El cuerpo seg¨²n Wiseman

Frederick Wiseman (1930, Boston) es uno de los documentalistas m¨¢s c¨¦lebres y tambi¨¦n uno de los m¨¢s activos. A lo largo de su carrera ha firmado m¨¢s de 40 piezas en todos los ¨¢mbitos de la vida y nunca ha dejado de perseguir los temas que le interesaban y sobre todo "los relacionados con eso tan fr¨¢gil que es el cuerpo humano".

Con esa particular br¨²jula creativa en ristre, Wiseman firm¨® el que -probablemente- es su trabajo m¨¢s famoso, La danza-el ballet de la ?pera de Par¨ªs, cuyo t¨ªtulo es bastante esclarecedor y que reflejaba las vicisitudes de un grupo de bailarinas de la capital francesa. El director vuelve ahora al lugar del crimen con Crazy Horse, nombre del famoso cabar¨¦ parisiense fundado en 1951 y uno de los m¨¢s c¨¦lebres del mundo, parada obligatoria para los amantes del g¨¦nero. "No me interesa para nada la historia del cabar¨¦, solo me interesaba el Crazy Horse", recalca un Wiseman de rostro circunspecto y cuyo humor parece estar algo desafinado, quiz¨¢s producto de las circunstancias: llueve con intensidad en el Lido de Venecia, la entrevista con EL PA?S se produce a cubierto pero en un chiringuito sumamente ruidoso, y los curiosos le miran como si acabara de bajar de un platillo volante. "La pr¨®xima vez deber¨ªamos buscar otro sitio para hablar", dice el director gritando. A pesar de todo, Wiseman insiste en seguir conversando: "Mira, este es mi cuarto trabajo sobre el mundo del ballet, as¨ª que puedo decir que lo que siempre me ha interesado, la base de mis documentales, es el cuerpo humano. C¨®mo lo usan las bailarinas como m¨¦todo de expresi¨®n, los soldados como herramienta de ataque; c¨®mo los monjes y en general todos aquellos que se recluyen en monasterios niegan de alguna manera su propio cuerpo... Si tuviera que discernir cu¨¢l es el n¨²cleo transversal que recorre mis pel¨ªculas ese ser¨ªa: el cuerpo. De todas formas, mi aproximaci¨®n a cada pieza no responde a un patr¨®n com¨²n". Al documentalista no le gusta que le llamen as¨ª ("No distingo entre documentales y pel¨ªculas, solo s¨¦ si me gustan o no") y reconoce no prestar atenci¨®n a otros compa?eros de formato, excepto a Errol Morris: "Me encanta su trabajo; es uno de los mejores del mundo".

Crazy Horse es un documental (aunque Wiseman se enfade) sobre los dimes y diretes de las rectil¨ªneas empleadas del establecimiento, a las que el director mira a veces con los ojos del simple observador, mientras que en otras (como su visita a los camerinos) su mirada parece m¨¢s la del voyeur que hunde sus retinas en los cuerpos desnudos de las bailarinas. Rodado con perfecta invisibilidad, la c¨¢mara del bostoniano se infiltra en las huestes del cabar¨¦ con suma facilidad, las sigue y tambi¨¦n las quiere y desea. "Me interesan las personas, eso es lo ¨²nico que siempre me ha interesado. Creo que el Crazy Horse es un local ¨²nico y que sus bailarinas son seres excepcionales. Me interesaba acercarme a ellas y contar su historia", dice el veterano cogiendo su bolsa. Y antes de meterse en una furgoneta suelta: "Llev¨® aqu¨ª una semana y a¨²n no he pisado Venecia. ?T¨² crees que es normal?".