Cabeza de Cerdo se cansa de huir
Ioan Clamparu, acusado de ser uno de los mayores traficantes de mujeres del mundo, se entrega a la polic¨ªa tras el acoso que sufr¨ªa desde 2004
Ioan Clamparu -Cabeza de Cerdo, El Padrino, Pap¨¢-, uno de los mayores traficantes de mujeres del mundo, uno de los fugitivos m¨¢s buscados por Interpol y por el Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, ha sido arrestado en Madrid. No fue una dif¨ªcil y rocambolesca macrooperaci¨®n entre todos los pa¨ªses que lo buscaban desde hace a?os. Sencillamente, se entreg¨® el jueves pasado. Busc¨® la forma de hacer saber a la polic¨ªa que estaba en Madrid y que quer¨ªa dejar de vivir en la clandestinidad; que estaba harto de cambiar de pa¨ªs a cada rato, de estar siempre escondido, de no poder llevar una vida tranquila junto a su familia. Esta es, al menos, la explicaci¨®n que ¨¦l ha ofrecido. La polic¨ªa espa?ola, en todo caso, le buscaba sin tregua desde 2004 en colaboraci¨®n con otros pa¨ªses y logr¨® una pista valiosa sobre su paradero hace algunos meses. Se le hubiera detenido antes o despu¨¦s.
Pas¨® siete a?os de pa¨ªs en pa¨ªs. Siempre huyendo, siempre escondido
Clamparu, un hombre alto y grande -de ah¨ª su apodo, Cabeza de Cerdo-, asegura que est¨¢ afectado psicol¨®gicamente, que tiene peor fama de la que merece, y que desde que est¨¢ en busca y captura cualquier delito que comete la mafia organizada rumana se lo imputan a ¨¦l aunque no tenga nada que ver con ello. Convertido en la versi¨®n rumana del Michael Corleone que busca la redenci¨®n en El Padrino III, Clamparu habla de religi¨®n y asegura que ya no est¨¢ metido en negocios turbios. "Dios es grande, sabe que no soy tan malo y me dar¨¢ una nueva oportunidad", ha dicho estos d¨ªas. Ayer prest¨® declaraci¨®n ante agentes de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (UDYCO) del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa y previsiblemente pasar¨¢ hoy a disposici¨®n judicial.
Su rastro se perdi¨® en 2004, cuando un error o un chivatazo provocaron que se escapara cuando la polic¨ªa espa?ola le ten¨ªa cercado. Tras una exhaustiva investigaci¨®n que dur¨® m¨¢s de un a?o, los agentes sab¨ªan ya d¨®nde viv¨ªa -un chalet en Boadilla del Monte (Madrid)-, el gimnasio al que acud¨ªa, el coche que usaba... Clamparu estaba absolutamente vigilado y su detenci¨®n prevista para un d¨ªa concreto en el que la polic¨ªa rumana iba tambi¨¦n a llevar a cabo arrestos contra miembros del clan en su pa¨ªs. Por accidente o no, las detenciones en Ruman¨ªa se anticiparon, y Clamparu se esfum¨® ante la impotencia de los polic¨ªas espa?oles.
Durante todos estos a?os han circulado todo tipo de rumores sobre su paradero. Se le ha situado en distintos pa¨ªses de los cinco continentes; se ha asegurado que jam¨¢s podr¨ªan encontrarlo porque se hab¨ªa operado el rostro, que hab¨ªa modificado su huella dactilar y conseguido una nueva identidad... Pero la realidad ha resultado mucho m¨¢s prosaica que la leyenda. De Madrid viaj¨® a Par¨ªs cuando supo que iban a detenerlo, seg¨²n ha reconocido ahora, y ha pasado los ¨²ltimos siete a?os entre Portugal -habla espa?ol con un fuerte acento portugu¨¦s-, Francia y Reino Unido. Siempre huyendo de la polic¨ªa; siempre escondido.
Ruman¨ªa quiere que sea extraditado para que pueda cumplir la condena de 13 a?os de prisi¨®n que la justicia de ese pa¨ªs le impuso el pasado febrero en ausencia y que ya es firme. Fue sentenciado por tr¨¢fico de mujeres, prostituci¨®n forzosa y blanqueo de capitales en un juicio que alcanz¨® tambi¨¦n a sus lugartenientes y en el que aparecieron testimonios espeluznantes de mujeres enga?adas para viajar de Ruman¨ªa a Espa?a o Italia con promesas de trabajos de camareras que se transformaban despu¨¦s en pura esclavitud sexual. Eran drogadas, violadas y golpeadas por miembros del clan hasta que acced¨ªan a seguir sus ¨®rdenes y una testigo refiri¨® c¨®mo en el patio de la casa en la que viv¨ªa encerrada unos perros rottweiler vigilaban que nadie huyera. Clamparu es muy conocido en su pa¨ªs. El arresto se hizo p¨²blico el jueves en Ruman¨ªa y desde entonces los medios de comunicaci¨®n buscan cualquier detalle sobre la detenci¨®n.
En Espa?a tiene tambi¨¦n asuntos pendientes con la justicia. Es sospechoso de haber creado a finales de los a?os noventa una multinacional entre Ruman¨ªa, Espa?a e Italia con la que ha movido millones de euros. No solo gracias a la prostituci¨®n sino tambi¨¦n con la clonaci¨®n de tarjetas y otros negocios ilegales. La polic¨ªa espa?ola asegura que era muy complicado llegar hasta ¨¦l porque la estructura que levantaba el sistema se basaba en que Clamparu no tratara con los escalones m¨¢s bajos de la pir¨¢mide delictiva. Era el alto ejecutivo que vest¨ªa trajes elegantes, conduc¨ªa coches caros, educado, y con escaso contacto directo con el submundo de la prostituci¨®n en la Casa de Campo o la Colonia Marconi en Madrid, que ¨¦l controlaba.
El Zorro, como lo llamaban los agentes que lo investigaron intensamente en 2004, finalmente se ha hecho visible. Y ha aparecido con actitud de cordero.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.