Falso entierro en el jard¨ªn
Dos hermanas revelan c¨®mo y qui¨¦nes sustrajeron a otras dos hermanas suyas en un hospital de Le¨®n, donde supuestamente recibieron sepultura
Encarna y Helena Garc¨ªa son dos hermanas vallisoletanas que emulan con sus investigaciones a Sherlock Holmes, H¨¦rcules Poirot o la se?orita Marple. Pero con una diferencia, sus pesquisas no son un cuento, sino una realidad: con paciencia han desvelado c¨®mo dos hermanas mellizas suyas, nacidas en 1959, fueron robadas en la Maternidad Provincial de Le¨®n. Y han sido capaces de determinar qui¨¦nes fueron las personas que, de manera intencionada o accidental, participaron en el secuestro. En un archivador que llevan siempre con ellas guardan todos los datos y las fotograf¨ªas de los implicados.
Su historia comienza un 5 de agosto de hace 52 a?os cuando su madre, Irenea Garc¨ªa, ingresa en la maternidad de siete meses y medio. Pocas horas despu¨¦s, da a luz a dos mellizas. Pero el m¨¦dico las lleva a la incubadora. Un par de d¨ªas m¨¢s tarde, este doctor toma sus vacaciones de verano y es sustituido por otro. Este ¨²ltimo decide sacarlas de la incubadora y al d¨ªa siguiente le comunica a la madre que la primera de las ni?as ha muerto. Un d¨ªa despu¨¦s, sin que Irenea las vuelva a ver, llega otra mala noticia: la segunda melliza tambi¨¦n ha fallecido. La madre pregunta por los cuerpos. "Han sido enterradas en el jard¨ªn", le dicen. Irenea nunca m¨¢s vuelve a hablar de ello.
Los documentos 'oficiales' hallados est¨¢n falsificados o repletos de errores
Helena no paraba de leer y o¨ªr hablar del caso de los beb¨¦s robados en diciembre de 2009 y comenz¨® a hacerse preguntas. Se lo dijo a Encarna y comenzaron a investigar sin muchas esperanzas. Lo primero que les llam¨® la atenci¨®n es que las mellizas, pese a haber vivido m¨¢s de 24 horas, no estaban inscritas en el libro de familia, por lo que acudieron al Registro Civil donde reclamaron sus partidas de nacimiento. ?Resultado? No constaba nada.
Luego, fueron al Archivo Provincial de Le¨®n donde hallaron los legajos de aborto (documento que se expide cuando el reci¨¦n nacido muere antes cumplir un d¨ªa). Descubrieron que el mismo anestesista firm¨® el 60% de los abortos acaecidos en 1959 y encontraron los partes de sus hermanas. Una, seg¨²n estos documentos, hab¨ªa nacido el d¨ªa 5 de agosto y muerto ese mismo d¨ªa y la otra, el d¨ªa 8, y tambi¨¦n hab¨ªa fallecido antes de que pasasen 24 horas. "Es el primer caso del mundo en el que dos mellizos nacen con tres d¨ªas de diferencia", bromea Encarna.
Luego descubrieron que la firma de uno de los m¨¦dicos que hab¨ªa rubricado el fallecimiento hab¨ªa sido falsificada: encontraron la real en un documento de la ¨¦poca y hasta su n¨²mero de colegiado, que tampoco era el correcto.
Pero como, en teor¨ªa, ambas ni?as estaban muertas, se dirigieron al cementerio. All¨ª, sus actuales responsables hallaron las "licencias de enterramiento": estaban en una fosa com¨²n con "cientos de ni?os". Curiosamente, estos documentos no coincid¨ªan con el del resto de fetos enterrados: hab¨ªa grandes diferencias formales en los encabezamientos, escrituras, tipo de papel...
Los padres de Helena y Encarna siempre hab¨ªan contado que las mellizas fueron bautizadas de socorro, seg¨²n les dijeron en el hospital, antes de su "entierro en el jard¨ªn". Por eso, ambas hermanas comenzaron a buscar este documento. Hicieron pleno. Las partidas de bautismo estaban en la iglesia de San Isidro Labrador, donde una monja, sor Presentaci¨®n de la Ni?a Mar¨ªa, consta que las bautiz¨® con "agua de socorro". Consiste en que un cristiano, ante la inminente muerte de una persona y por la falta de sacerdote, bautiza al que est¨¢ a punto de fallecer. Luego, un cura lo oficializa en partida de bautismo. Y eso hizo la monja. Acudi¨® al sacerdote de San Isidro y el p¨¢rroco apunt¨®: dos ni?as nacidas el 5 de agosto (a las 9.00 y 9.15)...".
Encarna y Helena han descubierto que la mayor¨ªa de los beb¨¦s fallecidos en aquel agosto de 1959 mor¨ªan por las mismas causas (anoxia, prematuridad y debilidad vital) y bajo la firma del mismo doctor. Se lo han contado todo al fiscal, que ya ha iniciado las investigaciones. Mientras, ellas siguen buscando y ya han hallado el nombre de la matrona que ayudo en la mayor¨ªa de aquellos partos. Vive y supera los 80 a?os, por lo que se preguntan si merece la pena acercase a hablar con ella. "?Usted qu¨¦ har¨ªa?", preguntan.
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