Bandazos
El economista norteamericano James Buchanan, padre entre otras de la propuesta de introducir l¨ªmites constitucionales al d¨¦ficit p¨²blico, narraba pocos meses despu¨¦s de recibir el Premio Nobel de Econom¨ªa por el conjunto de sus contribuciones acad¨¦micas al an¨¢lisis econ¨®mico de la pol¨ªtica, una an¨¦cdota que bien resume uno de los ejes centrales de sus teor¨ªas. Reci¨¦n investido del honroso laurel sueco, asist¨ªa a un congreso en N¨¢poles, ciudad a la que llegara la noche anterior, y en la que ten¨ªa concertado un encuentro con los periodistas a primera hora de la ma?ana. Esa misma noche la Camorra hab¨ªa asesinado a varias personas en las proximidades de su hotel, por lo que cuando los periodistas napolitanos le pidieron opini¨®n sobre las medidas que habr¨ªa que adoptar para impulsar el desarrollo de la m¨¢s pobre de las regiones italianas, no dud¨® en contestar que lo primero de todo era garantizar el Estado de Derecho, la seguridad de las personas, y la certidumbre jur¨ªdica, empezando por el primero de todos los derechos que es el derecho a la vida. Lo que m¨¢s hab¨ªa sorprendido al profesor Buchanan era la cara de sorpresa de los periodistas por su respuesta, quiz¨¢s defraudados porque esperaban una teor¨ªa econ¨®mica del crecimiento algo m¨¢s sofisticada.
Bien har¨ªan los candidatos del PSOE en no deteriorar nuestra estructura fiscal y credibilidad institucional
Y es que aunque con frecuencia se olvida, uno de los principales determinantes del desarrollo econ¨®mico y social de un pa¨ªs es la existencia de un orden jur¨ªdico eficaz, equitativo y estable a lo largo del tiempo, y en particular, de un sistema fiscal que adem¨¢s de eficaz y equitativo tambi¨¦n sea predecible: sin ¨¦l, la inversi¨®n se retrae y la econom¨ªa se ralentiza y se deprime. Este factor es el que explica, entre otros, por qu¨¦ muchas empresas prefieren invertir en pa¨ªses con reglas constitucionales estables pese a que los costes fiscales o laborales sean superiores a los de muchos otros en los que impera la incertidumbre sobre el r¨¦gimen jur¨ªdico y fiscal que se aplicar¨¢ a las empresas a lo largo del tiempo. O lo que es lo mismo: adem¨¢s de las dotaciones de capital f¨ªsico (infraestructuras), humano (productividad) y tecnol¨®gico, en el crecimiento econ¨®mico influyen tambi¨¦n decisivamente las dotaciones de capital institucional y legal, algo de lo que habitualmente est¨¢n mejor dotadas las democracias constitucionales que garantizan certidumbre sobre los rendimientos a largo plazo de las inversiones, a trav¨¦s de un sistema legal y fiscal previsible, y no sujeto a bandazos.
Bandazos son, precisamente, los que mejor definen la forma de hacer pol¨ªtica econ¨®mica del gobierno socialista a lo largo de los ¨²ltimos a?os. Pero mientras que alguno de estos bandazos (el ir y venir de incentivos fiscales en el impuesto sobre la renta, el Plan E que ahora ya hasta es criticado por el ministro de las bombillas, Miguel Sebasti¨¢n, entre otros ejemplos del estilo) son relativamente inocuos desde el punto de vista de la conservaci¨®n de nuestro capital institucional, no ocurre lo mismo cuando de lo que se habla es de la estructura b¨¢sica de nuestro sistema tributario. El episodio que estamos viviendo estos d¨ªas, en los que hemos visto sucesivamente a un candidato pedirle al Gobierno del que formaba parte la restauraci¨®n de un impuesto que grava el capital, impuesto que hab¨ªa sido suprimido por ese mismo gobierno hace tres a?os por tratarse de un impuesto "obsoleto, absurdo y rid¨ªculo"; al portavoz de ese Gobierno anunciando unas reformas y a su vicepresidenta econ¨®mica contradici¨¦ndole el d¨ªa antes de su aprobaci¨®n; e incluso a estas dos mismas personas desmentirse, ayer mismo y una vez que ya hab¨ªa sido aprobado por el Consejo de Ministros, sobre el contenido del decreto, constituye el mejor paradigma de la pol¨ªtica econ¨®mica de bandazos del gobierno socialista.
El problema, sin embargo, no es tanto que con ello continue poni¨¦ndose en evidencia la p¨¦sima gesti¨®n que de la crisis ha hecho el partido socialista. Lo grave es que dan una imagen del Gobierno de Espa?a, y por ello del conjunto del pa¨ªs, que pone en solfa la credibilidad de nuestro capital institucional, minando la confianza de los inversores nacionales y extranjeros. Bien har¨ªan los candidatos socialistas, una vez que ya han incorporado a su propio ideario las tesis de James Buchanan sobre la necesidad de constitucionalizar la estabilidad presupuestaria, en recordar tambi¨¦n sus contribuciones sobre la necesidad de no deteriorar innecesariamente nuestra estructura fiscal, por formar parte esencial de nuestra credibilidad institucional. Lo contrario, justo, de ir como van: a bandazos. Y ahorrarnos a todos de paso, incluidos los periodistas, la permanente cara de sorpresa, cuando no de mareo, ante tanta y tan sofisticada incongruencia y contradicciones en pol¨ªtica econ¨®mica y fiscal.
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