"Me siento p¨®stumo"
Recibe en su bell¨ªsima casa en pleno coraz¨®n de Madrid, en alpargatas, con sus siete gatos ignor¨¢ndole ol¨ªmpicamente, sus inquietantes cuadros y sus discos de platino colgados en las paredes del retrete. Cerca de ¨¦l una cubitera con hielo; dentro de ella un champan franc¨¦s que denota que ¨¦l ya no est¨¢ para tonter¨ªas. Lo degusta suavemente, sin urgencias. Tiene una dulce sonrisa permanente, s¨®lo rota por unas buenas y saludables carcajadas cuando el tema lo requiere.
Joaqu¨ªn Sabina entra en nuevo territorio inexplorado hasta ahora por ¨¦l. El d¨ªa 6 se estrena en el Teatro Rialto de la Gran V¨ªa madrile?a M¨¢s de 100 mentiras, un musical basado en sus canciones con direcci¨®n de David Serrano. El espect¨¢culo viajar¨¢ luego a M¨¦xico, Buenos Aires, se rumorea que a Nueva York. Y en dos a?os se tiene previsto hacer una pel¨ªcula. Eso s¨®lo les pasa a los muy consagrados.
Pregunta. ?Con este acontecimiento que se le viene encima no se siente un poco vaca sagrada?
Respuesta. No. Lo que me siento es p¨®stumo. Este tipo de cosas se le hacen a los cad¨¢veres. Espero que sea un cad¨¢ver exquisito. Durante diez a?os me lo estuvo proponiendo cada a?o Jos¨¦ Mar¨ªa C¨¢mara [productor ejecutivo del musical] y cada a?o le dec¨ªa educadamente que no.
P. ?Siempre con un cocido delante como testigo de la proposici¨®n?
R. Pues s¨ª. Pero yo no me ve¨ªa p¨®stumo y, despu¨¦s del cocido llegaba el no. Pero con el tiempo he visto que en la Gran V¨ªa se est¨¢ creando una especie de Broadway y el movimiento que hay en ese sentido me hizo cambiar de opini¨®n.
P. ?Pero usted va a ver musicales?
R. Nunca en mi vida. Ni aqu¨ª ni en el West End, ni en Broadway, ni en ning¨²n lado. Soy p¨®stumo, pero virgen.
P. Pero de peque?o s¨ª iba en su ?beda natal a ver zarzuela, que es un precedente del teatro musical, tal y como se entiende hoy.
R. Es verdad, y por eso lo que me apetec¨ªa era escribir una zarzuela, no tanto que cogieran mis canciones, pero no me he atrevido. Adem¨¢s el ¨²ltimo musical que he visto en mi vida no es una zarzuela, es Casta?uela 70.
P. ?Qu¨¦ le llev¨® a darle el s¨ª quiero?
R. Que ya no encontraba razones para darle el no y adem¨¢s me gusta mucho colarme en lugares donde no estaba prevista mi presencia, ni se me esperaba, ni me invitaban.
P. Adem¨¢s sus canciones son microrelatos, muchos de ellos con una base teatral de planteamiento, nudo y desenlace.
R. Es que yo vengo de Quintero, Le¨®n y Quiroga y sus coplas ten¨ªan eso. Lo que jam¨¢s pens¨¦ es que unas decenas de canciones m¨ªas dieran juego para un musical.
P. ?Un musical del que a¨²n no ha visto nada?
R. He tenido encuentros con los guionistas, David Serrano, Fernando Castets y Diego San Jos¨¦, s¨¦ de qu¨¦ va, que hay un bar donde va un concejal corrupto, unas putas buenas, unos chorizos buenos, y un boxeador sonado, y eso me gust¨®. Adem¨¢s en el proyecto est¨¢ ah¨ª mi alter ego, que es Pancho Varona.
P. ?Hac¨ªa muchos a?os de su ruptura con el teatro?
R. Empec¨¦ haciendo teatro independiente y en Londres tuve una compa?¨ªa peque?ita de teatro emigrante, muy brechtiano y muy pedag¨®gico, pero luego en Espa?a vino la ¨¦poca de los Grotowski, que hab¨ªa que arrastrarse por el escenario, llenos de cenizas y me dije: ?hasta aqu¨ª hemos llegado!.
P. Pero lo que hac¨ªa en la transici¨®n en ese local m¨ªtico que fue La mandr¨¢gora, con Krahe y Alberto P¨¦rez, era una suerte de vodevil, que casi recordaba la esencia de los cabar¨¦s berlineses de los a?os 20.
R. S¨ª, habl¨¢bamos con el p¨²blico, pero en aquella ¨¦poca, llena de modernos, para los alaskos y pegamoides nosotros ¨¦ramos, con nuestras barbas nazarenas, unos diplodocus en extinci¨®n.
P. ?En esta ciudad que ha cambiado tanto, ha quedado alg¨²n espacio para la bohemia, los golfos; existe una noche madrile?a que no sea para los amantes del dise?o o el botell¨®n?
R. Ahora no estoy muy puesto. Sigo teniendo alma de puta, pero ya no ejerzo, estoy a punto de ser madame y tener unas pupilas en plantilla. Pero creo que en sitios como Malasa?a y, sobre todo Lavapi¨¦s con esa multiculturalidad, s¨ª que hay sitios interesantes, pero la antigua bohemia no est¨¢.
P. ?Pertenece a una casta que ha desaparecido?
R. Pero la m¨ªa es anterior a la movida, es la vieja, decadente y casposa bohemia.
P. ?La de Alejandro Sawa?
R. Exacto, la de Don Latino de Hispalis, esa es la que yo amo y la encuentro a veces en alg¨²n sitio de Buenos Aires y en alg¨²n tugurio de M¨¦xico, pero en Espa?a no.
P. Al mismo tiempo su universo engancha a personas de distintas edades y clases sociales.
R. Las letras de las canciones que escuchan por la radio los jovencitos parecen declaraciones de futbolistas detr¨¢s de un partido, son de una trivialidad espantosa. Por otro lado los poetas se han vuelto incomprensibles, herm¨¦ticos. Frente a ellos hay casos como el de Garc¨ªa Montero, ?por qu¨¦ gusta tanto, empezando por m¨ª?, ?porque se le entiende!, no tiene la pose del poeta cr¨ªptico. Como hoy las letras de las canciones son tan triviales, a nada que pongas algo que est¨¦ hecho con un poquito m¨¢s de amor a las palabras, la gente lo sabe notar.
P. Parece que su amor a las palabras es importante, ya que es un lector compulsivo y adicto. ?D¨®nde est¨¢n sus referentes literarios?
R. Por miles de libros que uno lea los referentes siempre est¨¢n en lo que uno lea con dieciocho o veinte a?os; es decir, Neruda, Vallejo, Borges, Gil de Biedma, ?ngel Gonz¨¢lez... y siguen estando ah¨ª para siempre.
P. ?Cu¨¢ntas maneras hay de vivir la vida?
R. Yo s¨®lo conozco una. No he tenido nunca un plan, no soy disciplinado, ni siquiera tengo voluntad. Vivo la vida que ha querido ella y por donde me ha llevado. No he hecho grandes apuestas, la ¨²nica que hice fue coger un pasaporte falso y marcharme a Londres, lo que me salvo de ser profesor de literatura en un Instituto de provincias. Pero por lo dem¨¢s yo nunca he tomado grandes decisiones. Me he podido permitir ese lujo.
P. ?No ha tenido que venderse nunca?
R. Porque nunca nadie me ha querido comprar. A nada que me hubieran hecho una buena oferta...., de hecho me siento acomplejado porque nadie me ha tratado de corromper.
P. ?De qu¨¦ le ha servido re¨ªrse de s¨ª mismo y sobre todo de sus fracasos?
R. Tampoco es que me haya servido gran cosa, porque yo soy una persona m¨¢s triste y solitaria, que tiende a quedarse en un rinc¨®n, soy mucho menos sociable y m¨¢s introvertido de lo que la gente cree, porque la gente solo ve la caricatura del gilipollas del bomb¨ªn.
P. ?Su relaci¨®n con Madrid c¨®mo ha cambiado?
R. Vivo en una esquina de Tirso de Molina, que no llega ni a la categor¨ªa de Chamber¨ª, con muchos balcones y me gusta ver lo que pasa por ah¨ª abajo. De vez en cuando me escapo porque la Jime [su pareja desde hace muchos a?os] no me deja beber wisky y me voy al bar de abajo. No hay mucho m¨¢s que eso. Pero tambi¨¦n es una relaci¨®n de agradecimiento, porque nunca me he sentido en casa en sitios como Londres, ni en Mallorca, ni tan siquiera en ?beda, porque ese era un lugar del que escapar, que era mi infancia, tampoco en Granada me sent¨ª en mi casa, el ¨²nico sitio donde he construido algo ha sido en Madrid, y me ocurri¨® desde el primer d¨ªa, que me fascin¨® por lo que tienen de ca¨®tica, abigarrada, de madre, de mezcla, de abrigo..., para todos los que no tienen otro sitio d¨®nde ir.
P. ?Es cierto que piensa que es imposible crear desde la armon¨ªa vital?
R. Tiendo a la vaguer¨ªa m¨¢s absoluta, pero no feliz, sino torturada porque me acuso de no estar trabajando. Habr¨ªa rendido mucho m¨¢s si no fuera tan vago. Caballero Bonald dec¨ªa que la suya era una familia de acostados, que llegaban a los sesenta a?os, se acostaban y ya no se levantan, o lo que hizo Onetti, que se meti¨® en la cama hasta el final..., esa es mi tendencia natural.
P. ?No tiene miedo a sentarse en ese sill¨®n y esperar a la muerte?
R. Preferir¨ªa acelerarla por los medios que fueran. Tengo mucho miedo a la muerte, pero mientras ?estoy aqu¨ª!, el a?o pasado di 110 conciertos. Tengo un oficio que me compensa la tendencia de quedarme en un rinc¨®n y no ver a nadie.
P. En cualquier caso ?nunca ha sido met¨®dico, ni tan siquiera en su vaguer¨ªa?.
R. Hoy, con 62 a?os, todav¨ªa no he desarrollado una sola costumbre. Jam¨¢s como a la misma hora, muchos d¨ªas no como, otros a las tres de la ma?ana o a las siete de la tarde. Soy incapaz de desarrollar alguna costumbre, algo que me parece rar¨ªsimo, y me hace sufrir, porque la vida un poco m¨¢s ordenada parece ser que es mejor.
P. ?Sigue sin tener m¨®vil, ni internet?
R. Ni m¨®vil, ni inm¨®vil. Aunque s¨¦ que me pierdo algo muy importante, sobre todo en el mundo de internet que s¨¦ que es m¨¢s importante que la revoluci¨®n de Guttemberg. Cuando me digo voy a aprender siempre hay algo al lado, una pel¨ªcula o un libro, que me apetece m¨¢s y lo que me dicen que sale por internet me auyenta m¨¢s, se ha dado una p¨¦rdida de libertad importante, hace dos d¨ªas sali¨® en un destacad¨ªsimo peri¨®dico uruguayo una entrevista muy larga conmigo que yo no he hecho, la ha colado una fan de esas locas, haci¨¦ndose pasar por m¨ª. Es un mundo que cabe lo mejor y lo peor, pero es que lo peor tiene mucho m¨¢s tiempo para meterse ah¨ª.
P. ?Est¨¢ desapareciendo la libertad?
R. Pues s¨ª, y las democracias son muy raritas. Desde la extrema derecha se est¨¢ cuestionando la democracia y desde la gente de la calle tambi¨¦n, ?Y qu¨¦ viene hist¨®ricamente despu¨¦s de eso? Pues el fascismo. ?O no?
P. ?Huir¨ªa de Madrid si las cosas se ponen feas?
P. Me gusta ir a Rota, pero voy muy poco y cuando estoy en Buenos Aires o en La Habana pienso que son unos estupendos lugares para exiliarse, pero no pasa de ser s¨®lo una fantas¨ªa. Mi lugar es este y tengo muchos balcones a la calle.
P. ?Qu¨¦ es lo mejor de Madrid?
R. Que sigue siendo un poblach¨®n manchego, no s¨¦ c¨®mo lo hace, pero no pierde esa caracter¨ªstica. Manolo Vicent dec¨ªa que Madrid para ser cosmopolita le faltaban negros. Pues ya los hay y sigue siendo un pueblo de la Mancha y mi barrio de Lavapi¨¦s se est¨¢ haciendo un laboratorio, un experimento multicultural con bastante m¨¢s ¨¦xito que otros lugares de Espa?a.
P. ?C¨®mo autor que reflexi¨®n ha hecho sobre los ¨²ltimos acontecimientos de la SGAE?
R. Mi opini¨®n es que no tengo opini¨®n porque nunca me he preocupado ni he ido a una reuni¨®n y votaba lo que votara V¨ªctor Manuel. He ido leyendo y me parece que la direcci¨®n anterior con la que yo y la gente de mi cuerda est¨¢bamos muy contentos, porque tambi¨¦n hemos vivido las anteriores a esa y eran una panda de chorizos, vimos crecer eso que nos cuidaban m¨¢s que cobr¨¢bamos m¨¢s y tambi¨¦n me pareci¨® que hace unos a?os se entr¨® en una especie de faraonismo comprando edificios, cuando hay muchos autores que se est¨¢n comiendo los mocos, y me pareci¨® notar que para bien y para mal hab¨ªa un Napole¨®n, que no olvidemos que fue muy grande en su tiempo, que era Teddy y que las virtudes y los errores que surgen ahora alguna responsabilidad tendr¨ªa ¨¦l , era y soy amigo de Teddy y se est¨¢n leyendo cosas muy feas y hay un mont¨®n de gente, peri¨®dicos, radios, discotecas... muchos, que les viene de puta madre esta crisis para no pagar, porque lo que no quieren es pagar el trabajo de una serie de profesionales que tienen que cobrar por su trabajo.
P. ?Qu¨¦ hay de ese disco del que a¨²n no hay nombre?
R. Voy a hacerlo con Serrat a cuatro manos y dos voces, los dos intervenimos en letras y m¨²sicas y las asumimos los dos y ha salido un h¨ªbrido que no es ni Serrat ni Sabina, un peque?o Frankestein que no tienen nombre, pero no es imposible que se llame, por motivos obvios y porque hay una canci¨®n con ese nombre, La orquesta del Titanic, aquella que sigui¨® tocando mientras todo se hunde.
R. ?Usted seguir¨¢ cantando mientras todo se hunde?
P. No. Yo me sentar¨¦ en mi sill¨®n, no a esperar a la muerte, pero s¨ª a leerme la ¨²ltima versi¨®n de Guerra y la paz de Tolstoi.
Un musical de canallas
22 canciones del compositor jiennense se subir¨¢n al escenario del Teatro Rialto el pr¨®ximo 6 de octubre. M¨¢s de cien mentiras llega a la Gran V¨ªa en una producci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa C¨¢mara y ?ngel Su¨¢rez pero con el encanto de que los personajes no ser¨¢n j¨®venes enamoradizos y chicas edulcoradas. Las putas, los cobardes, los delincuentes y los canallas ser¨¢n los h¨¦roes de esta historia de ajuste de cuentas y vidas al l¨ªmite. En el reparto, caras conocidas del teatro musical espa?ol y de las series televisivas: Juan Pablo di Pace, ?lex Barahona, Guadalupe Lancho y V¨ªctor Mass¨¢n.
Para poner en marcha el proyecto han hecho falta nueve arreglistas para las canciones -bajo la supervisi¨®n de Pancho Varona y el propio Sabina- y siete core¨®grafos, adem¨¢s de cuatro a?os de trabajo -dos para elaborar el gui¨®n- y tres millones de euros gastados en el montaje. Los productores aseguran que ya est¨¢ agotado el papel hasta el d¨ªa 12 de octubre, pero a¨²n no han recuperado la inversi¨®n. Sin embargo, sus creadores ya ponen la vista en M¨¦xico y Argentina y barajan hacer una pel¨ªcula con el mismo reparto.
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