Recortes dolorosos
El Gobierno de Artur Mas insiste en deteriorar la atenci¨®n sanitaria con reducciones del gasto
Es seguro que los recortes que impone esta larga crisis econ¨®mica tengan que afectar a la pr¨¢ctica totalidad de las partidas presupuestarias p¨²blicas, pero hay servicios esenciales -como la atenci¨®n sanitaria y la educaci¨®n- que debieran si no quedar al margen, al menos ser abordados con una visi¨®n diferente. La Generalitat de Catalu?a, que cerr¨® este verano el 25% de las camas hospitalarias y 40 ambulatorios, planea reducir a la mitad la paga de Navidad a los 40.000 m¨¦dicos, enfermeros y dem¨¢s personal sanitario del Instituto Catal¨¢n de Salud (ICS) y quiere demorar la remuneraci¨®n de las guardias y horas extraordinarias. El argumento es que hay que cumplir el presupuesto de 2011 y que para ello debe ahorrar 46 millones de euros de aqu¨ª a final de a?o evitando as¨ª el despido de interinos.
En un contexto de desempleo masivo y rigor presupuestario generalizado, el recorte que sufra el personal sanitario catal¨¢n deber¨ªa poder ser asumible, pero esta nueva medida se yuxtapone a otras que est¨¢n deteriorando la calidad del sistema de manera alarmante. Es dif¨ªcil de aceptar que 10 meses despu¨¦s de tomar posesi¨®n, el Gobierno de Artur Mas siga esgrimiendo el derroche del tripartito para justificar una pol¨ªtica de austeridad mal enfocada y err¨¢tica, en la que primero elimina el impuesto de sucesiones y luego anuncia que Catalu?a no pondr¨ªa trabas a una tasa para grandes fortunas, en caso de que obtuviese luz verde del Congreso de los Diputados, sin m¨¢s precisiones, pero evitando as¨ª el precio pol¨ªtico de introducir un nuevo impuesto para elevar los ingresos. La coda final de que un concierto econ¨®mico como el vasco sortear¨ªa las dificultades financieras de Catalu?a, adem¨¢s de ser un argumento irreal, denota su aspiraci¨®n a no asumir sus responsabilidades y meramente a alimentar su argumentario.
Con el recorte de la paga extra de diciembre, el presupuesto sanitario catal¨¢n se ahorrar¨¢ apenas un 0,5%, un porcentaje nimio que soliviantar¨¢ a los trabajadores sobre los que recae la atenci¨®n sanitaria, ya suficientemente tensionada con el cierre de servicios. Seguro que hay en Catalu?a otras partidas de gasto que pueden reducirse sin erosionar una piedra angular del Estado de bienestar y la cohesi¨®n social. La principal consecuencia del deterioro de la protecci¨®n social es la exclusi¨®n de los m¨¢s vulnerables.
A nadie le resulta f¨¢cil cuadrar presupuestos en este dif¨ªcil contexto econ¨®mico, pero es inadmisible que un Gobierno aut¨®nomo sucumba a la f¨¢cil tentaci¨®n de contener el d¨¦ficit reduciendo prestaciones sociales en vez de analizar otras opciones de ahorro, como la de aumentar la eficiencia del sistema. Que los hospitales p¨²blicos sigan infrautilizando sus costosas instalaciones por las tardes s¨ª que es inasumible, pero para introducir medidas de racionalidad como esta los pol¨ªticos tienen que trabajar un poco m¨¢s y los poderosos sindicatos que controlan el sector ser m¨¢s flexibles.
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