"Es grandioso estar en una Libia libre"
Miles de personas en Tr¨ªpoli y Bengasi reciben como h¨¦roes a los gobernantes de Francia y Reino Unido - Sarkozy y Cameron prometen ayudar a capturar a Gadafi
El d¨ªa de ma?ana, cuando el actual presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro brit¨¢nico, David Cameron, sopesen la opci¨®n de escribir sus memorias, tal vez tengan muy presente la ma?ana soleada en que pisaron una Tr¨ªpoli sin rastro de Gadafi. Sarkozy fue, en marzo, el primer dirigente que reconoci¨® a los rebeldes como representantes de la nueva Libia y el primero tambi¨¦n en promover la intervenci¨®n de la OTAN para impedir que las tropas de Gadafi masacraran la ciudad rebelde de Bengasi. Cameron se sum¨® pronto a la iniciativa y despleg¨® un gran apoyo militar dentro de la OTAN. Ayer, ambos trajeron la promesa de que seguir¨¢n apoyando econ¨®mica, pol¨ªtica y militarmente al Consejo Nacional de Transici¨®n y se llevaron la promesa de que ser¨¢n recompensados.
Sarkozy: "Lo que hicimos en Libia, se hizo sin ninguna intenci¨®n oculta"
Cameron: "La OTAN seguir¨¢ hasta que la poblaci¨®n civil se encuentre a salvo"
El mapa de las relaciones internacionales se est¨¢ recomponiendo en el mundo ¨¢rabe y ambos dirigentes no quisieron desaprovechar la oportunidad de anticiparse por un d¨ªa al primer ministro Recep Tayyip Erdogan, cuya llegada en su gira por tres de los pa¨ªses de la primavera ¨¢rabe -Egipto, T¨²nez y Libia- estaba prevista para hoy. Despu¨¦s de visitar un hospital y de reunirse con los representantes del Consejo, Sarkozy y Cameron comparecieron ante la prensa flanqueando al presidente del Gobierno interino, Mustaf¨¢ Abdel Yalil, y al primer ministro, Mahmud Yibril.
Sarkozy recalc¨® que la ayuda de Francia fue absolutamente desinteresada. "Nunca hubo un preacuerdo. Lo que hicimos se hizo sin ninguna intenci¨®n oculta", se?al¨®. De forma inmediata, el presidente interino de Libia, Mustaf¨¢ Abdel Yalil, declar¨®: "Nunca olvidar¨¦ el 19 de marzo, cuando la comunidad internacional decidi¨® apoyar militarmente al pueblo libio. Y Francia estuvo entonces en primera l¨ªnea". Refiri¨¦ndose ya a los dos pa¨ªses, Abdel Yalil a?adi¨®: "Como buenos musulmanes creyentes, nosotros sabremos agradecer sus esfuerzos y ellos tendr¨¢n prioridad dentro de un marco de preferencia".
Lo que Cameron y Sarkozy pudieron apreciar ayer en Libia fue algo que, salvando las distancias, puede sentir estos d¨ªas cualquier occidental en Tr¨ªpoli: a veces los traductores no quieren cobrar dinero por el trabajo que prestan, simplemente, como signo de agradecimiento. Los soldados en los puestos de controles, los dependientes en los supermercados, los camareros y cualquier viandante asocian al extranjero con la llegada de la libertad. Y saben que muchos de ellos habr¨ªan muerto si no hubiera sido por la intervenci¨®n de Sarkozy y Cameron. El primer ministro brit¨¢nico reconoci¨® en Tr¨ªpoli sentirse impresionado por todo lo que hab¨ªa visto. "Es grandioso estar en la Libia libre", dijo Cameron. "El hecho de que las carreteras est¨¦n llenas de tr¨¢fico, que corra el agua y que los hospitales funcionen, eso es impresionante. Pero... Gadafi est¨¢ a¨²n suelto", advirti¨® en conferencia de prensa. "Tenemos que mantener la misi¨®n de la OTAN hasta que la poblaci¨®n civil se encuentre a salvo y se concluya este trabajo. Os ayudaremos a encontrar a Gadafi y traerlo ante la justicia, y os ayudaremos a sacar las armas peligrosas como las minas y los misiles tierra aire fuera de Libia".
Prueba de que la guerra no ha terminado fue la manera sorpresiva en la que se organiz¨® el viaje. Un equipo de 150 agentes franceses lleg¨® a la capital un d¨ªa antes que los mandatarios para organizar la seguridad de la visita. Desde la guerra, nunca se hab¨ªan visto en Tr¨ªpoli tantas calles cortadas y tantas medidas de seguridad. Como si fuese un indicio del importante papel que desempe?ar¨¢ Francia en el futuro de Libia, ayer eran los polic¨ªas franceses quienes se encargaban de la vigilancia en el hotel donde se celebr¨® la conferencia. Pero Sarkozy quiso despejar cualquier sospecha sobre la posible injerencia en los asuntos libios: "Esta revoluci¨®n ha sido vuestra, solo vuestra. Y son los libios quienes tienen que elegir a sus l¨ªderes". Tambi¨¦n hizo un llamamiento para que se dejasen a un lado cualquier sentimiento de revancha y pidi¨® que todos los detenidos fuesen llevados ante la ley.
En cuanto concluyeron la conferencia de prensa, Sarkozy y Cameron se fueron a toda prisa en un convoy de todoterrenos blindados sin pisar la famosa Plaza Verde -tambi¨¦n llamada de Los M¨¢rtires-. El frente de guerra de Bani Walid queda solo a 170 kil¨®metros y las declaraciones de Gadafi en un canal sirio diciendo que volver¨¢ a retomar Tr¨ªpoli son constantes.
En Bengasi, mil kil¨®metros al este de Tr¨ªpoli, la seguridad es mucho mayor. All¨ª, ante el mismo tribunal donde se inici¨® la revuelta hace seis meses, ante miles de personas que ondeaban banderas de Francia y Reino Unido, Cameron dijo: "Gadafi dijo que vosotros erais ratas, pero hab¨¦is demostrado tener el coraje de los leones". Sin embargo, fue Sarkozy el que se llev¨® los mayores aplausos con su mera presencia.
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