'Eva', de Kike Ma¨ªllo, o el encanto del robot humano
Eva, la ¨²nica pel¨ªcula espa?ola que exhibe la Mostra, lo hace fuera de concurso, en virtud de esos criterios selectivos que frecuentemente me resultan extra?os, ya que en bastantes ocasiones las secciones paralelas de los festivales tienen m¨¢s inter¨¦s que esa secci¨®n oficial que est¨¢s obligado a ver y cuyos horarios impiden que puedas descubrir otras pel¨ªculas que merecen la pena.
Eva es el primer largometraje que ha dirigido Kike Ma¨ªllo y desprende una agradecible solidez, la sensaci¨®n de que el autor tiene muy claro lo que pretende contar y la forma de hacerlo. No hay balbuceos, ni exhibicionismo, ni la pretensi¨®n de demostrar que eras el m¨¢s listo y transgresor de la clase, sino que utiliza un lenguaje muy cl¨¢sico que comunica con el espectador, que le implica en las venturas y desventuras de los personajes. Tiene un m¨¦rito suplementario, ya que en ese universo conviven los seres humanos con los robots. Recuerdo con especial ternura algunos robots que ha inventado el cine, como el perdido y acorralado cr¨ªo de Inteligencia artificial, aquel tan redicho que acompa?aba a los h¨¦roes de La guerra de las galaxias y esa criatura maravillosa del cine de animaci¨®n llamada Wall-E. Y memorizo con terror a alguno especialmente malvado como el del primer e insuperable Alien.
Esta pel¨ªcula desprende solidez, no hay balbuceos ni exhibicionismo
A partir de Eva puedo a?adir a mi galer¨ªa otro tan inteligente como conmovedor y que no voy a ser tan imprudente para revelar su personalidad, ya que el guion de esta pel¨ªcula juega con ese misterio hasta el sorprendente y emotivo final. Narra el retorno de un hombre especializado en huidas sentimentales y en la creaci¨®n de robots a la universidad donde comenz¨® sus experimentos. Lo hace con la intenci¨®n de crear un robot ni?o. Pero ser¨¢ algo especial porque este dispondr¨¢ de inteligencia emocional, gracia y relativa libertad en sus actos. El encuentro con la mujer que abandon¨® y que en el pasado tambi¨¦n colaboraba en sus experimentos, y que actualmente es la esposa de su hermano, da lugar a una tragedia bastante c¨¢lida, a una pel¨ªcula bonita y triste en la que te afecta tanto el desasosiego y la incertidumbre de los humanos como la de los robots. Ayuda a esa empat¨ªa la vulnerabilidad que desprenden Daniel Br¨¹hl y Marta Etura. Pero el descubrimiento para m¨ª m¨¢s grato es la ni?a Cl¨¤udia Vega, en un personaje que te hace recordar a la maravillosa Natalie Portman de Beautiful girls.
En la secci¨®n oficial se ha exhibido Quando la notte, dirigida por Cristina Comencini, hija del gran Luigi Comencini, pero que en esta ocasi¨®n no ofrece demasiadas huellas de haber heredado su talento. Describe inicialmente los torturantes y enloquecedores efectos que puede tener en una madre sola el llanto permanente de su insomne beb¨¦. No solo es angustioso para ella, sino tambi¨¦n para el espectador. Esta mujer, que pasa sus vacaciones en un precioso pueblo de los Alpes, comparte casa con el due?o de ella, un fulano introvertido y hosco al que su mujer y sus hijos han abandonado, aquejado de un trauma insuperable porque en su infancia su madre tambi¨¦n desert¨® del marido y de los hijos. El arranque es inquietante, pero esa sensaci¨®n se difumina pronto. El progresivo conocimiento entre estas dos personas de sus fantasmas, terrores y llagas internas y la consecuente historia de amor resulta forzada, se apoya en di¨¢logos y situaciones con nula credibilidad y est¨¢ horrorosamente interpretada por Filippo Timi.
A mitad del certamen, la Mostra siempre se empe?a en regalarnos una pel¨ªcula sorpresa, cuando tu normalmente agotado ¨¢nimo lo ¨²ltimo que desea es sorpresitas de Marco M¨¹ller. Y esa sorpresa jam¨¢s la protagoniza Martin Scorsese o Woody Allen, sino que casi siempre es una sopor¨ªfera pel¨ªcula oriental, con especial debilidad hacia el cine chino. Y c¨®mo no, china es Renshan ren hai, que cuenta la venganza de un tipo sombr¨ªo cuyo hermano ha sido asesinado. A los 50 minutos de proyecci¨®n aparece una secuencia completamente ajena a la trama que estamos viendo, en la que el protagonista viola a una mujer en presencia de su hijo. Y notas que hay una desbandada generalizada del p¨²blico en la parte izquierda de la sala. Por un momento piensas que la brusca salida de tantos espectadores se debe a que lo que est¨¢n viendo en la pantalla ha sido alterado, a aquello tan antiguo de que el proyeccionista se ha equivocado al cambiar los rollos. Pero alguien comenta en la oscuridad que huele a humo, lo que motiva la estampida general, aunque eso s¨ª, muy civilizada. Al parecer, se ha quemado un proyector. Encienden las luces y anuncian por los altavoces que cuando arreglen el desaguisado continuar¨¢ la proyecci¨®n. A los 10 minutos de espera en el exterior decido que se me ha acabado la paciencia para saber si el vengador consuma su plan. La sorpresa de este a?o ha sido inolvidable y de lo m¨¢s alarmante al inducirte a pensar en eso tan temible de que hay amenaza de bomba o que ha comenzado un incendio.
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