Obama: "Es un hito para la derrota de Al Qaeda"
El Aulaki, que hab¨ªa nacido en Estados Unidos, no estaba acusado de ning¨²n delito ni hab¨ªa sido juzgado en su pa¨ªs
Barack Obama valor¨® ayer la muerte de Anwar el Aulaki como "otro hito en el camino hacia la derrota de Al Qaeda y sus afiliados". Los investigadores norteamericanos consideran su desaparici¨®n el mayor logro de la lucha antiterrorista desde la eliminaci¨®n de Osama bin Laden y, aunque alcanz¨® notoriedad sobre todo por sus pr¨¦dicas religiosas extremistas en Internet, se le atribuye desde hace tiempo una destacada responsabilidad operativa.
El presidente norteamericano, en el acto oficial de despedida del Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de EE UU, almirante Michael Mullen, calific¨® el ataque que acab¨® con la vida de El Aulaki como "un gran golpe contra Al Qaeda" y aludi¨® al cl¨¦rigo nacido en territorio estadounidense como el principal responsable de Al Qaeda en la Pen¨ªnsula Ar¨¢biga, "la rama m¨¢s activa" de la red creada por Bin Laden.
Pol¨¦mica en EE UU sobre la legitimidad de matar a un ciudadano sin cargos
Obama advirti¨® que ese golpe demuestra, adem¨¢s, la decisi¨®n de su Administraci¨®n de perseguir sin tregua a los cabecillas terroristas all¨ª donde se encuentren. "Al Qaeda no va a encontrar un santuario en ninguna parte del mundo", asegur¨®. El Gobierno de Obama ha multiplicado en los ¨²ltimos meses este tipo de ataques selectivos, especialmente con aviones sin tripulaci¨®n (drones) en Afganist¨¢n, pero tambi¨¦n en Pakist¨¢n, Somalia y Yemen.
La muerte de Al Aulaki es fruto de una compleja operaci¨®n de los servicios de inteligencia de EE UU, que estuvieron siguiendo muy de cerca sus pasos desde hac¨ªa, al menos, un par de semanas. En ella intervinieron agentes de la CIA sobre el terreno y fuerzas del Comando Conjunto de Operaciones Especiales, el mismo que llev¨® a cabo el asalto y la muerte de Bin Laden.
Antes de tener tiempo para efectuar pruebas de ADN o tomar fotograf¨ªas del cad¨¢ver, las autoridades estadounidenses dieron ya por seguro que El Aulaki era uno de los muertos en el ataque, realizado por drones, con el apoyo de aviones convencionales. Eso hace pensar que el l¨ªder religioso estaba muy estrechamente vigilado por los servicios de seguridad norteamericanos, incluso que agentes de este pa¨ªs pudieron presenciar lo ocurrido en el mismo lugar de los hechos.
La muerte de El Aulaki demuestra una nueva y sorprendente eficacia de las operaciones dise?adas entre la CIA y el Pent¨¢gono para eliminar a dirigentes terroristas. Ante el inminente final de la guerra de Irak y el comienzo de la retirada de Afganist¨¢n, esa f¨®rmula se va imponiendo, sobre la guerra convencional, como la v¨ªa m¨¢s adecuada para hacer frente a este tipo de enemigos.
La colaboraci¨®n entre la CIA y la Secretar¨ªa de Defensa, que en el pasado era dif¨ªcil, ha ido creciendo paulatinamente desde que Obama est¨¢ en la presidencia. El m¨¢ximo exponente de esa conexi¨®n es el nombramiento del c¨¦lebre general David Petraeus como director de la agencia de espionaje, donde ejerce desde comienzos de este mes.
Pero la muerte de El Aulaki tiene otro ¨¢ngulo que ha llamado la atenci¨®n de las organizaciones de derechos humanos. El Aulaki no estaba formalmente acusado de ning¨²n delito ni hab¨ªa sido sometido a ning¨²n proceso en EE UU. A diferencia de Bin Laden, quien asumi¨® la responsabilidad del 11-S y contra quien hab¨ªan aportado pruebas muchos de los detenidos despu¨¦s de aquel episodio criminal, El Aulaki nunca hab¨ªa reconocido p¨²blicamente su vinculaci¨®n con ning¨²n acto terrorista.
El Aulaki, adem¨¢s, naci¨® en Nuevo M¨¦xico y, aunque sus padres son yemen¨ªes y reside en su pa¨ªs de origen desde hace a?os, su muerte ha despertado una pol¨¦mica sobre la legitimidad del Gobierno para matar a un ciudadano norteamericano contra el que no existe ninguna orden de captura emitida por un tribunal. Existe el agravante de que, junto a ¨¦l, muri¨® ayer otro militante nacido en EE UU, Samir Khan, quien se ocupaba de publicar una revista de Al Qaeda llamada Inspire.
Las pruebas m¨¢s fuertes contra El Aulaki son, seg¨²n los investigadores norteamericanos, las confesiones del nigeriano Omar Faruk Abdulmutallab, que fue detenido cuando se dispon¨ªa a explotar una bomba en un avi¨®n en Detroit en la Navidad de 2009. Se demostr¨® que Abdulmutallab hab¨ªa viajado a Yemen para recibir instrucci¨®n militar y, posiblemente, los explosivos para su atentado. Las autoridades norteamericanas tambi¨¦n vinculan a El Aulaki con el soldado de EE UU Nidal Malik Hassan, que mat¨® a 13 compa?eros en la base de Fort Hood en 2009.El m¨²ltiple asesino declar¨® que el cl¨¦rigo yemen¨ª, que frecuentemente alentaba a la violencia contra EE UU, era su "inspiraci¨®n" y su "h¨¦roe".
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