Invasi¨®n furtiva en la r¨ªa de Ferrol
Los servicios de vigilancia est¨¢n desbordados por el repunte masivo y reclaman mayor dotaci¨®n de medios y personal para atajar el saqueo marisquero
Hacia finales de agosto y durante septiembre, el mar se retrae como nunca por la atracci¨®n lunar y se produce un fen¨®meno que en la zona se conoce como lagarteiras. Son las mejores mareas del a?o. La bajamar deja al descubierto todo un vivero de marisco al alcance de cualquier mano sin m¨¢s ayuda que un simple ra?o. La dureza de una crisis prolongada ha empujado a muchos a buscar en estas mareas vivas alg¨²n ingreso y el repunte del furtivismo en la r¨ªa de Ferrol ha sido excepcional. Del 27 de agosto al 1 de septiembre, la Guardia Civil y los servicios de vigilancia expulsaron a 535 mariscadores furtivos que esquilmaban sin pudor los bancos de almeja y berberecho de la r¨ªa. En tres operativos sucesivos, los agentes decomisaron 455 kilos de bivalvo, 80 aparejos y una chalana de madera robada a un mariscador legal y tripulada por dos furtivos.
Bajo el traje seco de buceo llevan el m¨®vil. Si vibra, es que hay agentes cerca
Tras la alarma de junio, han dejado temporalmente la vieira con toxina
En cinco d¨ªas, los vigilantes de la zona expulsaron a 535 personas
"Es una aut¨¦ntica invasi¨®n", asegura Javier Mareque, coordinador de los servicios de vigilancia de la r¨ªa. Sostiene que en 12 a?os de trabajo nunca hab¨ªa visto nada igual y sospecha que hay individuos que hacen "doblete" en las r¨ªas de O Burgo y Ferrol. Pocas horas despu¨¦s del ¨²ltimo operativo que se desarroll¨® la madrugada del jueves, los vigilantes ya hab¨ªan detectado a otros 70 furtivos m¨¢s junto a la v¨ªa del tren que cruza la r¨ªa. El n¨²mero de furtivos contabilizados en cinco d¨ªas super¨® a la suma de los mariscadores con carn¨¦ de los tres p¨®sitos que faenan en la r¨ªa, que no llegan al medio millar entre trabajadores a pie y a flote de Ferrol, Barallobre (Fene) y Mugardos. Las tres cofrad¨ªas suman siete vigilantes que se ven "sobrepasados" por centenares de furtivos curtidos en el delito, descarados y puntualmente agresivos que se jactan de coleccionar sanciones administrativas.
"No sabemos de d¨®nde sali¨® tanta gente con ra?os y neoprenos", contin¨²a Mareque, que opina que los medios "son completamente insuficientes" y las sanciones "rid¨ªculas". En la cofrad¨ªa ferrolana reconocen que los guardacostas de la Xunta tienen m¨¢s presencia en Ferrol "ahora que hace tres a?os", pero insisten en que no basta para cortarles el paso a los furtivos. Le reclaman a la Conseller¨ªa do Mar una base de vigilancia permanente con figuras de autoridad y sanciones m¨¢s duras. "No podemos hacer otra cosa que avisar a los guardacostas", se lamentan los vigilantes, impotentes ante la avalancha furtiva. Hace tiempo que los tres p¨®sitos se quejan de la competencia desleal, que esquilma los bancos de cr¨ªa de la almeja babosa, el producto estrella, y vende su mercanc¨ªa ilegal a bajo precio y sin garant¨ªas sanitarias. La diferencia entre comprar un kilo de almeja en lonja (12-14 euros) o a un furtivo es de "casi 10 euros", explican trabajadores de la cofrad¨ªa ferrolana.
Los servicios de vigilancia del p¨®sito distinguen entre varios tipos de furtivos en la r¨ªa: los profesionales, los habituales y los espor¨¢dicos. Estos ¨²ltimos suelen ser vecinos e incluso turistas mal equipados que faenan en funci¨®n de la marea, el clima y la vigilancia. Su bot¨ªn es peque?o y casi siempre para consumo propio. Entre los furtivos habituales hay familias de etnia gitana de los poblados de Freixeiro y Serantes, drogodependientes o vecinos de la ribera acostumbrados a trabajar la marea. Retiran la almeja de zonas contaminadas en las arenas fangosas de A Malata, A Cabana y O Couto, en Nar¨®n, donde la extracci¨®n est¨¢ prohibida por la abundancia de materia fecal.
Esos bivalvos necesitan depurarse varios meses en aguas limpias antes de llegar al mercado, pero los furtivos se saltan ese tr¨¢mite y lo venden puerta a puerta. Mareque les pone cara a muchos y denuncia que hay varios distribuidores que les compran el molusco y cargan furgones "con 300 kilos de almeja" contaminada.
El grupo furtivo que m¨¢s preocupa a la Guardia Civil son los buceadores profesionales. En esta categor¨ªa entran 10 o 12 varones de 25 a 40 a?os, vecinos de la comarca. Son buzos experimentados que usan equipos muy caros -rondan los 2.000 euros- y se cuidan con prote¨ªnas y gimnasio. Son verdaderos profesionales del furtivismo que exprimen el fil¨®n marisquero de la r¨ªa y se lucran con su delictivo modo de vida aprovechando la tibieza de unas multas que no pagan.
Apa?an almeja, berberecho, vieira, navaja, n¨¦cora y lo que caiga en sus manos. Los vigilantes calculan que tienen picos de ingresos de 6.000 euros semanales en Navidades o verano, cuando aumenta la demanda. No tienen propiedades a su nombre, esquivan el fisco y se declaran insolventes para librarse del reguero de sanciones que acumulan por hacer inmersiones sin permiso. Estos furtivos se sumergen en la franja media de la r¨ªa, la m¨¢s rica en moluscos, y esquilman el fondo marino desde la ermita de Caranza hasta el puerto exterior de Caneli?as, y desde la regasificadora de Mugardos hasta la Punta do Sega?o, en la orilla sur.
Bucean por parejas, de d¨ªa o de noche, y llenan sacos cerca de un par de horas hasta agotar el ox¨ªgeno de la botella, explican los investigadores. Tienen el apoyo de una embarcaci¨®n y amigos en la orilla que les avisan si alguna patrulla anda cerca. Cuentan que llevan trajes de buceo seco donde guardan el m¨®vil. Si vibra, es se?al de que la Guardia Civil anda cerca. Saben bien que sin captura no hay delito, as¨ª que fondean la mercanc¨ªa y la recogen horas o d¨ªas m¨¢s tarde, cuando afloja la vigilancia. Tal es su nivel de organizaci¨®n, que los agentes se incautaron en una ocasi¨®n de un peque?o propulsor submarino que utilizaban para moverse muy r¨¢pido bajo el agua. Alquilan coches para mover los capachos hasta sus compradores, que contactan con ellos por tel¨¦fono, y se sirven de veh¨ªculos lanzadera para tratar de esquivar los controles.
En los ¨²ltimos a?os, estos buzos furtivos se lucraron con la venta de vieira contaminada con la toxina amn¨¦sica (ASP) a conocidos restaurantes gallegos que, pese a la veda, la compraban fresca a un euro la unidad y la ofertaban en sus men¨²s por mucho m¨¢s. Tras la alarma que gener¨® la toxicidad de este marisco con el ¨²ltimo operativo de junio, los buzos se han centrado temporalmente en la almeja y extreman las precauciones para que no los pillen con el marisco furtivo a cuestas.
Una cooperaci¨®n que no basta
Aunque peque?a y estrecha, la r¨ªa de Ferrol atesora una gran riqueza biol¨®gica mermada por dos lacras: la contaminaci¨®n y el furtivismo. Sobre esta estrecha espada de agua -unos 12 kil¨®metros desde la desembocadura del r¨ªo Xuvia hasta la bocana- se vierten los residuos sin depurar de 137.000 habitantes de Ferrol, Nar¨®n, Neda, Fene y Mugardos. Otra parte sustancial de esos vertidos corresponde a gigantes industriales como los astilleros de Navantia, la sider¨²rgica Megasa o Forestal del Atl¨¢ntico, junto a Reganosa, que manejan metales pesados y compuestos qu¨ªmicos.
La r¨ªa es el sustento de medio millar de familias con carn¨¦ de mariscador que trabajan en las cofrad¨ªas de Ferrol, Barallobre (Fene) y Mugardos. "En esta r¨ªa siempre hubo muchos furtivos", apunta el patr¨®n mayor de Ferrol, Jos¨¦ Luis Est¨¦vez, que reconoce que el problema est¨¢ tan arraigado que tiene dif¨ªcil soluci¨®n. Opina que la r¨ªa tiene capacidad para dar de comer a m¨¢s mariscadores, pero en los ¨²ltimos tiempos los permisos van a menos.
Aunque los servicios de vigilancia de la cofrad¨ªa ferrolana presumen de haber mejorado "mucho" la cooperaci¨®n con los guardacostas de la Xunta y la Guardia Civil en estos a?os, entre todos todav¨ªa no han encontrado la f¨®rmula para atajar el furtivismo masivo que menoscaba la riqueza biol¨®gica de la r¨ªas gallegas en general y de la de Ferrol en particular.
El jefe del servicio de vigilancia, Javier Mareque, "cansado" de rellenar denuncias, comenta que el viernes recogi¨® una sentencia que condena a un mariscador furtivo al que confisc¨® un equipo de buceo a pagarle 60 euros por un delito de amenazas. "Si es as¨ª como piensan acabar con el furtivismo, mal vamos", concluye.
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