Oscar y Doris Day
Es sorprendente que Doris Day conserve una voz tan clara y fresca a los 87 a?os. Acaba de editar un nuevo disco, que est¨¢ ya entre los m¨¢s vendidos, en el que se reconocen su timbre y el mismo buen gusto de anta?o. Se puede o¨ªr parte del mismo en su web oficial, donde adem¨¢s es entrevistada por un din¨¢mico periodista brit¨¢nico, sin que Doris Day d¨¦ en sus respuestas s¨ªntomas de decaimiento. Siempre se la tuvo por mujer cursi, en papeles de ama de casa optimista, dicharachera y conservadora, prototipo de la familia norteamericana biempensante que tan rid¨ªcula nos parec¨ªa en Europa. Y aunque la actriz tuvo alguna que otra incursi¨®n en pel¨ªculas de mayor val¨ªa, sirvi¨® como caricatura de lo almidonado o lo redicho de cierto cine de Hollywood.
Ser¨¢ dif¨ªcil que muchos acad¨¦micos no se acojan a criterios de grupo
Cuando desde Espa?a se propon¨ªan las pel¨ªculas que podr¨ªan competir al Oscar, esta era la imagen que se ten¨ªa de los acad¨¦micos de all¨¢, y se eleg¨ªan pel¨ªculas que pudieran complacerles, aunque como se sabe, en pocas ocasiones se acert¨®. En Hollywood, los criterios hab¨ªan ido cambiando, ellos mismos comenzaban a premiarse pel¨ªculas que contradec¨ªan aquel viejo modelo, incluso en los ¨²ltimos a?os En tierra hostil o No es pa¨ªs para viejos se alzaron con la m¨¢xima estatuilla, siendo pel¨ªculas que contradicen el supuesto esp¨ªritu "a lo Doris Day". De ah¨ª que parezcan acertadas las candidatas espa?olas de este a?o. Almod¨®var, que ya ha obtenido dos oscars, ha realizado en esta ocasi¨®n una pel¨ªcula de corte distinto; Villaronga y Zambrano, nuevos en estas lides, bucean en los estragos de la posguerra, uno desde la tragedia, otro desde el melodrama. Los acad¨¦micos espa?oles que deben optar por una de las tres, quiz¨¢ adapten su veredicto a juicios objetivos, si es que estos existen, pero ser¨¢ dif¨ªcil que muchos de ellos no se acojan a criterios de grupo, a filias o fobias. Varias veces se han perdido oportunidades por causas as¨ª. Pero mientras llega su decisi¨®n, podemos seguir oyendo la voz del pasado que retorna, una Doris Day sorprendentemente fresca. ?Habr¨¢ regresado con ella su viejo esp¨ªritu?
Babelia
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