La responsabilidad por el desastre de Fukushima
Hace no mucho, le¨ª una obra de ciencia-ficci¨®n en la que la humanidad decide enterrar cantidades ingentes de residuos radiactivos en las profundidades subterr¨¢neas. No saben de qu¨¦ modo deben advert¨ªrselo a la generaci¨®n futura, a la que se le dejar¨¢ el cometido de deshacerse de los residuos, ni qui¨¦n debe firmar la advertencia.
Desgraciadamente, la situaci¨®n ya no es un tema de ficci¨®n. Estamos endosando unilateralmente nuestras cargas a las generaciones futuras. ?Cu¨¢ndo abandon¨® la humanidad los principios morales que nos imped¨ªan hacer algo as¨ª? ?Hemos superado un punto de inflexi¨®n fundamental en la historia?
Despu¨¦s del 11 de marzo, me quedaba levantado todas las noches hasta bien tarde viendo la televisi¨®n (una costumbre reci¨¦n adquirida tras el desastre). Hubo un periodista de televisi¨®n que fue a mirar en una casa con las luces encendidas en una zona que, por lo dem¨¢s, estaba a oscuras debido a las ¨®rdenes de evacuaci¨®n. Result¨® que una yegua estaba de parto y el propietario era incapaz de irse de su lado. Al cabo de unos d¨ªas, el periodista volvi¨® a visitar la granja y vio a la yegua y a su potrillo en el interior a oscuras. La expresi¨®n del propietario era sombr¨ªa. No hab¨ªan permitido que el potro saliese a correr en libertad porque sobre la hierba hab¨ªa ca¨ªdo lluvia contaminada por el material radiactivo.
Lo mejor y lo m¨¢s r¨¢pido es abolir la energ¨ªa nuclear y suprimir la radiactividad de ra¨ªz
La crisis se ha llevado vidas que muchas personas siguen intentando recuperar. ?Qu¨¦ mensajes podemos transmitirles a esas personas y de qu¨¦ modo? Yo tambi¨¦n necesito o¨ªr esas palabras y la persona a la que he recurrido en busca de orientaci¨®n es el f¨ªsico Shuntaro Hida, que ha estado hablando sobre los peligros de la exposici¨®n del pa¨ªs a la radiaci¨®n desde el bombardeo at¨®mico de Hiroshima.
En una entrevista publicada en la edici¨®n de septiembre de la revista Sekai, Hida recomienda: "Si ya han estado expuestos, deben estar preparados. Res¨ªgnense. D¨ªganse a ustedes mismos que pueden tener mala suerte y sufrir unas consecuencias horribles al cabo de varias d¨¦cadas. Luego, traten de reforzar su sistema, h¨¢ganlo inmune todo lo que puedan para combatir los peligros de la radiaci¨®n. ?Pero ser¨¢ suficiente para protegerse el hacer el esfuerzo de evitar comprar verduras que puedan estar contaminadas? Es mejor tomar precauciones que no tomarlas. Los materiales radiactivos siguen escapando de Fukushima, incluso ahora. Los alimentos contaminados se han infiltrado en el mercado, as¨ª que, desgraciadamente, no hay ning¨²n m¨¦todo garantizado para protegerse de la exposici¨®n. Abolir la energ¨ªa nuclear y suprimir la radiactividad de ra¨ªz es un modo mucho m¨¢s r¨¢pido de abordar el problema".
No quiero transmitir estas palabras a los hombres -los pol¨ªticos, los bur¨®cratas, los empresarios- que intentan imponer a las generaciones futuras la dif¨ªcil tarea de deshacerse de los residuos radiactivos que se han generado y siguen gener¨¢ndose por culpa de una pol¨ªtica energ¨¦tica que pone la capacidad de producci¨®n y la fortaleza econ¨®mica por delante de todo lo dem¨¢s. M¨¢s bien, quiero transmitir estas palabras a las mujeres -las j¨®venes madres- que r¨¢pidamente se han dado cuenta de los peligros que se les plantean a sus hijos y tratan de encarar el problema de frente.
Despu¨¦s de que los votantes italianos rechazaran la reanudaci¨®n de las operaciones en sus centrales nucleares, un funcionario de alto rango del Partido Democr¨¢tico Liberal de Jap¨®n atribu¨ªa el resultado del refer¨¦ndum a la "histeria colectiva", dando a entender que el poder de las mujeres estaba detr¨¢s de los resultados. Una mujer italiana de la industria del cine respondi¨® al insulto diciendo: "Es probable que los hombres japoneses se vean empujados a la acci¨®n por una histeria colectiva que pone la productividad y el poder¨ªo econ¨®mico por delante de todo lo dem¨¢s. Hablo solamente de hombres porque, se est¨¦ donde se est¨¦, las mujeres nunca ponen nada por delante de la vida. Si Jap¨®n no solo perdiese su condici¨®n de superpotencia econ¨®mica sino que adem¨¢s cayese en una pobreza prolongada, ?todos sabemos por las pel¨ªculas japonesas que las mujeres superar¨ªan esas dificultades!".
Los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, la derrota de Jap¨®n en la II Guerra Mundial y la subsiguiente ocupaci¨®n del pa¨ªs por las fuerzas aliadas tuvieron lugar durante mi ni?ez. Todos ¨¦ramos pobres. Pero cuando se dio a conocer la nueva Constituci¨®n, me impresion¨® la repetici¨®n de la palabra "determinaci¨®n" en su pre¨¢mbulo. Me llenaba de orgullo saber que los mayores ten¨ªan tanta resoluci¨®n. Hoy, a trav¨¦s de los ojos de un hombre mayor, veo Fukushima y las dif¨ªciles circunstancias a las que este pa¨ªs se enfrenta. Y sigo teniendo esperanza en una nueva firmeza del pueblo japon¨¦s.
Kenzaburo O¨¦, nacido en 1935, recibi¨® en 1994 el Premio Nobel de Literatura. Tras el inicio de la crisis en la central nuclear de Fukushima 1, algunos m¨²sicos y escritores, entre ellos O¨¦, publicaron una declaraci¨®n pidiendo la supresi¨®n de la energ¨ªa nuclear. El 19 de septiembre se celebr¨® una concentraci¨®n antinuclear en el parque Meij¨ª de Tokio. Este art¨ªculo fue publicado originalmente el 19 de septiembre de 2011 en The Mainichi Daily News. Traducci¨®n de News Clips.
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