Seguidores
Han pasado siglos desde que el presidente Bernab¨¦u consiguiera retirar un anuncio protagonizado por la estrella de su equipo, Alfredo Di Stefano, porque no le parec¨ªa correcto que el jugador apareciera en pantalla afirmando: "Si yo fuera mi mujer, usar¨ªa medias Berkshire". La mente de don Santiago funcionaba como la de los censores de anta?o, que ve¨ªan m¨¢s vicio a¨²n que el aparente. Hoy los presidentes no limitan los anuncios de sus figuras, sino que los fomentan, y los deportistas gozan de la blancura de su oficio. A la gente le importa un carajo lo que pueda recomendarle un premio Nobel, un profesor universitario o un ingeniero aeron¨¢utico. El triunfo deportivo es el nuevo pelotazo. Basta con ver a los padres que asisten a los partidos de sus hijos para comprender por d¨®nde van los sue?os de la naci¨®n.
La publicidad cuenta mucho en poco espacio. Lleva a cabo una destilaci¨®n brutal, como esos tipos que copian Guerra y paz en un sello. Algo se pierde, claro, pero en ¨¦pocas de urgencia como la nuestra, no hay sitio para m¨¢s profundidades. Con la crisis los mensajes publicitarios han perdido sugerencia y son m¨¢s contundentes y directos: compre aqu¨ª, ahorrar¨¢ dinero, somos los mejores. Poseer un coche es poseer seguridad y poder. Usar una colonia es presumir de clase. Afeitarse es el equivalente a la virilidad y ser femenina consiste en un ideal de pelo esponjado y pesta?a larga. Los helados sugieren placeres orales y si miras los anuncios uno no sabe si sacia con ellos el calor o la erecci¨®n. Rafa Nadal ostenta el r¨¦cord de recomendaciones nacionales y le sigue Andr¨¦s Iniesta, cuyo gol del Mundial elev¨® a alguien de perfil anticomercial al m¨¢s alto pedestal posible: el tipo corriente que toca la gloria.
Canal + promociona la Liga de f¨²tbol con el arquetipo de los aficionados. El barcelonista es joven, resuelto, serio, responsable, definitivamente aguardiolado. El madridista es un poco mayor, con cara de mosqueo, desconfiado, ladino y gesto moh¨ªno, de Mou. Para el Atl¨¦tico de Madrid han elegido a una muchacha con ese entusiasmo malgastado de siempre y dispuesta a perder sin irritarse. F¨ªjense, frente al superyo del deportista, las personas normales no llegamos a m¨¢s que seguidores fieles con bufanda de club.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.