Un tema tab¨² en las elecciones nicarag¨¹enses
El pasado mes de julio tuve la fortuna de visitar una casa muy especial en Managua. Me encontraba en Nicaragua como miembro de una delegaci¨®n de Amnist¨ªa Internacional. Hab¨ªa muchas ni?as y algunas mujeres. Recuerdo a una peque?a que bailaba disfrazada de princesa, y a otra ya adolescente que me ense?¨® las u?as pintadas de color morado fantas¨ªa, mientras una tercera me recitaba, orgullosa, un poema sobre la libertad que hab¨ªa escrito en su diario. Todo era alegr¨ªa y bullicio. Esa era la parte visible.
La invisible es que todas estas mujeres hab¨ªan sido objeto de abusos sexuales y violaciones a manos de familiares u otras personas que se hab¨ªan valido de su posici¨®n de poder sobre ellas. Los hogares en Nicaragua, nos dijeron, son con frecuencia lugares peligrosos para las ni?as, ya que cuando sufren abusos sexuales a manos de sus familiares se ven adem¨¢s presionadas para guardar silencio. Uno pod¨ªa sentir una tristeza adulta en las palabras de Estefany, violada pistola en mano y con un hijo diminuto entre sus rodillas, cuando nos relataba que su agresor segu¨ªa libre, cerca.
Aqu¨ª la violaci¨®n es frecuente, el aborto est¨¢ prohibido y las mujeres retroceden en sus derechos
Nicaragua es un pa¨ªs conocido por la revoluci¨®n sandinista que derroc¨® y mand¨® al exilio en 1979 a la familia Somoza, tras gobernar el pa¨ªs m¨¢s de una d¨¦cada. Tambi¨¦n por haber sufrido un conflicto armado interno, impulsado por Estados Unidos, tras la ¨²ltima etapa del r¨¦gimen somocista, o por la devastaci¨®n que caus¨® en 1998 el hurac¨¢n Mitch, con m¨¢s de 4.000 muertos. Los turistas tambi¨¦n lo aprecian por la belleza de sus volcanes e islas.
Hoy Nicaragua deber¨ªa ser conocido por ser el ¨²nico pa¨ªs de Am¨¦rica que ha sufrido un retroceso desde 2008 en la protecci¨®n de los derechos humanos de las mujeres, al no permitir el aborto en ninguna circunstancia, ni siquiera cuando la vida de la mujer est¨¢ en riesgo o cuando una ni?a sufre una violaci¨®n y se queda embarazada.
Lo m¨¢s preocupante es que este retroceso se ha producido en un contexto ya de por s¨ª muy desfavorable para las mujeres. Seg¨²n la polic¨ªa, entre 1998 y 2008 se denunciaron en Nicaragua -un pa¨ªs con apenas 6 millones de habitantes- m¨¢s de 14.000 casos de abuso sexual. Seg¨²n la Comisar¨ªa de la Mujer y la Ni?ez, entre enero y agosto de 2010 se denunciaron 1.259 casos de violaci¨®n. En dos terceras partes de estos casos las v¨ªctimas eran menores de 17 a?os. Tambi¨¦n en 2010 se registraron un total de 3.778 denuncias de abusos sexuales, y 39 mujeres y ni?as fueron asesinadas. A pesar de ello, muchos perpetradores quedan en la impunidad.
Aun as¨ª, estos datos son solo la punta de un iceberg escondido bajo toneladas de miedo. Las mujeres y ni?as que sacan fuerzas para denunciar la violaci¨®n o los abusos sexuales se encuentran a menudo con fiscales y jueces que no cumplen las normas nacionales e internacionales sobre el trato a las v¨ªctimas de abuso sexual.
Durante nuestra visita, la Corte Suprema de Justicia hizo p¨²blica una sentencia que desaf¨ªa al sentido com¨²n y a los derechos humanos, y as¨ª se lo manifestamos a uno de sus ponentes y a la presidenta de la Corte. Se trataba del caso de F¨¢tima Hern¨¢ndez, una mujer muy joven que, despu¨¦s de ser violada por su compa?ero, pas¨® varios d¨ªas ingresada en un hospital y tuvo que permanecer un tiempo en silla de ruedas. La Corte redujo la sentencia contra su violador, argumentando que a causa de la ingesta de alcohol, este "no pudo controlarse".
Nos entrevistamos tambi¨¦n con cuatro de los cinco candidatos a la presidencia de la Rep¨²blica que se presentan a las elecciones del 6 de noviembre. Solo Daniel Ortega no nos recibi¨®, aunque mantuvimos reuniones con representantes del Frente Sandinista. A todos les preguntamos si estar¨ªan dispuestos a hacer una declaraci¨®n p¨²blica de tolerancia cero con la violencia hacia las mujeres, y a eliminar del C¨®digo Penal la prohibici¨®n absoluta del aborto, al menos en caso de violaci¨®n y peligro de muerte de la madre. Algunos hicieron la declaraci¨®n all¨ª mismo, frente a decenas de periodistas, otros dijeron que la har¨ªan, todos se comprometieron a trabajar contra la violencia hacia las mujeres pero, salvo alguna excepci¨®n, nadie se comprometi¨® a permitir que las ni?as violadas que conocimos en Managua puedan elegir si quieren o no dar a luz.
La cruda realidad es que al Estado nicarag¨¹ense no le interesan las ni?as y ni?os que sufren violencia sexual. El plan m¨¢s reciente para combatirla se elabor¨® en 2001 y finaliz¨® en 2006. Desde entonces, nada.
Ante las pr¨®ximas elecciones, muchos temas ser¨¢n objeto de debate en Nicaragua. Desde Amnist¨ªa Internacional nos hemos empe?ado en que tambi¨¦n se oigan voces como la de Estefany, porque la pol¨ªtica deber¨ªa ser ante todo una forma pr¨¢ctica de conseguir avances en derechos humanos. "Lo peor, que padre, sacerdote, familia, llegaron a decirme que mejor me arreglara, mejor as¨ª porque no quer¨ªan esc¨¢ndalo; estaba afectando a mi familia y nadie me crey¨®. Toda mi familia se volvi¨® en contra de m¨ª, salvo mi madre". Se?ores candidatos, ?escuchen!, tienen ustedes la oportunidad de evitar que Nicaragua sea conocido en el mundo como un pa¨ªs donde las ni?as violadas no merecen la protecci¨®n del Estado.
Esteban Beltr¨¢n es director de Amnist¨ªa Internacional Espa?a.
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