Se?ores del desierto
Cuando un tuareg no ve el cielo, siente que su alma est¨¢ prisionera porque los muros la han encerrado. Nosotros decimos que las casas son las tumbas de los vivos y, el desierto, la abertura del alma", cuenta Anara el Moktar, que trabaja con el grupo Tinariwen y preside la Asociaci¨®n Tuareg en Francia y Europa. Junto a ¨¦l, sentado sobre el c¨¦sped, bajo el sol de Madrid, est¨¢ Eyadou Ag Leche, bajista y arreglista de Tinariwen. Aunque se defienden con el franc¨¦s, hablan entre ellos tamasheq -los tuaregs se llaman a s¨ª mismos kel tamasheq: "Los que hablan tamasheq-, esa lengua de los amazight o imazighen, pueblos del norte de ?frica a los que conocemos con el nombre de bereberes. Los m¨²sicos de Tinariwen viven en campamentos de la regi¨®n de Kidal, al noreste de Mal¨ª, y en las ciudades de Kidal o Tessalit, en uno de los entornos m¨¢s hostiles del planeta. Con temperaturas que rondan los 40 grados. Rodeados de arena. Esa arena del desierto que se cuela por cualquier rendija, se mete en la ropa, el cabello e incluso la comida. "La arena es lo que da sabor a todo en el desierto, a la vida all¨ª, es como la sal", asegura Eyadou Ag Leche. Eyadou cuenta que pr¨¢cticamente naci¨® con Tinariwen: "Ten¨ªa siete d¨ªas cuando Ibrahim y otros dos fundadores del grupo tocaron en mi bautizo. Y he seguido al grupo desde ni?o". Pertenece a la nueva generaci¨®n tuareg. No vivi¨® la brutal represi¨®n del ej¨¦rcito maliense en 1963, ni la sublevaci¨®n de los a?os noventa contra el Gobierno de Mal¨ª, ni la de principios de este siglo contra el de N¨ªger. Y no se reconoce en aquella imagen de m¨²sicos rebeldes con el Kal¨¢shnikov en la mano y una guitarra el¨¦ctrica colgando del hombro. "Nosotros estamos abiertos a muchas cosas nuevas a las que los miembros fundadores del grupo no ten¨ªan acceso. Mi generaci¨®n ha tomado tambi¨¦n conciencia de que s¨®lo puede salir adelante por s¨ª misma. Sin esperar ya nada de Estados, instituciones u organizaciones internacionales. Esta generaci¨®n ha comprendido que s¨®lo trabajando para cambiar las cosas ¨¦stas pueden cambiar. Los tuaregs siempre hemos sido olvidados. Ahora y antes. Pero la juventud es la fuerza de una naci¨®n y los j¨®venes somos la fuerza hoy de la naci¨®n tuareg. Y le pedimos al mundo que nos mire de otra forma, con una mirada nueva que pueda traernos amistad, fraternidad y libertad".
"Pertenecemos a toda la comunidad tuareg. Somos una gran familia. Y es como si Tinariwen estuviera en el centro del desierto"
Tassili es el quinto disco de Tinariwen. "Las canciones est¨¢n dentro de nosotros y, al mismo tiempo, tienen que ver con el momento actual. Porque le cantamos al tiempo presente y tambi¨¦n hacemos referencia a la historia", explica Eyadou. Para la grabaci¨®n de Tassili han abandonado las guitarras el¨¦ctricas que les caracterizaban buscando sonidos m¨¢s ac¨²sticos. "?sas son las verdaderas ra¨ªces del grupo. As¨ª se empez¨®, tocando alrededor del fuego. Y tambi¨¦n es ac¨²stico porque hoy todo va demasiado r¨¢pido y tenemos ganas de poner algo de dulzura en este mundo que tiene tanta prisa", dice. "Viajar es algo natural para nosotros porque el pueblo tuareg est¨¢ en viaje perpetuo. Nos sentimos en simbiosis cada vez que llegamos a un nuevo pa¨ªs. Y aunque no seamos de este lugar en el que estamos hay algo bueno en el hecho de sentirse extranjero en un sitio. Porque uno se enriquece en contacto con culturas diferentes. Aprendemos mucho en los viajes, nuevas maneras de funcionar, de ser... Por ejemplo, vemos el agua derrochada por aqu¨ª mientras nosotros so?amos con tener agua". Curiosamente, de una poblaci¨®n de alrededor de 1.200.000 personas, s¨®lo 220 viven en Europa -tres en Espa?a-. Dice Anara el Moktar que un tuareg nunca emigra: viaja, pero regresa. El grupo lo fund¨® hace m¨¢s de treinta a?os, en el exilio, Ibrahim Ag Alhabib, que hab¨ªa crecido en un campo de refugiados en Argelia. Su padre fue asesinado por soldados malienses en 1963. "Tinariwen naci¨® del sufrimiento de nuestro pueblo", afirma Eyadou. "No nos sentimos parte de un pa¨ªs. Pertenecemos a toda la comunidad tuareg. Somos una gran familia. Y es como si Tinariwen estuviera en el centro del desierto y llegara a Agad¨¦s, Tamanrasset, Kidal, Djanet, Tombuct¨²... Las fronteras las vemos ¨²nicamente en los mapas. Nunca han existido en nuestras cabezas. Y no podemos imaginar c¨®mo alguien puede dividir en dos un mismo cuerpo".
Guitarras y fusiles. Soldados y m¨²sicos. En la d¨¦cada de los ochenta, el coronel Gadafi invit¨® a los j¨®venes tuaregs a entrenarse en campos militares en los que aprendieron a combatir. Y all¨ª estuvo Ibrahim Ag Alhabib. Con compa?eros como Hassan y Abdallah, con los que ya tocaba en bodas y fiestas y hab¨ªa grabado alg¨²n casete. Hasta que decidi¨® abandonar Libia y volver a Tessalit. Era la primera vez en m¨¢s de 25 a?os, desde que tuvo que marcharse a la fuerza con su abuela, que Ibrahim regresaba a su poblaci¨®n natal en el noreste de Mal¨ª. En Tassili, grabado bajo una gran tienda, estos m¨²sicos tuaregs tienen como invitados especiales al guitarrista de Wilco Nels Cline, a dos miembros del grupo de Brooklyn TV On The Radio y a la Dirty Dozen Brass Band de Nueva Orleans. El disco no se habr¨ªa podido grabar en Kidal porque la regi¨®n se ha vuelto poco segura para forasteros. Eyadou asegura que, a pesar de lo que se ha dicho en la prensa, fueron hacia la ciudad de Djanet, al Tassili, sureste de Argelia, por ser otro lugar m¨ªtico para los tuaregs. "Quiz¨¢ el pr¨®ximo disco lo grabemos en Agad¨¦s o en Tamanrasset puesto que no tenemos el sentimiento de pertenencia a un lugar. En cuanto a la inseguridad en Kidal, es algo de lo que o¨ªmos hablar, igual que ustedes, pero no es nuestro pueblo el que realiza esas acciones horribles sino personas que vienen de otros pa¨ªses para hacer su guerra en nuestra casa. Una guerra que nada tiene que ver con nosotros. Nosotros vivimos como siempre lo hemos hecho. Pero la situaci¨®n ha cambiado para la gente que nos quiere y ya no puede venir a vernos". "Lo que est¨¢ sucediendo es algo completamente ajeno a nuestra cultura", sigue contando, "algo que no entendemos y ni siquiera podemos imaginar. Nosotros seguiremos viviendo como siempre lo hemos hecho en paz con todo aquello que nos rodea, desde una peque?a mosca hasta las estrellas del cielo. Los Estados son responsables de la seguridad y nosotros la necesitamos porque la mayor¨ªa de las ONG se han ido y ya no se hace nada". "Hay pa¨ªses, como es el caso de Argelia, que respetan nuestras tradiciones y forma de vida, pero un drama contra el que estamos luchando es lo que sucedi¨® en el norte de N¨ªger, donde los n¨®madas fueron expulsados de sus tierras para facilitar que una gran compa?¨ªa explotara el uranio. Lo denunciamos e intentamos que se restituyan sus derechos. La ¨²nica soluci¨®n es que los Estados poderosos sean menos codiciosos y piensen en ayudar a los m¨¢s d¨¦biles".
Dif¨ªcil, por no decir imposible, leer un art¨ªculo sobre la m¨²sica de Tinariwen, o escuchar alg¨²n comentario radiof¨®nico al respecto, donde no se hable del blues del desierto. "Los occidentales lo han llamado as¨ª, pero para nosotros es assouf, una palabra que literalmente quiere decir blues, nostalgia. Ignor¨¢bamos la existencia de otra m¨²sica con el mismo nombre que la nuestra. Quiz¨¢ exista esa relaci¨®n porque tambi¨¦n el blues viene de lo m¨¢s profundo del desierto". El nombre de Tinariwen "significa los desiertos, en plural, no s¨®lo el S¨¢hara, y es porque nosotros nos sentimos parte de todos los desiertos". Se cumplen ahora diez a?os de la publicaci¨®n de su primer disco, The Radio Tisdas Sessions, grabado en la emisora de radio comunitaria de la regi¨®n de Kidal, aprovechando los momentos en que hab¨ªa electricidad. Y diez a?os tambi¨¦n del primer Festival del Desierto: "Fue un momento incre¨ªble de fraternidad y generosidad", recuerda Eyadou. "Una de las pocas veces en que se encontraba tanta gente llegada del mundo entero. Tanto los n¨®madas que guardan sus reba?os como grandes m¨²sicos estadounidenses o del sur de Mal¨ª que no se conoc¨ªan". Uno de los c¨®mplices de Tinariwen entonces fue el cantante Robert Plant. "El esp¨ªritu del grupo es la sencillez ya que, como dice Ibrahim, la sencillez es la vida. Y el encuentro con Robert Plant se produjo con toda naturalidad puesto que en el aliento de su m¨²sica hemos escuchado algo parecido a la nuestra".
Tinariwen es el grupo tuareg que ha desbrozado el camino que siguen formaciones como Tamikrest, Terakaft, Etran Finatawa, Tartit... o m¨²sicos como el guitarrista Bombino. "Son nuestros hijos. Todos vienen de una manera u otra de nosotros. Han aprendido de Tinariwen o se han inspirado de Tinariwen y, en algunos casos, incluso tienen m¨²sicos que estuvieron en Tinariwen. Y para nosotros supone una gran alegr¨ªa porque se trata de nuestro futuro. Ellos son la hierba que va a permitir a los camellos vivir a¨²n mucho tiempo". Ibrahim Ag Alhabib cont¨® que, cuando est¨¢ ¨¦l solo de noche en el desierto, siente una presencia alrededor. Para Eyadou, el desierto por la noche es el reposo del alma: "El momento de mayor simbiosis del hombre con todos los elementos de la naturaleza. Se puede escuchar el silencio. Hasta un peque?o escarabajo que se mueve sobre una duna llega a emocionar. Se trata de algo c¨®smico, pero no me es posible describir la sensaci¨®n que uno experimenta. Hay que vivirla".
Tassili est¨¢ editado por V2/Music As Usual. www.tinariwen.com.
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