Muere Ramona tras 14 d¨ªas 'desenchufada'
"Se ha ido tranquila, tal como ella quer¨ªa", afirma su hijo
"Se ha ido tranquila, como ella quer¨ªa". Con estas palabras intentaba ayer por la tarde Jos¨¦ Ram¨®n P¨¢ez encontrar consuelo despu¨¦s de la muerte de su madre, Ramona Est¨¦vez. La mujer, de 91 a?os, con p¨¢rkinson y en estado vegetativo despu¨¦s del infarto cerebral que sufri¨® el 26 de julio ha sido, junto con su familia y sin quererlo, protagonista de una historia pionera en Espa?a: la intervenci¨®n p¨²blica de una Administraci¨®n para obligar a los m¨¦dicos a cumplir la ley y respetar la voluntad de los cuidadores de la enferma y retirarle la sonda nasog¨¢strica, como ella y su hijo deseaban.
Jos¨¦ Ram¨®n atend¨ªa ayer a duras penas el tel¨¦fono. En principio, solo quer¨ªa dar las gracias a quienes han colaborado para evitar que la agon¨ªa de su madre fuera alargada artificialmente en el Hospital Blanca Paloma, de Huelva. E intentaba resaltar que el proceso hab¨ªa sido de gran serenidad. "Ha estado como el primer d¨ªa, muy tranquila. Solo hoy [ayer para el lector] por la ma?ana su respiraci¨®n se ha agitado, pero los m¨¦dicos han intervenido para calmarla", afirmaba con la voz entrecortada. El hombre solo espera que, a partir de ahora, le dejen en paz. ?l solo quer¨ªa que su madre no se viera convertida en una "m¨¢quina de bombear sangre" que ni sent¨ªa ni padec¨ªa. Pero, sin querer, se ha visto en medio de una pol¨¦mica con la asociaci¨®n conservadora Derecho a Vivir, que ha intentado por todos los medios torcer su voluntad y que no se aplicara la ley. Ha denunciado a la familia, a la Consejer¨ªa de Salud andaluza y a su titular, Mar¨ªa Jes¨²s Montero. Tambi¨¦n organiz¨® una campa?a en Internet para bombardear con correos electr¨®nicos al Fiscal General del Estado para que interviniera.
El representante de la mujer culpa a los m¨¦dicos de su sufrimiento
Cuando se le recuerda lo que ha tenido que pasar -con llamamiento a declarar incluido-, Jos¨¦ Ram¨®n estalla: "No hay derecho a lo que han hecho con mi familia. Son unos canallas. Se dicen cristianos, pero han actuado sin caridad y sin misericordia".
Derecho a Vivir no est¨¢ de acuerdo. "Bajo ning¨²n concepto vamos a permitir que haya quien utilice una situaci¨®n traum¨¢tica para avanzar en una agenda ideol¨®gica radical e inhumana. Desde ahora, cualquier enfermo puede ser tratado con la misma crueldad que Ramona", ha dicho en su web la presidenta, G¨¢dor Joya. La organizaci¨®n ha visto desestimadas todas sus intervenciones porque no es parte interesada y porque lo pedido por el hijo se ajusta plenamente a la ley de muerte digna andaluza, que estipula que una persona -o su representante legal- puede renunciar a cualquier tratamiento m¨¦dico despu¨¦s de haber sido debidamente informada a pesar de que esa decisi¨®n suponga acortar su vida. La norma fue avalada en el Parlamento andaluz incluso por el Partido Popular, que interpret¨® que esta era la manifestaci¨®n m¨¢s extrema de lo que ya hab¨ªa plasmado en el Parlamento nacional la ley de autonom¨ªa del paciente que el Gobierno del PP impuls¨® en 2002. La ¨²nica parte en la que el PP se manifest¨® en desacuerdo fue en el art¨ªculo que establece que, dado que renunciar a un tratamiento m¨¦dico forma parte de las buenas pr¨¢cticas de la profesi¨®n, los facultativos no ten¨ªan derecho a objetar cuando se encontraran con una petici¨®n as¨ª.
Precisamente, este aspecto es el que m¨¢s ha molestado a Jos¨¦ Ram¨®n. El hombre cree que Derecho a Vivir no es la ¨²nica culpable de la situaci¨®n que ha tenido que pasar. "Los principales culpables son los m¨¦dicos, que sabiendo que las leyes amparaban lo que ped¨ªamos no quisieron hacernos caso, oblig¨¢ndonos a hacer p¨²blico un caso que deber¨ªa haberse solucionado en la intimidad, como le sucede a la mayor¨ªa de las familias", afirmaba ayer con una voz que se entend¨ªa a duras penas.
?l siempre mantuvo que despu¨¦s del infarto de su madre intent¨® que los m¨¦dicos no la sondaran -el primero que la atendi¨® le dijo que en su estado era una crueldad-, porque ella le hab¨ªa manifestado tanto a ¨¦l como a las mujeres que la cuidaban que no deseaba acabar su vida "amarrada a unos tubos". Pero otro facultativo le amenaz¨® con mandarla a casa si no acced¨ªa. Entonces cedi¨®, y cuando volvi¨® a intentar que se cumpliera el deseo de la enferma se encontr¨® con la negativa. "Que esto no pase m¨¢s", concluye.
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