Los indignados de Israel vuelven a alzarse
Cientos de miles de ciudadanos se manifiestan contra las desigualdades sociales - Netanyahu espera que la creciente tensi¨®n con los palestinos diluya las protestas
Centenares de miles de israel¨ªes se manifestaron anoche en todo el pa¨ªs para oponerse a la carest¨ªa de la vida y a las crecientes desigualdades econ¨®micas. La protesta fue convocada con el objetivo de congregar un mill¨®n de personas en las calles y no se lleg¨® ni de lejos a esa cifra -no obstante, se cuantific¨® la asistencia anoche en m¨¢s de 400.000 personas- algo casi imposible para una poblaci¨®n inferior a los ocho millones. Pero el volumen de las marchas en 19 ciudades,que represent¨® la mayor movilizaci¨®n en la historia del pa¨ªs, mostr¨® la existencia de un malestar profundo en una sociedad globalmente rica pero cada vez m¨¢s insolidaria e insegura.
El Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu espera que los probables brotes de violencia por parte de los palestinos, una vez la ONU vote sobre el reconocimiento de Palestina como Estado, y las crecientes tensiones en Oriente Pr¨®ximo diluyan poco a poco las protestas. Ayer intent¨® suprimir los servicios de tren y autob¨²s para asfixiar la concentraci¨®n de Tel Aviv, la m¨¢s importante, pero el Tribunal Supremo de Israel orden¨® que no solo se mantuvieran los horarios habituales de los servicios, sino que se incrementaran para atender "las necesidades del p¨²blico".
Las marchas suponen la mayor movilizaci¨®n en la historia del pa¨ªs
Los israel¨ªes expresan el malestar de una sociedad rica pero insolidaria
En Jerusal¨¦n, entre 35.000 y 50.000 personas marcharon hacia la residencia del primer ministro. En Tel Aviv, la plaza de la Medina y sus alrededores acogieron a m¨¢s de 100.000 personas, o hasta 150.000, seg¨²n las estimaciones. En el resto de los n¨²cleos urbanos la convocatoria obtuvo resultados desiguales.
La gran protesta social, que hoy podr¨ªa verse agravada por una masiva dimisi¨®n de m¨¦dicos en la sanidad p¨²blica para oponerse a las jornadas excesivas y al descenso en la calidad del tratamiento hospitalario, sigui¨® sin obtener un respaldo significativo por parte de la minor¨ªa ¨¢rabe israel¨ª, la m¨¢s perjudicada por las desigualdades, y evit¨® una vez m¨¢s referirse a cuestiones "pol¨ªticas" como la ocupaci¨®n de Cisjordania o el bloqueo de Gaza.
La indignaci¨®n popular en Israel es conocida popularmente como "protesta por la vivienda". La primera acampada en la avenida Rothschild de Tel Aviv y la primera gran manifestaci¨®n, el pasado 23 de julio, se centraron sobre todo en la carest¨ªa inmobiliaria. Los precios de las casas y de los alquileres han aumentado, de promedio, un 34% en los ¨²ltimos cinco a?os. Pero antes ya hab¨ªan surgido muestras de descontento profundo, y no se refer¨ªan a la vivienda. En junio, las redes sociales sirvieron para movilizar a decenas de miles de personas en una campa?a de boicoteo al reques¨®n, uno de los productos b¨¢sicos en la alimentaci¨®n israel¨ª. Su precio hab¨ªa aumentado entre el 45% y el 75% en un a?o, encareciendo de forma sustancial una cesta de la compra que en t¨¦rminos globales hab¨ªa subido el 3,7% desde enero.
El Gobierno se mostr¨® ir¨®nico durante los primeros d¨ªas de la protesta del reques¨®n. Luego, cuando comprob¨® la indignaci¨®n general, empuj¨® a los fabricantes, ya espantados por la ca¨ªda de las ventas, a reducir de forma dr¨¢stica los precios.
El reques¨®n es un buen ejemplo de los problemas de una econom¨ªa, la israel¨ª, potente en conjunto pero cada vez m¨¢s desigual y afligida por serias distorsiones.
Solo hay tres empresas l¨¢cteas en Israel, con una hegem¨®nica, Tnuva; el sector est¨¢ absolutamente protegido (no hay importaciones), y en 2010, siguiendo la pol¨ªtica de liberalizaciones, se eliminaron los topes de precios que establec¨ªa en Gobierno para los productos l¨¢cteos. La consecuencia fue un alza brutal de los mismos y de los beneficios empresariales en la econom¨ªa.
Israel mantuvo una orientaci¨®n econ¨®mica socialista desde su fundaci¨®n, en 1948, hasta 1984, cuando el sistema entr¨® en quiebra. La masiva ayuda militar estadounidense desde 1974, las escalas salariales, d¨¦cadas de proteccionismo y una incipiente pol¨ªtica de liberalizaciones por parte del partido conservador Likud, que hab¨ªa desbancado al laborismo en 1977, se combinaron para generar una inflaci¨®n cercana al 500% anual. Fue necesario imponer un plan de estabilizaci¨®n, seguido de un programa de liberalizaciones, que acab¨® con las cooperativas agrarias, los kibutzim, y con gran parte del poder sindical.
A partir de ah¨ª, la concentraci¨®n de los recursos en mano de unas pocas familias y la mezcla de liberalismo interno y proteccionismo frente al exterior fueron las caracter¨ªsticas de la econom¨ªa.
La solidez de la moneda, el relativamente escaso espacio para la construcci¨®n (la gente no quiere vivir en el desierto que compone gran parte del territorio, sino en las ciudades), el deficiente transporte p¨²blico (el tren tarda unas tres horas en recorrer los 70 kil¨®metros entre Tel Aviv y Jerusal¨¦n), los alt¨ªsimos precios de los coches (los impuestos sobre el autom¨®vil son del 100%, los m¨¢s altos del mundo junto a los de Dinamarca y Noruega), los monopolios en electricidad, cemento y otros productos estrat¨¦gicos y el elevad¨ªsimo gasto militar (6,3% del Producto Interior Bruto, solo superado por Arabia Saud¨ª), han contribuido a hacer de Tel Aviv una de las 15 ciudades m¨¢s caras del planeta, y la que tiene m¨¢s multimillonarios per c¨¢pita. Jerusal¨¦n es m¨¢s cara que Madrid. Y, sin embargo, el salario m¨ªnimo es de 22 shekels por hora, menos de cinco euros.
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