Los talibanes dinamitan el proceso de paz
El asesinato del expresidente afgano Burhanuddin Rabbani, principal responsable de las negociaciones con la insurgencia, pone de relieve la vulnerabilidad del pa¨ªs
En su campa?a de acoso a las instituciones leg¨ªtimas de Afganist¨¢n, los talibanes asesinaron ayer al expresidente Burhanuddin Rabbani, un cl¨¦rigo musulm¨¢n conservador de etnia tayika que ten¨ªa encomendada la tarea de negociar acuerdos de paz con los insurgentes. Su asesinato se produjo durante el viaje del presidente Hamid Karzai a Estados Unidos, donde participa en la Asamblea General de Naciones Unidas, y supone un duro golpe a su reciente estrategia de acercamiento a los talibanes ante la salida total de las tropas norteamericanas del pa¨ªs, prevista para dentro de tres a?os. Karzai decidi¨® acortar su visita tras ser informado del atentado y regres¨® a Kabul tras reunirse con el presidente norteamericano, Barack Obama.
El terrorista suicida hizo estallar la bomba que ocultaba bajo el turbante
Rabbani lideraba, desde hace un a?o, el Alto Consejo para la Paz
Rabbani, nacido en 1940, era l¨ªder de una de las siete facciones muyahidines que, en los a?os ochenta, se opusieron a la invasi¨®n sovi¨¦tica de Afganist¨¢n. En 1992 ascendi¨® a la presidencia del pa¨ªs, pero fue derrocado cuatro a?os despu¨¦s por los talibanes. Apoy¨® a Hamid Karzai como presidente y le precedi¨® en el poder de forma interina tras el despliegue militar norteamericano en 2001 que expuls¨® a los integristas del poder. Rabbani se encontraba ayer reunido con dos l¨ªderes talibanes cuando su residencia en Kabul fue atacada por un terrorista suicida que ocultaba explosivos en un turbante, seg¨²n fuentes oficialas afganas.
El ataque se produjo a escasas manzanas de donde se halla la Embajada de EE UU en Kabul, que fue bombardeada la semana pasada por terroristas del clan Haqqani, aliados de los talibanes. El expresidente asesinado lideraba hace un a?o el llamado Alto Consejo de la Paz, integrado por 68 miembros, cuando Karzai le encomend¨® incluir a los talibanes a las negociaciones para la reconstrucci¨®n del pa¨ªs.
Los insurgentes hab¨ªan respondido positivamente a esa oferta, con algunos comunicados en los que se refer¨ªan indirectamente a la posibilidad de entrar en el juego pol¨ªtico una vez que se hayan replegado las tropas norteamericanas, algo que, seg¨²n el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se producir¨¢ en 2014. En este momento hay 101.000 soldados estadounidenses en Afganist¨¢n.
Rabbani estudi¨® en Egipto en los a?os sesenta. All¨ª entr¨® en contacto directo con el movimiento pol¨ªtico islamista de los Hermanos Musulmanes, con cuyas ideas regresar¨ªa a Kabul en 1968. Lleg¨® a liderar el partido islamista Jamiat Islami, que contaba con una organizaci¨®n hermana en Islamabad. Al principio de su carrera pol¨ªtica Rabbani cont¨® con el apoyo del ISI, el poderoso servicio de inteligencia del Gobierno paquistan¨ª. EE UU sospecha que el ISI protege a insurgentes afganos.
Rabbani fue uno de los primeros muyahidines en oponerse a la invasi¨®n y al r¨¦gimen prosovi¨¦tico de Mohamed Nayibul¨¢, que gobern¨® Afganist¨¢n entre 1986 y 1992.
Tras la ca¨ªda de este, Rabbani fue presidente tras sellar una alianza con otro l¨ªder de los mu-yahidines, el moderado Ahmed Sha Masud, m¨¢s cercano a Occidente, y que acabar¨ªa siendo uno de los l¨ªderes m¨¢s emblem¨¢ticos de la resistencia contra los talibanes hasta 2001.
Masud fue ministro de De-fensa del Gabinete de Rabbani. Aquel periodo fue el ¨²nico en el siglo XX en que el que los tayikos -la segunda etnia del pa¨ªs despu¨¦s de los pastunes- tuvieron representaci¨®n en el poder. Los pastunes, mayoritarios en el sur del pa¨ªs, son m¨¢s favorables a los talibanes. Masud muri¨® asesinado por agentes de los talibanes dos d¨ªas antes de que se produjeran los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y Washington.
Rabbani nunca se acerc¨® a los pa¨ªses occidentales, como hizo Masud, y mantuvo relaciones cordiales con otros l¨ªderes de los muyahidines. Estos se dividieron durante el Gobierno de los talibanes, entre 1996 y 2001. Algunos, como Gulbuddin Hekmattyar, se pasaron al bando fundamentalista y sellaron alianzas con Osama bin Laden y Al Qaeda. Otros, como el propio Rabbani, acabaron consolidando su poder en las provincias del norte, pobladas por tayikos, uzbekos y hazaras. Entre 1992 y 2001, de hecho, Rabbani fue el l¨ªder nominal de la llamada Alianza del Norte, con la que Estados Unidos se coligar¨ªa militarmente para expulsar a los talibanes en 2001. Pero otros l¨ªderes m¨¢s j¨®venes, como Karzai, tomaron las riendas del pa¨ªs tras la ca¨ªda de los talibanes.
El acercamiento entre los rebeldes talibanes y el Gobierno de Kabul es una de las ¨²ltimas esperanzas de paz en Afganist¨¢n, en un proceso visto con inter¨¦s por la Casa Blanca, que quiere ver signos de pacificaci¨®n en el pa¨ªs antes de completar la retirada de las tropas, iniciada este verano. Ese objetivo, sin embargo, parecer haberse convertido en una misi¨®n casi imposible tras atentados como el registrado ayer.
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