"Literatura y filosof¨ªa son hoy muy oportunistas"
R¨¹diger Safranski (Alemania, 1945) es autor de importantes biograf¨ªas, de esas que aspiran a lo definitivo, de Heidegger, Nietzsche, Schopenhauer y Schiller, adem¨¢s de varios ensayos filos¨®ficos. Mientras trabaja en un tratado sobre Goethe, publica Goethe y Schiller. Historia de una amistad (Tusquets), donde repasa las relaciones fruct¨ªferas entre ambos escritores. Recal¨® en Barcelona para presentar el texto y hablar sobre la percepci¨®n del tiempo.
Pregunta. Se?ala usted que Goethe y Schiller fueron dos personajes tan distintos que eso fue lo que les permiti¨® entenderse.
Respuesta. Lo opuesto se atrae, pero adem¨¢s estas posiciones contrapuestas coincid¨ªan en lo m¨¢s alto. Schiller es un idealista que piensa a partir de la conciencia. Quiere llevar la conciencia a la naturaleza. Goethe era amigo de la naturaleza. Schiller luchaba contra ella, incluida la suya, por su enfermedad. Pretend¨ªa sacar el m¨¢ximo posible de su cuerpo enfermo mediante la mente. Tras su muerte, los m¨¦dicos le hicieron una disecci¨®n y vieron que todo estaba mal. Uno de ellos afirm¨® que Schiller deber¨ªa haber fallecido 10 a?os antes. Esos 10 a?os de m¨¢s son el fruto de su idealismo.
"Desde el punto de vista de la cultura popular, el ¨²ltimo l¨ªder fue Kennedy"
"Para Goethe y Schiller, el arte, como el amor, es un fin en s¨ª mismo"
P. Ambos creen que el escritor debe educar al p¨²blico y no someterse a ¨¦l. ?Qu¨¦ pasa hoy?
R. En el apogeo de su fama, Goethe y Schiller creen que son ellos quienes educan y moldean al p¨²blico. La literatura y la filosof¨ªa eran entonces un modelo para la sociedad. Hablamos de la ¨¦poca cl¨¢sica, en torno a 1800, cuando los creadores ten¨ªan un gran prestigio. Hoy, ni la literatura ni la filosof¨ªa tienen ese prestigio. Literatura y filosof¨ªa son hoy muy oportunistas. Se dan dos situaciones muy opuestas: la de los que por oportunismo se venden al p¨²blico y la de quienes se encierran en su nicho para resistir contra viento y marea a las tendencias dominantes. Es decir, oscilamos entre el oportunismo y el extremismo est¨¦tico.
P. Schiller anota que en ¨¦pocas de crisis abundan los trepadores. ?Sigue valiendo?
R. Desde el punto de vista de la cultura popular, el ¨²ltimo l¨ªder fue John Kennedy. Desde entonces no ha habido ning¨²n otro pol¨ªtico que haya provocado sentimientos en el mundo de la cultura. Pero Schiller hablaba de Napole¨®n, cuya figura provoc¨® fascinaci¨®n. Redibuj¨® el mapa pol¨ªtico de Europa. Unos lo odiaron y otros lo adoraron, pero sus transformaciones no dejaron a nadie indiferente. Dej¨® claro que no es la pol¨ªtica lo que influye en la cultura, sino que son las fantas¨ªas que crea las que mueven la cultura. Goethe se vio con Napole¨®n en 1808. Fue un encuentro entre dos artistas.
P. Goethe y Schiller se preguntaron para qu¨¦ sirve el arte.
R. La respuesta para Goethe y Schiller es que el arte es un fin en s¨ª mismo. Es como el amor, puede servir a la reproducci¨®n, pero es un fin en s¨ª mismo. Hoy la respuesta es mucho m¨¢s banal. ?Para qu¨¦ el arte, para qu¨¦ la cultura? Est¨¢n asociadas a beneficios. Un ejemplo: La pasi¨®n seg¨²n san Mateo, de Bach, se estren¨® en Lepizig. Hoy, cada vez que se interpreta, hay que buscar dinero para los m¨²sicos, el coro... Cuando se habla con patrocinadores, la primera pregunta que hacen es para qu¨¦ servir¨¢ eso. La respuesta del Ayuntamiento de Leipizg es que gracias a estas interpretaciones se promociona la ciudad como centro de negocios. Si Bach oyera eso se revolver¨ªa en la tumba. El propio Goethe se consideraba un escritor ocasional. Cuando termin¨® Fausto lo at¨® con una cinta y se?al¨® que hab¨ªa que esperar para editarlo a que el p¨²blico estuviera maduro. Lleg¨® a ser ministro y, como tal, se sab¨ªa sirviente de su se?or, pero como artista no estaba al servicio del p¨²blico. Cre¨ªa que solo deb¨ªa servirse a s¨ª mismo y al ideal del arte.
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