Rania amada, reina odiada
Rania al Abdul¨¢, nacida Rania al Yassin, encarna todas las contradicciones del pa¨ªs en el que reina. Y alguna m¨¢s: en el extranjero es altamente popular y se la considera una de las mujeres m¨¢s influyentes del mundo, mientras en Jordania resulta dif¨ªcil encontrar a alguien que hable bien de ella. Rania parece haberse convertido en el punto m¨¢s d¨¦bil de una monarqu¨ªa a¨²n prestigiosa. Desde que, en febrero, un grupo de representantes de las tribus jordanas la acus¨® directamente de corrupci¨®n, algo sustancial ha cambiado en el reino hachem¨ª. La familia real ya no es intocable. El tab¨² se ha roto. Y eso ha ocurrido por Rania.
La reina jordana no es la ¨²nica afectada por lo que la revista Slate llam¨® "s¨ªndrome de Mar¨ªa Antonieta". Como la reina Mar¨ªa Antonieta en la Revoluci¨®n Francesa, las elegantes esposas de los aut¨®cratas ¨¢rabes se han convertido en s¨ªmbolos del rechazo popular. Asma el Asad, la esposa del presidente sirio, luc¨ªa hace solo unos meses modelos en Vogue y afirmaba que Siria era "el pa¨ªs m¨¢s seguro" de Oriente Pr¨®ximo. Ahora est¨¢ en paradero desconocido. Jadiya el Gamal, esposa del hijo y presunto sucesor de Hosni Mubarak, clienta de los modistas y cirujanos pl¨¢sticos m¨¢s caros, es hoy la esposa de un recluso. Leila Trabelsi, la codiciosa esposa del ex presidente tunecino Ben Ali, vive refugiada en Arabia Saud¨ª.
Rania es un caso especial, porque el r¨¦gimen jordano dispone de mayor flexibilidad que el resto de autocracias y hasta ahora no se ha visto engullido por la ola revolucionaria. Ella, adem¨¢s, se esfuerza por mejorar las condiciones de vida de mujeres y ni?os y puede acreditar ¨¦xitos en ese sentido. En ¨²ltimo extremo, sin embargo, su situaci¨®n no difiere de la de otras reinas ¨¢rabes del lujo y del papel cuch¨¦: es percibida como una mujer rebosante en privilegios y ajena a la realidad de sus s¨²bditos. Adem¨¢s, es palestina en un pa¨ªs con un problema palestino. E interviene en las decisiones pol¨ªticas, en un pa¨ªs conservador y de tradiciones machistas.
Jordania es un pa¨ªs peque?o, del tama?o de Castilla-La Mancha, y muy complejo. Su poblaci¨®n, de 6,5 millones de personas, est¨¢ dividida en dos: los transjordanos, gente procedente de las tribus nativas de la ribera oriental del Jord¨¢n, que constituye la base hist¨®rica de la monarqu¨ªa, y los palestinos, desplazados desde la ribera occidental del r¨ªo a ra¨ªz de las guerras ocasionadas por la creaci¨®n de Israel y el rechazo ¨¢rabe a la misma. La migraci¨®n palestina tuvo un momento muy traum¨¢tico en el llamado septiembre negro de 1970, cuando el rey Hussein se enfrent¨® a las milicias palestinas de la OLP y las expuls¨® del pa¨ªs, pero en general Jordania ha sido mucho m¨¢s acogedora con los refugiados que los dem¨¢s pa¨ªses de la regi¨®n.
La divisi¨®n, en cualquier caso, permanece. Rige un pacto t¨¢cito seg¨²n el cual los transjordanos gozan de un pr¨¢ctico monopolio sobre las administraciones p¨²blicas y el Ej¨¦rcito y se benefician del grueso de las subvenciones estatales, mientras los palestinos, a quienes se atribuye con cierta raz¨®n un notable dinamismo empresarial, dominan el sector privado.
Rania es de origen palestino, aunque naci¨® en Kuwait el 31 de agosto de 1970. Sus padres, de la familia Al Yassin, dejaron la aldea de Tulkarm, al norte de la actual Cisjordania ocupada por Israel, y emigraron a Kuwait, donde hicieron fortuna. Rania estudi¨® Ciencias Empresariales en la Universidad Americana de El Cairo y luego se reuni¨® de nuevo con su familia en Amm¨¢n, la capital jordana, en la que sus padres se hab¨ªan establecido tras la invasi¨®n de Kuwait por Irak en 1990. Trabaj¨® para el Citibank y luego para Apple. Abdal¨¢, hijo mayor del rey Hussein, la conoci¨® en 1992 a trav¨¦s de una de sus hermanas.
Abdal¨¢ era un alto oficial del Ej¨¦rcito y no contaba en absoluto con convertirse en rey; el pr¨ªncipe heredero era Hassan, hermano de Hussein, y Abdal¨¢, educado en Inglaterra y Estados Unidos, se hab¨ªa trazado un plan de vida m¨¢s o menos confortable: generalato, paracaidismo, coches deportivos y grandes fiestas, seg¨²n cuenta ¨¦l mismo en su autobiograf¨ªa La ¨²ltima gran oportunidad.
Por eso no suscit¨® grandes problemas el que se casara con una mujer de origen palestino.
La situaci¨®n empez¨® a cambiar a finales de 1998, cuando se hizo obvio que el rey Hussein estaba muriendo de c¨¢ncer. Amm¨¢n herv¨ªa de rumores sobre las malas relaciones entre la reina Noor, cuarta esposa de Hussein y muy popular en el reino, y la esposa de Hassan, pr¨ªncipe heredero. Noor presionaba a Hussein para que cambiara los planes sucesorios y dejara el trono a Hamz¨¢, el hijo primog¨¦nito de la pareja. Hussein, sin consultarlo con nadie, adopt¨® una soluci¨®n intermedia. En enero de 1999, el rey, a punto de morir, convoc¨® a Abdal¨¢ y le anunci¨® su inmediato nombramiento como pr¨ªncipe heredero, en perjuicio de Hassan. Tambi¨¦n le sugiri¨® que en cuanto ocupara el trono nombrara como heredero a Hamz¨¢, el candidato de Noor.
Hussein falleci¨® el 7 de febrero de 1999. Abdal¨¢ se convirti¨® en rey, Rania adopt¨® el t¨ªtulo de princesa real, Noor mantuvo el t¨ªtulo de reina y Hamz¨¢ asumi¨® la funci¨®n de pr¨ªncipe heredero. Ese equilibrio buscado por Hussein se rompi¨® en semanas. El 21 de marzo, el rey Abdal¨¢ nombr¨® reina a su esposa, Rania. La viuda Noor se march¨® a Estados Unidos al d¨ªa siguiente. "Desde entonces, mi relaci¨®n con Noor ha sido fr¨ªa", reconoce Abdal¨¢ en su autobiograf¨ªa. A?os m¨¢s tarde, Hamz¨¢ perdi¨® la posici¨®n de heredero en beneficio de Hussein, hijo de Abdal¨¢ y Rania.
La poblaci¨®n transjordana, en general conservadora y religiosa, empez¨® a desconfiar de su reina. No les gustaba que vistiera ropas occidentales de lujo, no les gustaba que imperara en las revistas de moda, no les gustaba que fuera por el mundo con la cabeza descubierta y exhibiendo personalidad. Y a¨²n les gustaban menos los rumores sobre su protagonismo pol¨ªtico en palacio. A su activismo en materias como la educaci¨®n, la protecci¨®n de la infancia, los derechos de la mujer y el di¨¢logo interreligioso, mediante fundaciones propias o en coordinaci¨®n con organismos internacionales como la ONU y la Unicef, sumaba un indisimulado poder institucional: participaba en reuniones pol¨ªticas junto a su esposo y no callaba sus opiniones.
Estamos hablando de la primera d¨¦cada del siglo XXI, cuando se coc¨ªa de forma subterr¨¢nea la brutal sacudida hoy en curso bajo la denominaci¨®n de primavera ¨¢rabe. Estamos hablando de la d¨¦cada marcada por los atentados del 11 de septiembre de 2001 y la guerra contra el terror lanzada por Estados Unidos, unos a?os en los que las autocracias ¨¢rabes acentuaron la represi¨®n y en los que se produjo una explosi¨®n demogr¨¢fica.
En 2010, la reina Rania celebr¨® con gran pompa sus 40 a?os. Desplaz¨® a 600 invitados al hermos¨ªsimo desierto de Wadi Rum (escenario de la pel¨ªcula Lawrence de Arabia), ilumin¨® los farallones con un gigantesco cartel el¨¦ctrico con la cifra "40" y ofreci¨® alimentos y bebidas con gran esplendidez. R¨¢pidamente surgieron comparaciones populares con los fastos de Pers¨¦polis, que simbolizaron el derroche del sha de Persia (hoy Ir¨¢n) y fueron el preludio de su ca¨ªda.
Poco despu¨¦s se produjo la gigantesca filtraci¨®n de comunicaciones diplom¨¢ticas de Wikileaks. Los jordanos, tanto transjordanos como palestinos, comprobaron que el protagonismo pol¨ªtico de Rania era tan notable como se rumoreaba. En los cables de la Embajada de Estados Unidos se reflejaban tanto las opiniones de Rania (muy activa en las advertencias a Washington sobre la amenaza del r¨¦gimen iran¨ª sobre la regi¨®n) como el malestar que las mismas generaban en las tribus transjordanas, base de la monarqu¨ªa. Hubo algo que toc¨® el nervio m¨¢s sensible de la sociedad jordana: el tes¨®n con que Rania impuls¨® los cambios legislativos a favor de la mujer, entre ellos el de que las mujeres pudieran transmitir la ciudadan¨ªa a sus hijos. Eso fue interpretado por los transjordanos como una v¨ªa para la nacionalizaci¨®n masiva de palestinos, con la consiguiente victoria demogr¨¢fica de los inmigrantes del otro lado del r¨ªo. La gran filtraci¨®n de Wikileaks se desarroll¨® en diciembre. En ese mismo mes, en una localidad tunecina llamada Sidi Bouzid, un joven vendedor de frutas, Mohamed Bouazizi, se inmol¨® en p¨²blico, harto de la pobreza y del maltrato policial. Fue el principio de la primavera ¨¢rabe.
Los reg¨ªmenes corruptos de T¨²nez y Egipto cayeron en poco tiempo. Estall¨® la guerra en Libia. Las protestas en Siria suscitaron una represi¨®n m¨¢s y m¨¢s sangrienta. Abdal¨¢ de Jordania, un monarca absoluto de instintos moderados, tom¨® precauciones y aprob¨® una serie de medidas econ¨®micas (aumento de los salarios p¨²blicos, subvenciones a ciertos productos) para evitar que el creciente descontento en su pa¨ªs, reflejado en manifestaciones poco numerosas pero frecuentes, desembocara en una crisis. Paralelamente, impuls¨® una reforma constitucional que Martin Beck, representante en Amm¨¢n de la fundaci¨®n alemana Konrad Adenauer, dedicada a promover internacionalmente los valores democr¨¢ticos y la justicia social, califica de "t¨ªmida e insuficiente, pero en la direcci¨®n correcta".
La cr¨ªtica lanzada por 36 representantes tribales cisjordanos el 11 de febrero, justo el d¨ªa en que dimiti¨® el presidente egipcio Hosni Mubarak, cay¨® como un mazazo. "Antes que la estabilidad y la comida, el pueblo jordano busca libertad, dignidad, democracia, justicia, igualdad, derechos humanos y el fin de la corrupci¨®n", dec¨ªa la declaraci¨®n tribal. La redacci¨®n evitaba cuidadosamente cualquier cr¨ªtica directa al rey, pero se cebaba con la reina, con referencias a su fiesta en el desierto de Wadi Rum ("rechazamos esos cumplea?os escandalosos que se celebran a expensas de los pobres y del tesoro nacional") y a varios art¨ªculos recientes de la agencia France Presse en los que se hablaba de supuestas actividades de Rania a favor del enriquecimiento de su familia. Los representantes tribales consideraban que Rania hab¨ªa influido para que los Al Yassin se hicieran con grandes terrenos de pastoreo que, seg¨²n la tradici¨®n, deb¨ªan ser devueltos a las tribus tras su utilizaci¨®n por el Estado. En la declaraci¨®n se la llegaba a comparar con Leila y Suzanne, las "presidentas clept¨®manas" de T¨²nez y Egipto.
El entorno de la monarqu¨ªa, movilizado por el rey, se desat¨® contra la delegada de France Presse, Randa Habib, y denunci¨® que sus art¨ªculos se basaban en "chismorreos y afirmaciones sin base". Pero no hubo represalias contra los firmantes de la declaraci¨®n tribal. Y, discretamente, el asunto de los pol¨¦micos terrenos, en el distrito de Balca, fue asignado a los tribunales. "En lo sustancial, la denuncia era cierta", afirma el periodista Hani Hazaimeh, redactor y comentarista del diario en ingl¨¦s Jordan Times.
"Jordania est¨¢ cambiando y se est¨¢ haciendo m¨¢s transparente, en parte por las reformas pol¨ªticas, modestas pero v¨¢lidas, y sobre todo por la revoluci¨®n en las comunicaciones", indica Hazaimeh. El periodista se?ala que la prensa tradicional ejerce su funci¨®n con mayor libertad, aunque son las redes sociales las protagonistas del cambio: "En Jordania, Internet llega al 47% de la poblaci¨®n, y ese es el mayor ¨ªndice de penetraci¨®n de Oriente Pr¨®ximo; hay m¨¢s de un tel¨¦fono m¨®vil por persona, Facebook es popular¨ªsimo y existen m¨¢s de 200 blogs que abordan sin tab¨²es los asuntos pol¨ªticos y el mal end¨¦mico de la corrupci¨®n, uno de los que m¨¢s preocupan a los jordanos", explica Hazaimeh.
Los Hermanos Musulmanes, la gran organizaci¨®n islamista de Oriente Pr¨®ximo, son legales en Jordania, pero no muy influyentes: se calcula que representan a un m¨¢ximo del 20% de la poblaci¨®n y a un m¨ªnimo del 5%. La eficacia de los servicios secretos, la legitimidad del rey (descendiente de Mahoma como miembro de la dinast¨ªa hachem¨ª), la benevolencia del r¨¦gimen y el car¨¢cter en general apacible de los jordanos hacen que el pa¨ªs sea m¨¢s estable que la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la regi¨®n; por otra parte, la explosi¨®n demogr¨¢fica (casi el 70% de la poblaci¨®n es menor de 30 a?os, lo que supone que Jordania es a¨²n m¨¢s joven que Egipto o Libia) y la falta de empleo amenazan esa estabilidad.
Los transjordanos, que representan algo menos de la mitad de la poblaci¨®n debido al crecimiento de los palestinos, se sienten especialmente afectados por la corrupci¨®n, ya que viven en gran parte del presupuesto p¨²blico y consideran que los negocios turbios merman la riqueza nacional. Los palestinos, dominantes en el sector privado, tambi¨¦n se quejan de la corrupci¨®n porque da?a a las empresas. "Este pa¨ªs no tiene ni agua ni petr¨®leo, vive de las ayudas exteriores, en especial de Arabia Saud¨ª, y solo puede prosperar si utiliza a fondo el alto nivel educativo de su gente y su esp¨ªritu emprendedor", comenta un abogado palestino, especializado en auditor¨ªas, que finalmente prefiere que no se haga p¨²blico su nombre "por no correr riesgos".
El rey sigue siendo intocable, pero su r¨¦gimen est¨¢ bajo cuesti¨®n. Y las denuncias se centran en la reina. "Rania no es popular, nunca lo ha sido, y ahora se la utiliza para criticar al rey a trav¨¦s de ella", indica el analista alem¨¢n Martin Beck. La posici¨®n de Rania es cada vez m¨¢s delicada.
Ambiciones pol¨ªticas
Las filtraciones de los papeles del Departamento de Estado a cargo de Wikileaks confirmaron la dimensi¨®n pol¨ªtica de la reina. Rania no se present¨® ante una delegaci¨®n del Congreso de EE UU que visit¨® Jordania en mayo de 2009 como una mera comparsa del rey Abdal¨¢ II. Seg¨²n relat¨® Stephen Beecroft, el que fuera embajador en el reino hachem¨ª hasta este a?o, la reina "declar¨® su convicci¨®n de que la popularidad del presidente Obama ha contribuido a acallar las cr¨ªticas iran¨ªes a EE UU en los ¨²ltimos meses". Un a?o antes, otro cable atribu¨ªa a Rania opiniones sobre la amenaza iran¨ª ante otros diplom¨¢ticos estadounidenses. "El rey constat¨® que el colapso del proceso de paz podr¨ªa reforzar la influencia de Ir¨¢n. La reina a?adi¨® que en ¨²ltima instancia lo ¨²nico que podr¨¢ vencer la influencia iran¨ª ser¨¢n alternativas pol¨ªticamente moderadas y econ¨®micamente fuertes en la regi¨®n", expon¨ªa el entonces embajador David Hale. "Ambos hablaron de sus esfuerzos para construir un futuro econ¨®mico s¨®lido para los j¨®venes de Jordania". Una sinton¨ªa pol¨ªtica que refuta los extendidos rumores sobre los problemas en el matrimonio de los monarcas.
"Un peligro para la naci¨®n"
Buena parte de la tradicional poblaci¨®n transjordana nunca ha aprobado el gusto de su reina por marcas de lujo populares en Occidente como Givenchy, Marc Jacobs o Gucci. Tampoco que se exhiba globalmente con la cabeza descubierta. Seg¨²n reza el comunicado enviado al rey por una treintena de figuras destacadas de las poderosas tribus jordanas, la reina "est¨¢ construyendo centros de poder para su inter¨¦s que van contra lo que los jordanos y los hachem¨ªs han acordado en el Gobierno. Es un peligro para la naci¨®n, la estructura del Estado, la estructura pol¨ªtica y la instituci¨®n del trono".
Rania y Noor, reinas medi¨¢ticas
Cuando el rey Abdal¨¢ nombr¨® reina a su esposa, Rania, la viuda Noor se march¨® a Estados Unidos al d¨ªa siguiente. "Desde entonces, mi relaci¨®n con Noor ha sido fr¨ªa", reconoce el monarca en su autobiograf¨ªa. En la actualidad, la reina viuda Noor reside entre Jordania, Washington y Londres, donde sigue prestando apoyo a organizaciones internacionales. Pese a la gran popularidad de ambas, algo resulta evidente en la realeza jordana: las reinas pasan, los reyes permanecen; las reinas son funcionales, los reyes una instituci¨®n.
Rania y el rey 'trekkie'
Rania es una reina creada para las revistas del coraz¨®n, primordialmente para ?Hola! Una vez que Carolina se hiciera demasiado mayor para las portadas y que Obreg¨®n abandonara sus posados mallorquines, y antes que Letizia le copiara el acondicionador, Rania surgi¨® como esa mujer de portada capaz de llevar alg¨²n que otro modelazo de alta costura. Su look es el que suponemos lleva la clienta ¨¢rabe de la londinense Sloane Avenue cuando regresa a su emirato y se desprende de burkas. Lo verdaderamente interesante de Rania sigue siendo Abdal¨¢ II, que es un monarca absoluto de tacto moderado al frente de esa nave Enterprise llamada Jordania, sostenida por Arabia Saud¨ª. Lo de la Enterprise viene perfecto para explicar la calidad de trekkie empedernido de Abdal¨¢. Tan aficionado es a la saga de Star Trek que ha invertido, junto a unos grupos ¨¢rabes y norteamericanos, 1.500 millones de d¨®lares para construir un parque tem¨¢tico trekkie en el golfo de Aqaba que tendr¨¢, entre otras cosas, "un paseo a bordo de la m¨ªtica nave de la serie, con recreaci¨®n total del espacio exterior".
El rey consigui¨® el verdadero sue?o de su vida al participar en una de las pel¨ªculas Star Trek de los noventa (en la imagen). No tiene frase alguna, pero sus ojos delatan el infinito subid¨®n de estar dentro del filme, quiz¨¢ a cambio de una generosa contribuci¨®n a su presupuesto. Es como si formara parte del product placement de la pel¨ªcula, que se llevaba mucho en los noventa, donde importantes marcas colocaban m¨¢s o menos discretamente sus productos dentro de la escenograf¨ªa. Uno de los aciertos de la saga gal¨¢ctica es representar a los extraterrestres como seres humanos. Incluso se ha creado una Federaci¨®n de Planetas Unidos, cuya capital pol¨ªtica es Par¨ªs. Recordemos que la Academia de la Flota Interestelar est¨¢ en California, un eje en el que se maneja la propia Rania, de Par¨ªs a Los ?ngeles. L¨®gicamente, con la construcci¨®n del parque tem¨¢tico, de nombre Astrarium del Mar Rojo, Abdal¨¢ desea erigir una nueva Petra a la medida de sus aspiraciones, al tiempo que reconoce que ve a Jordania como una Enterprise terrestre. Jordania es un pa¨ªs del tama?o de Castilla-La Mancha, as¨ª que no es dif¨ªcil imaginarse a la presidenta Cospedal participando de las celebraciones a todo trapo de Rania y Abdal¨¢ cuando, superada la crisis y la primavera ¨¢rabe, los reyes de Jordania consigan abrir su parque tem¨¢tico. Y en ?Hola! y Hollywood, felices.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.