M¨¢s vale tarde que etc¨¦tera
En Barcelona ha sucedido un fen¨®meno rese?able: Exitus, de Titzina Teatro, no s¨®lo ha llenado la Villarroel (a principio de temporada, cuando, dicen, las salas est¨¢n fam¨¦licas) sino que adem¨¢s ha prorrogado. Lo verdaderamente ins¨®lito radica en que el tema de Exitus es, por consenso, el menos comercial de la historia: la muerte. Y no la muerte metaforizada, parabolizada o liofilizada: la guada?era con todos sus dientes, desde el comunicado fatal hasta la ¨²ltima paletada. El hecho de que la funci¨®n haya tardado dos a?os en llegar a Barcelona (siendo, a los efectos, un grupo que vive y trabaja en Catalu?a) dice mucho de la sagacidad de los programadores, pero no voy a arrojarles demasiadas piedras porque rebotar¨ªan en mi propio tejado: se me escap¨® Exitus a su paso por La Abad¨ªa el invierno pasado. Doble bravo, por cierto, a Jos¨¦ Luis G¨®mez y a Carol L¨®pez: ambos intuyeron que cuando algo tiene calidad, cuando es aut¨¦ntico, cuando juega en serio, el p¨²blico responde por muy arduo que sea el contenido, porque la verdad y el arte siempre est¨¢n a favor de la vida y siempre son euforizantes. Diego Lorca y Pako Merino llevan diez a?os jugando y ganando con sus propias cartas, que es el sue?o de todo artista. Cartas que no pod¨ªan ser m¨¢s arriesgadas: Folie ¨¤ deux (2002) versaba sobre la locura; Entra?as (2005), sobre la guerra; Exitus (2009) sobre lo que tiembla en la punta de cada tenedor, como dir¨ªa Burroughs. Tres episodios se entrecruzan en este espect¨¢culo, cuyo t¨ªtulo alude al t¨¦rmino que los m¨¦dicos utilizan para anotar la defunci¨®n de un paciente. En el primero, dos hermanos distantes vuelven a encontrarse ante la enfermedad terminal del m¨¢s joven. En el segundo, un parado se ve obligado a coser y maquillar cad¨¢veres en la funeraria municipal. El tercero es casi un entrem¨¦s chejoviano: un abogado (el hermano mayor del primer episodio) trata de explicar los pormenores testamentarios a un padre de familia que duda a la hora de repartir su legado. El relato de los dos hermanos es conmovedor y destila una sentimentalidad seca que refuerza su impacto; el del abogado y el cliente, pese a estar tan magn¨ªficamente interpretado como los otros, me interesa menos. El de la funeraria me deslumbra porque est¨¢ contado en clave de comedia, que para m¨ª es el arte supremo. Me pareci¨® ver a dos hijos (o nietos, m¨¢s bien) de Manfredi y Landa en los personajes de ese parado que ha de vencer su miedo y su repugnancia para poder llevar un salario a casa y ese "maestro tanatopr¨¢ctico" tan desgraciado como ¨¦l pero que se considera un artesano y se siente orgulloso de su oficio, evocando siempre su lejano cursillo en Par¨ªs como la cima de su vida. A unos les har¨¢ pensar en A dos metros bajo tierra; otros aplaudir¨¢n la herencia de Azcona: humor, desgarro, y una mirada llena de respeto por lo que esos hombres hacen y c¨®mo lo hacen: ese espl¨¦ndido momento en el que el maestro reprocha, sin palabras, las indelicadezas del disc¨ªpulo.
Comedia, drama y equilibrio de registros: ese es el portento definitivo de esta funci¨®n
Exitus est¨¢ llena de portentos como ese. Todo parece exquisitamente cuidado: la escenograf¨ªa de Jordi Soler, con sus paneles deslizantes y el ata¨²d multiusos; las luces y sombras de Miguel Mu?oz; el espacio sonoro, atmosf¨¦rico y nunca invasivo, de Jonatan Bernab¨¦u. Hay algo de danza en este espect¨¢culo, no en vano sus oficiantes se formaron con Lecoq. Danza que nada tiene de exhibici¨®n de poderes: son pinceladas precisas, leves y poderosas, que brotan en el momento justo, como el cuerpo que se desploma, como si cayera en un territorio cenagoso, al recibir el primer zarpazo de la enfermedad. Si Exitus fuera un musical romper¨ªan a cantar s¨®lo cuando la pasi¨®n lo exigiera, ni antes ni despu¨¦s. Hay cumbres de la m¨ªmica (y la palabra se queda corta) como cuando los dos funerarios ponen a punto un cad¨¢ver inexistente y nos lo hacen ver gracias a esos toques certeros y estudiad¨ªsimos. Hay un trabajo actoral proteico que nunca recurre a la caricatura: cuesta creer que Pako Merino sea el irascible abogado y el humilde y afable aprendiz de funerario y Diego Lorca encarne al exhausto hermano y el en¨¦rgico maestro. Las transformaciones culminan en el tour de force de la ronda de p¨¦sames, donde los dos se multiplican hasta crear un atestado plano secuencia digno de figurar en Pl¨¢cido.
Volvemos, de nuevo, a la eterna comedia humana que, como la verdadera poes¨ªa, no se anuncia, no se subraya: ha de parecer que brota de repente, como brota en la vida, entre dos esquinas angostas. La gran comedia siempre se cimienta en un afinad¨ªsimo sentido de la observaci¨®n, en la modulaci¨®n de los tonos y los ritmos. Cada vez hay m¨¢s gente (Del Arco, Sanzol, Montero y Maidag¨¢n, Lorca y Merino) que est¨¢ escribiendo comedia sin buscar la risa f¨¢cil, desde la verdad y la naturalidad, porque la ¨²nica forma de ser original es no buscar serlo, escribir desde el coraz¨®n y no situarse por encima de los personajes ni del p¨²blico. Comedia, drama, y equilibrio de registros: ese es el portento definitivo de esta funci¨®n. Es muy dif¨ªcil encontrar un espect¨¢culo que tenga los tempos precisos. ?C¨®mo se mide eso? Por la sensaci¨®n de que las escenas respiran con sensatez, sin ¨¦nfasis innecesarios; porque apetece "estar all¨ª", estar en su interior aunque el asunto sea tenebroso; porque texto y actores te hacen mirar y escuchar sin chantajes emocionales, sin mostrar esfuerzo, sin llamar la atenci¨®n sobre el estilo. Lorca y Merino no buscan la risa. No enga?an al p¨²blico, no venden Exitus como una comedia. No etiquetan, no predisponen. La risa y la emoci¨®n llegan cuando han de llegar, pero si lo hacen es porque hay una arquitectura de la sutileza que retira el andamio despu¨¦s de levantar el edificio: eso es una inusual gentileza para con el p¨²blico, y como tal tambi¨¦n hay que celebrarla. La verdad de Exitus est¨¢ hecha de contenci¨®n, de minuciosidad. Aqu¨ª hay hondura y nitidez de trazo, lo que equivale a decir nitidez de mirada y de sentimiento. Aqu¨ª se habla de las cosas que importan con un trabajo textual y actoral de extraordinaria calidad. Han dado la vuelta a Espa?a y la gira sigue: aqu¨ª abajo se lo contamos.
Octubre: Zaragoza (d¨ªa 14), Valencia (del 19 al 13). Noviembre: Collado Villalba (Madrid, d¨ªa 4); Coslada (Madrid, 5); Teruel (12); Estella (Pamplona, 18); M¨®stoles (Madrid, 25); Alcorc¨®n (Madrid, 26). Diciembre: Pedrola (Arag¨®n, d¨ªa 7). www.titzinateatro.com.
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