"Es preciso pedir perd¨®n para la convivencia"
Mientras conduc¨ªa su coche pens¨® mil veces en dar la vuelta. "?Qu¨¦ hago?", "?Estar¨¦ haciendo bien?". I?aki Garc¨ªa Arrizabalaga estaba nervioso. Iba a encontrarse a solas con un hombre que hab¨ªa pertenecido a ETA, que ahora rechazaba la violencia y que quer¨ªa sentarse a hablar con ¨¦l, una v¨ªctima del terrorismo. Quer¨ªa pedir perd¨®n. Explicarse. El 23 de octubre de 1980 los Comandos Aut¨®nomos Anticapitalistas, una escisi¨®n de la banda, acabaron con la vida de su padre, Juan Manuel Garc¨ªa Cordero, delegado de Telef¨®nica en Guip¨²zcoa, cuando ¨¦l ten¨ªa 19 a?os. Lo secuestraron y mataron sin piedad de un tiro en la nuca en el monte Ul¨ªa, en San Sebasti¨¢n. Los culpables a¨²n no han aparecido. El militante de la UCD Jaime Arrese y el profesor Felipe Extremiana fueron tambi¨¦n asesinados ese d¨ªa. Una jornada sangrienta del a?o m¨¢s sangriento de la banda, con casi un centenar de v¨ªctimas mortales.
"Muy impactante. Era la primera vez que un terrorista me ped¨ªa perd¨®n"
"Creo que ¨¦l se sinti¨® mejor tras hablar conmigo. Y yo tambi¨¦n"
"Ojal¨¢ hubiera m¨¢s presos de ETA que transitaran por este mismo camino"
"Quiz¨¢ hiera que diga que es bueno ver el lado humano de un etarra. Pero as¨ª es"
"Que admita el da?o merece que yo, como v¨ªctima, al menos le escuche"
Los ¨²ltimos 31 de sus 50 a?os de vida desfilaron ante ¨¦l de forma r¨¢pida y confusa durante aquel viaje. Hasta el ¨²ltimo momento. Hasta que se baj¨® del coche. "?Es esto adecuado?", "?debo entrar?". Y decidi¨® que s¨ª. Respir¨® hondo y se dijo que no hac¨ªa nada malo, ni enga?aba a nadie, ni atentaba contra la dignidad de las v¨ªctimas, ni contra la memoria de su padre. Quer¨ªa hacer su contribuci¨®n a la reconciliaci¨®n en Euskadi. Ayudar a la construcci¨®n de una sociedad en la que sus hijas, de ocho y nueve a?os, puedan vivir sin odiar al vecino.
Sent¨ªa inquietud por c¨®mo ser¨ªa el encuentro. "?Y si me encuentro con alguien que justifica los asesinatos o rechaza algunos y defiende otros?", "?dir¨¢ que los muertos bien muertos est¨¢n?". Con el coraz¨®n a¨²n encogido entr¨® en una sala improvisada y esper¨®. Su interlocutor, que no pertenec¨ªa al comando que mat¨® a su padre sino que quer¨ªa pedirle perd¨®n como miembro de la banda, a¨²n no hab¨ªa llegado. Pero apareci¨® pocos minutos despu¨¦s. Este es el relato de lo que recuerda de ese momento I?aki, cuatro meses despu¨¦s, en el despacho de la Universidad de Deusto en el que trabaja como profesor de Marketing.
Pregunta. ?C¨®mo fue el encuentro?
Respuesta. Me dio la mano y se present¨® como preso de ETA. Yo ya sab¨ªa qui¨¦n era. Sab¨ªa que ten¨ªa delitos de sangre; que hab¨ªa matado a gente. Al principio evitaba mirarme a los ojos, pero empez¨® a hablar. Me cont¨® su vida durante los ¨²ltimos 20 o 25 a?os. Su actividad como militante de ETA, su detenci¨®n, su estancia en la c¨¢rcel. Me dijo que reconoc¨ªa que hab¨ªa cometido da?os irreparables y que ojal¨¢ fuera yo uno de los familiares de sus v¨ªctimas pero que, en todo caso, me ped¨ªa perd¨®n como miembro de la banda por lo que a m¨ª me hab¨ªa ocurrido. Fue muy impactante. Era la primera vez que un terrorista me ped¨ªa perd¨®n.
P. ?Le pareci¨® sincero?
R. S¨ª. Vi enfrente a una persona que reconoc¨ªa que hab¨ªa cometido un da?o y que estaba all¨ª libremente. Yo me hab¨ªa asegurado previamente de que no habr¨ªa remuneraci¨®n ni beneficios penitenciarios para ¨¦l. No estaba dispuesto a ser un tonto ¨²til al servicio de ninguna causa. ?l acudi¨® all¨ª solo porque humanamente necesitaba hacerlo. Creo que le alivi¨® poder hablar con una v¨ªctima porque necesitaba transmitir la inquietud que ten¨ªa m¨¢s all¨¢ de su c¨ªrculo.
P. ?Y usted qu¨¦ le expres¨®?
R. Le puse delante la realidad de las v¨ªctimas. Le mostr¨¦ que cada asesinato supon¨ªa una familia rota, amigos destrozados... En mi caso, por ejemplo, mi padre ten¨ªa una mujer y siete hijos. Le cont¨¦ las trayectorias de cada uno, c¨®mo nos hab¨ªa afectado, c¨®mo me impact¨® a m¨ª, con 19 a?os y empezando a vivir... ?l pas¨® un mal trago, pero era consciente de que ten¨ªa que recibir esos golpes. Apenas habl¨®. Es muy distinto que alguien se ponga a hacer c¨¢balas sobre lo que ha podido provocar un asesinato a que alguien frente a ti te diga 'm¨ªrame a los ojos que te voy a contar lo que hab¨¦is causado t¨² y tu organizaci¨®n'.
P. ?Qu¨¦ quer¨ªa saber de ¨¦l?
R. Quer¨ªa saber los motivos que llevan a una persona a matar. ?l me habl¨® del contexto social en el que viv¨ªa, un ambiente en el que todo el mundo pensaba igual, le¨ªa la misma prensa, frecuentaba los mismos sitios... Me dijo que ETA es una organizaci¨®n terriblemente jer¨¢rquica en la que la capacidad de discrepancia es pr¨¢cticamente nula. Reconoci¨® que, cuando finalmente pudo pararse a pensar cr¨ªticamente sobre lo que hab¨ªa hecho, cay¨® en la cuenta del horror provocado y se dio cuenta de que hab¨ªa tirado su vida por la borda. 'Bueno, tu vida y la de otros, ?no? Empezando por la de aquellos a los que has matado', le respond¨ª. Me dijo que por supuesto. Me impact¨® mucho. Qu¨¦ manera de tirar una vida, de truncar otras, y todo por el maldito entorno.
P. ?Le pregunt¨® por sus a?os como terrorista?
R. S¨ª. Me llam¨® poderosamente la atenci¨®n que no miran a los ojos de la v¨ªctima a la que van a asesinar. Me cont¨® la an¨¦cdota de un compa?ero que iba a matar a un periodista y, tras cruzar su mirada con ¨¦l, fue incapaz de hacerlo. Cuando reciben instrucciones para asesinar no saben nada de esa persona, es solo un objetivo militar, algo que hay que eliminar. Me dijo tambi¨¦n que el primer asesinato es el m¨¢s dif¨ªcil pero enseguida entran en una din¨¢mica loca y no piensan en ello. Despu¨¦s de matar duermen, comen y juegan con sus hijos igual que nosotros. Me alucin¨® escucharlo. La frialdad con la que ejecutan sus cr¨ªmenes y c¨®mo viven como si nada hubiera pasado.
P. ?Y c¨®mo lo explicaba?
R. 'El entorno nos anula, nos aniquila la voluntad individual', insist¨ªa. Pero creo que tienen una reflexi¨®n pendiente. No digo que su explicaci¨®n no sea sincera, pero es la m¨¢s c¨®moda. Deben plantearse por qu¨¦ no pudieron rebelarse contra eso. Hablar del entorno es establecer responsabilidades difusas, no atribuibles a nadie. Es m¨¢s f¨¢cil que decir: 'Meterme en esto fue una decisi¨®n personal m¨ªa que asumo con todas las consecuencias'. Aunque desde un punto de vista humano es hasta comprensible que traten de derivar parte de su responsabilidad. Lo contrario debe ser dur¨ªsimo.
P. ?Cu¨¢ndo empez¨® a pensar su interlocutor en las v¨ªctimas?
R. Mientras estuvo en un comando solo era un instrumento al servicio de ETA. Hoy disparo, ma?ana activo el dispositivo... En la organizaci¨®n no hay lugar para los remordimientos. Fue en la c¨¢rcel donde empez¨® a aparecer la persona, con sus sentimientos y su esp¨ªritu cr¨ªtico y se dio cuenta de que hab¨ªa matado a gente. Hasta ese momento solo hab¨ªa aniquilado a objetivos militares. Me cont¨® c¨®mo para muchos de ellos ser detenidos es una liberaci¨®n porque por fin llega la calma.
P. ?Tuvo miedo de remover el dolor pasado?
R. No, porque el asesinato de mi padre fue hace 31 a?os y lo tengo muy asumido. S¨ª ten¨ªa miedo de no saber por d¨®nde iba a derivar esa conversaci¨®n, de si podr¨ªa llegar a ser violenta. Pero fue una charla de lo m¨¢s civilizada. Me encontr¨¦ con una persona instruida sobre qu¨¦ tipo de cosas le pod¨ªa preguntar una v¨ªctima.
P. ?Cree que es una experiencia que deber¨ªa generalizarse?
R. No lo s¨¦. Perdonar es un acto estrictamente personal. Una v¨ªctima no est¨¢ obligada a perdonar. Es humano y perfectamente comprensible que haya gente que no quiera participar en un proceso de estos. Pero yo creo que un terrorista s¨ª est¨¢ obligado a reconocer el da?o causado y a solicitar el perd¨®n; creo que es una condici¨®n indispensable para construir la convivencia. Ojal¨¢ hubiera m¨¢s presos de ETA que transitaran por ese camino.
P. ?Le sirvi¨® de algo?
R. S¨ª. Lo s¨¦ ahora, a posteriori. Para darme cuenta de que los terroristas tambi¨¦n son personas. Por lo menos el que yo conoc¨ª. Cuando est¨¢n en el comando est¨¢n deshumanizadas, pero yo habl¨¦ con una persona. Puede resultar hiriente para algunos que yo, v¨ªctima del terrorismo, diga que es bueno descubrir el lado humano de un terrorista, pero as¨ª es.
P. ?No le pareci¨® injusto pensar que, de alguna forma, estaba ayudando a sentirse mejor a alguien que ha matado?
R. A m¨ª no me pas¨®, pero me consta que hay personas que as¨ª lo sienten. Por eso digo que ninguna v¨ªctima est¨¢ obligada a hablar con un terrorista. Quien se acerque a esto tiene que hacerlo convencido, sin pensar en qui¨¦n va a ganar o perder con esto. Hay v¨ªctimas que creen que una experiencia de este tipo ahondar¨ªa en su sufrimiento. No es mi caso.
P. ?Sinti¨® en alg¨²n momento odio hacia la persona que ten¨ªa delante?
R. Nunca. Si se hubiera jactado de lo que hab¨ªa hecho, quiz¨¢. Pero vi a una persona consciente del da?o causado que ped¨ªa perd¨®n. Y ante eso no puedes sentir odio. Si esa entrevista hubiera sido con el asesino de mi padre quiz¨¢ hubiera sido m¨¢s dif¨ªcil, pero el odio yo lo tengo superado. Ten¨ªa 19 a?os cuando mi padre fue asesinado y quer¨ªa venganza. Pero lleg¨® un momento en el que me di cuenta de que ETA no solo hab¨ªa asesinado a mi padre sino que pod¨ªa arruinarme la vida haci¨¦ndome transpirar odio en cada acto de mi vida. Y dije basta.
P. ?Por qu¨¦ particip¨® en el proyecto de mediaci¨®n?
R. Hay que mirar al pasado, pero tambi¨¦n al futuro. No se puede conducir un coche mirando solo el retrovisor porque no ves lo que viene. Por supuesto que no debemos olvidar, pero hay que sembrar para el futuro. Sab¨ªa que me arriesgaba. ?Ser¨¢ sincero lo que esta persona siente? ?Ser¨¢ honesto? Creo que lo era. Ha cometido una serie de atrocidades, pero reconoce el da?o causado y pide perd¨®n. Para m¨ª eso es un acto que merece que yo, como v¨ªctima, al menos le escuche. No le pod¨ªa perdonar, porque quienes tienen que hacerlo son las familias de sus v¨ªctimas, pero creo que se sinti¨® mejor despu¨¦s de hablar conmigo. Y yo tambi¨¦n.
P. ??l ten¨ªa miedo de lo que su mundo pudiera pensar de su reuni¨®n con una v¨ªctima?
R. Le vi valiente. Con temor a lo que ese mundo pueda pensar pero decidido a seguir adelante; con convicciones muy firmes. Aunque reconoci¨® que eso puede ser un obst¨¢culo para que m¨¢s gente del entorno se decida a entrar en estas v¨ªas de mediaci¨®n. Yo le respond¨ª: 'Tan heterodoxo dentro de ETA puedes ser t¨² como yo entre las v¨ªctimas'. No voy a decir que eso nos uni¨®, pero s¨ª hizo que nos entendi¨¦ramos m¨¢s. Yo tambi¨¦n s¨¦ que, como v¨ªctima, puedo ser estigmatizado por haber participado en ese encuentro.
P. Expl¨ªquese.
R. S¨¦ que la m¨ªa es una postura discordante. La mayor¨ªa de las v¨ªctimas no se habr¨ªa sentado a hablar con esa persona, pero no creo haber hecho nada malo. Sal¨ª de all¨ª mucho m¨¢s tranquilo de lo que hab¨ªa entrado. Fue un acto libre, sin presiones ni contraprestaciones, que dos personas llevaron a cabo. Me ha servido a m¨ª y creo que puede servir a la sociedad en la que vivo. Me fascina cuando en los medios siguen apareciendo noticias sobre rencores de la Guerra Civil. Si en Euskadi las heridas se cierran en falso, seguir¨¢n sangrando. Modestamente, si mi aportaci¨®n puede ir por ah¨ª, bienvenida sea.
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