muy grave¡±, tuite¨®.
Pasada la medianoche, el presidente volvi¨® a la carga en Truth Social, hablando de s¨ª mismo en tercera persona y de la obispa como ¡°una radical de izquierda que odia a Trump¡±. ¡°Su tono era desagradable y no era convincente ni inteligente. (...) Aparte de sus declaraciones inapropiadas, el servicio fue muy aburrido y poco inspirador. ?No es muy buena en su trabajo! ?Ella y su iglesia le deben una disculpa al p¨²blico!¡±, sentenci¨®, para dejar claro que el nuevo presidente no se cuenta entre los creyentes que profesan el nuevo culto; el culto a la valiente Budde.
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