El pescador
Sentado en el muelle de la bah¨ªa, al sol de la ma?ana, desperdiciando el tiempo, veo entrar y salir los barcos, cantaba Otis Redding. La letra de esta balada le devuelve al pescador una sensaci¨®n parecida mientras lanza el sedal desde la escollera. Llega una vez m¨¢s el oto?o y parece que toda la econom¨ªa del mundo se va a ir al carajo. No importa. Uno de los barcos que entra ahora en el puerto es el que viene de Ibiza. Desde cubierta los j¨®venes pasajeros saludan con los brazos al pescador aposentado cerca de la bocana. Estos j¨®venes son aquellos guerreros que en verano se fueron a librar batallas de amor en la isla y ahora regresan victoriosos o derrotados. El pescador est¨¢ sentado en una silla de tijera con la mirada fija en el corcho que flota en el agua iridiscente de la d¨¢rsena. "Ahora simplemente estoy y la soledad nunca me dejar¨¢ solo", cantaba Otis Redding. Da la sensaci¨®n de que si picara un pez, al pescador le molestar¨ªa sobremanera. En ese caso tendr¨ªa que dejar a un lado sus pensamientos, deber¨ªa recoger el carrete y analizar si era una dorada, un pajel o un sargo lo que hab¨ªa pescado, calibrar su tama?o y decidir si val¨ªa la pena devolverlo al mar o asarlo esa noche. ?l est¨¢ all¨ª para ver entrar y salir los barcos abstra¨ªdo en vanos recuerdos, que se disuelven en la nada. La nada es blanca, piensa. El hecho de pescar no es una acci¨®n que vaya m¨¢s all¨¢ de lanzar el anzuelo y contemplar el corcho, un fin sin finalidad, sin esperar nada m¨¢s, una actitud que da sentido a su situaci¨®n en el universo mientras la pol¨ªtica y la econom¨ªa se derrumban. Los guerreros victoriosos o derrotados le saludan desde la cubierta. Cada uno trae a tierra la historia de una batalla. El pescador imagina que estos guerreros habr¨¢n ejecutado sus danzas de combate en las salas de fiesta de Ibiza, habr¨¢n luchado cuerpo a cuerpo bajo la luna llena de agosto en la playa. Ahora solo son siluetas en la cubierta a contraluz con la puesta de sol. Cantaba Otis Redding: "Parece que todo va a cambiar, pero todo continuar¨¢ igual, no puedo hacer lo que la gente quiere que haga". El pescador seguir¨¢ all¨ª, perdiendo el tiempo con la ca?a de pescar, viendo c¨®mo entran y salen los barcos sin otro prop¨®sito. El corcho que flota en la d¨¢rsena es todo el universo.
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